28 febrero 2017

"You´re dead!" de Flying Lotus: laptops, Morricone y hip hop experimental en decenas de capas sónicas

Leer entrevistas de los artistas que te gustan o los que acabas de conocer es una forma de conocer nueva música. Ellos son curadores de lo que te puede gustar. Y así me animé a escuchar "You´re dead!" de Flying Lotus, el alias de Steven Ellison, un DJ, productor musical y rapero -es mucho más- norteamericano que hace lo que se ha calificado como hip hop experimental y electrónica, pero que la verdad es difícil de describir.



Podríamos decir que es free jazz, para describir el uso de instrumentos análogos pero no basta para describir las pistas, las atmósferas y los samplers, algunas que pueden recordar a los primeros trabajos de Björk pero con una clara diferencia: la influencia afroamericana. Por algo Ellison es sobrino nieto de los Coltrane.

Quizás nombrando a algunos de sus colaboradores se podrá entender este laboratorio de composición que une laptops, raperos como Snoop Dogg y Kendrick Lamar y bizarras pistas abstractas que al mismo tiempo son bailables como alucinanets. Desdel exbaterista de The Mars Volta (Deantoni Parks), hasta el creador de la banda de death metal virtual Dethklock (Brendon Small), pasando por el pianista del quinteto de Miles Davis (Herbie Hancock), e incluso el genio Ennio Morricone en el tema Turtles.

Con trozos de drum n bass, baterías reales y samples de vinil, voces femeninas venidas del más allá procesadas por vocoders, arreglos orquestales que se unen a caóticos arreglos de vientos, capas y capas de sintetizadores con beats cortados, Flying Lotus te sumerge en un disco difícil de definir, que te ataca desde varios flancos con ese copy-paste creativo que lo hace tan de vanguardia como polémico, pero cuyos resultados me parecen certificados por el laureado compositor cinematográfico italiano.

27 febrero 2017

El début de Thank You Scientist te lleva a un lugar inexistente donde conviven saxofones, violas y guitarras progresivas

Después que descubrí a Thank You Scientist con "Stranger Heads Prevail", quienes cerrando el 2016 nos mostró cómo en un mismo disco pueden convivir el smooth jazz y el rock progresivo sin atropellarse, sino alternándose para dar cabida a un viaje extraordinario en que los escenarios van cambiando en cualquier momento. Así que después de este nuevo sabor, muy distinto al jazzcore de Zu o Shining, me fue inevitable irme de inmediato a su disco debut (también con Evil Ink de Claudio Sánchez, cantante de Coheed and Cambria).


En "Maps of Non-Existent Places" de 2012 aún no habían llegado al estilo pulido que les permitió conquistar audiencias más amplias, pero se tocan más detalles vanguardistas y experimentales en la forma de interpretación y composición, que incluso podrían recordar a Stradasphere.

Así que aquí también podrás escuchar confluir el intercambio incesante entre instrumentos de viento y de cuerdas con extravagancias propias del metal progresivo, pero en lugar de sólo experimentar la sensación de estar en una especie de concierto giratorio donde bandas distintas tienen distintos momentos frente al público, mientras en los interludios crean una complicidad que sirve de puente con momentos brillantes en que suenan al unísono, también hay intercambio de estructuras que le da riqueza interpretativa aunque lo aleja de públicos no conocedores o abiertos a experimentación.

Lo que puedes esperar son breakdowns de bajo y batería que dan espacio para que el saxofón y la guitarra distorsionada compitan con los sintetizadores, algo muy propio de la improvisación en jazz, produciendo una especie de hijo demente psicodélico que nace en la canción "Suspicious Waveforms", justo a la mitad del disco. A partir de entonces se complejiza: ya no sabes si escuchas rock tocado con violas y teclados, o jazz guitarrero. De nuevo, sin llegar a los extremos vanguardistas de Mr. Bungle, aunque apelando al virtuosismo veloz y los interludios de canciones dentro de canciones.

El début exhibe entonces cortes rápidos progresivos en los que se te acelera el corazón al escuchar acelerados riffs con poderosa percusión que se funden con los cálidos sonidos de la trumpeta y la caricia de los violines, que se trasladan a tus oídos en una sana competencia por tocar distintos puntos de estimulación sonora. En el tema "Blood on the radio" es quizás donde más se alcanza esto: jazz y metal comparten el mismo espacio por unos minutos en vez de ceder protagonismo, lo que lleva a un climax después de estar rodeado de atmósferas en que pareces viajar en el tiempo y el espacio: los músicos del sur de Estados Unidos de los 50 alegres de escuchar los solos vertiginosos y el bajo afrodisíaco del rock progresivo de los 70 que lograron incubarse de sus alocadas melodías de forma inesperada para presentar un universo igualmente lúdico: un mapa de lugares que no existen, una idea muy literaria, casi del realismo mágico.

En este primer larga duración (después de un EP de 2011) el septeto que parece una orquesta de jazz intervenida por rockeros, o lo contrario, se escuchan influencias de la música gitana, española, hindú o árabe, así como del hardrock y claramente, sobretodo en las voces, de Coheed and Cambria, más la fuerza del metal progresivo. El paquete: un híbrido único que es una joya de la instrumentación. Escúchalo

24 febrero 2017

Cult of Luna y Julie Christmas: post-metal progresivo con demencial toque femenino

Con el post-metal como con el metalcore hay que tener cuidado. Hay un rango demasiado amplio para elegir, algunos subidos al tren, unos que simplemente aburren o que no ofrecen nada nuevo. Después de la aclamación mundial de Sunbather de deafheaven, me atreví y conseguí maravillas como Blut Aus Nord, mientras recientemente alabé el caos sónico de Ion Dissonance en su disco "Cast the first stone". Pero hay que admitir que aunque existan bandas extraordinarias en estos géneros, no necesariamente debes disfrutarlos.



Así que llegué con cuidado a "Mariner" de Cult of Luna, agrupación que desconocía. Pero me sentí atraído por la idea de una colaboración, porque creía que sería algo como lo que ha hecho Neurosis con Jarboe, trabajos como Karnivool o lo que ha hecho Orphaned Land en Kna´an. Lo que conseguí fue mucho mejor.

El disco empieza con el single adelantado "A Greater Call" que de forma disimulada, con algunos sonidos suaves y minimalistas pasó a una sección percusiva con guitarras que mostró de inmediato lo que vendría: la voz que de inmediato reconocí como la de Made Out of Babies, lo que me abrió los ojos de par en par junto a la voz gutural de Klas Rydberg, quien continúa exhibiendo sus desgarradores gritos mientras la instrumentación varía entre lo progresivo y el sludge con espacios para que Julie llene espacios con su voz aspirada y dulce en forma de coros que parecen infantiles y punzantes al mismo tiempo, mientras la música va evolucionando a cada minuto hacia un crescendo donde los teclados van tomando cuerpo, las guitarras se crispan y la percusión se hace ritual.

"Mariner" va tomando distintas formas, en que Julie toma mayor control y es mucho más que una invitada. Klas no cesa en su trabajo, pero ella asume protagonismo con variantes que van desde suspiros y crooners que pueden recordar a Björk hasta los alaridos girl-rrriot que la identificaron con sus anteriores bandas, e incluso me recordó a las apariciones de Agnete Kjølsrud con Solefald o en su propia banda Djerv. Esta diversidad vocal le añade mucho valor al disco, que tiene su punto más bajo en el cuarto corte "Approaching Transition" pero que gana mucho en Cygnus, una canción que remata de nuevo la idea de un crecimiento hacia un climax musical explosivo con las vocalizaciones a la par, contradictorias pero complementarias. Además, el disco está enfocado en el tema espacial que parece ser un nuevo tema de interés para los vanguardistas del metal.

Por cierto, la Rolling Stone lo consideró el noveno mejor álbum del 2016.



23 febrero 2017

Cast the first stone de Ion Dissonance: caótico mathcore bien macerado

Hay lugares que cultivan profundamente un sonido como Seattle, Gotemburgo, Monterrey, Punto Fijo (Venezuela) y también Montreal, en la afrancesada Quebec, en Canadá. Tierra de bandas de intrincadas maldades como Gorguts y Cryptosy, de locuras avantgarde como UneXpect, de clásicos del metal técnico como Martyr y Voivod, y también de Ion Dissonance.


Bebiendo de las influencias claras de sus compatriotas, tras seis años de descanso, estos dementes del mathcore presentan su disco "Cast the first stone" con enrevesados riffs de guitarras sobre una pared de cambios frenéticos de ritmos y tiempos, con una distorsión ácida e interesantes juegos vocales que dan buena compañía a a una batería que como el resto de instrumentación, no es tan extrema pero sí violenta y creativa, que me deja la sensación de estar escuchando a quienes no paran de escuchar Fantomas, y The Dillinger Escape Plan, pero en una versión más lenta pero igualmente desstructiva y rara.

Aunque puede ligarse con el género metalcore, se arrima a sus colegas más extremos y técnicos, pero también a la experimentación puramente sonora y a la intervención, a veces casi quirúrgica, de guitarras con efectos diversos que pueden amalgamar técnicas distintas para formar un caótico atrevimiento que casi llega al jazzcore y es definitivamente, una alternativa, porque no son death, en una escena que quizás pueda desgastarse al mediano plazo.

De nuevo, un descubrimiento -aunque estaban a la vista- que agradezco y recomiendo. De una vez, a revisar su discografía.

Por cierto, la banda comparte muchos miembros con Despised Icon, como para también estar pendientes de estos canadienses.


17 febrero 2017

La reelección indefinida es viejita, como presidenta de condominio

Hoy, en medio de bombas y robos, con una prohibición oficial del TSJ por un recurso de cuatro estudiantes que aseguraron que los excluyeron de votar y postularse, los estudiantes de la UCV organizaron sus elecciones estudiantiles justo cuando se vence el período de Hasler Iglesias, quien promovió que se eligiera el nuevo presidente de la Federación de Centros de Estudiantes, aunque el TSJ prohibió la elección del cogobierno: consejeros estudiantiles en facultades y consejo universitario.

Hasler Iglesias, presidente de la FCU de la UCV, promovió y apoyó las elecciones estudiantiles

Un ejemplo no sólo de rebeldía sino de autonomía. Una que gremios y sindicatos podrían tomar, si se hacen las cosas bien. Ciertamente el CNE ha congelado y secuestrado muchas elecciones, especialmente donde el chavismo saldrá mal parado, pero como pasa en un condominio, asociación de vecinos, empresa u ONG, la propia organización tiene potestad para enfrentar injusticia y eternización de voceros mediante procesos internos que sean validados por la gran mayoría de sus miembros.
Lo que pasa es que en gremios profesionales ha habido algo de complicidad. Hoy tienen la cierta excusa del ente electoral, pero en Venezuela pasar el testigo no es demasiado común. Las caras se repiten y muchas veces son por amañamiento de procesos internos que lleva a un círculo vicioso: pocos miembros nuevos y/o dificultades para formar una Comisión Electoral y desinterés/apatía de mucho de los miembros más una pérdida de credibilidad en la organización. El resultado son planchas únicas, partidización de las elecciones y pérdidas por forfait.
Eso ha permeado en la política pero ha ido más lejos y viene desde más abajo, desde la eterna señora del condominio o la asociación de vecinos o los consejos comunales vencidos en todo el país que no sin renovarse, pasan impunes por debajo de la mesa porque son la misma directiva desde hace una década. Pero también sucedió en las asociaciones y federaciones deportivas, en el ámbito empresarial y hasta en quienes tienen papel en el arte y la cultura. La llamamos roscas.
La reelección indefinida, por falta de elecciones o imposiciones autocráticas, llegó a Venezuela con Chávez a las más altas esferas, la presidencia de la república, y ahora ha llegado a los rectores del CNE y otros poderes públicos, pero ha tenido un largo caldo de cultivo. Como los sentimientos de revancha y clasismo que también explotó, quedarse para siempre porque ya los otros mandaron mucho o cambiar sería muy malo, sólo yo le echaría tanta bolas en este cargo que nadie más quiere y la retahíla de excusas para "no soltar el coroto".
¿Pero qué pasa si periodistas, enfermeros, economistas, abogados o trabajadores imitan lo que sucedió en la UCV y en vez de seguir esperando la autorización para un proceso interno crean sus propias elecciones con validez interna en vez de seguir con un vocero que también está agotado y vencido? Ciertamente hay una legitimidad primaria que podría desvanecerse o verse muy debilitada, ¿pero qué pasa con la otorgada por el propio gremio para su organización y desempeño, para la renovación generacional y la movilidad institucional?
Es una oportunidad de fomentar ciudadanía e institucionalidad, que no tiene fácil los obstáculos legales, sociales y políticos, así como la propia violencia que se vivió en la universidad que una vez más, venció las sombras.

"Stranger Heads Prevail" de Thank You Scientist, una maravilla de trompetas, cornos y distorsión de rock/jazz fusión

Es mejor llegar tarde que ser invitado dicen en Venezuela sobre llegar a tiempo a una celebración. Y me está pasando ahora mismo con Thank You Scientist. El ingenioso nombre de un septeto de New Jersey, Estados Unidos, que ha convertido el rock progresivo, el jazz y la fusión de géneros en algo que puede llegar a más amplias audiencias. Para ello recurren a canciones con estructuras complejas pero sin las extravagancias y contratiempos que lo dejen solo para conocedores y fanáticos, pero aún así sin retroceder un ápice en lo extraordinario que esperamos de estos géneros.


En el disco "Stranger Heads Prevail", su segunda producción, se escuchan voces que obviamente recuerdan a Coheed and Cambria (fueron firmados por la disquera de su cantante), pero además instrumentos tan diversos como la cítara hindú, el fliscorno y el japonés shamisen, así como otros más tradicionales para el jazz: trumpeta, saxófono, violonchelo, viola, violín (también uno eléctrico de cinco cuerdas), violonchelo, theremin y hasta una sierra musical, junto a diversos tipos de guitarra (incluyendo una sin trastes) para hacer una generosa mezcla de géneros en las que el rock progresivo y el smooth y el latin jazz tienen igual cabida.

Lo que producen no es fusión ni choque, sino más que atropellarse, escucharás que se turnan como hermanas para que el oyente los acompañe en un viaje sin brusquedad ni premuras, en la que todo tiene su momento y tiempo en un disco de una hora y siete minutos. Entre las influencias más obvias están The Beatles y Queen, sobre todo al principio y final del disco.

El resultado es realmente apetecible. Un universo que quisiera comparar con el cinemático disco y muy jazz "1919 Música para cine" pero que tiene una inyección de rock progresivo que lo hace más amplio y diverso, quizás como menos extremo que Diablo Swing Orchestra pero igualmente memorable y sorprendente.

Eso sí, se parecen más al nuevo súpergrupo Good Tiger que a Mr. Bungle, así que no huyas si le temes a demasiada experimentación vanguardista o voces guturales, aunque no temas, tampoco es tan melódico como Caligula´s House. A todo le debes sumar influencias de la fusión que pueden hacer tanto Tokyo Ska Paradise Orchestra e incluso los venezolanos de Bacalao Men y el único disco de E.M.B.A.S. Una placa llena de experimentación que no es mero juego de ruidos y sonidos, sino musicalidad expansiva.

Gracias a estos científicos del sonido por esta producción. Tampoco te dejan abandonado, pues hay momentos de clímax con solos con mucha energía hard-rock mientras en la canción Need More Input hay descargas velocísimas progresivas que cortan el aire y quitan el aliento, seguida de un coro pegajoso. Todo un divertimento musical.

Les dejo el video de uno de los temas que más me gustó porque tiene tanto rock progresivo como jazz latino que parecen dos bandas alternativamente. Aunque Caverns es especialmente buena también. Impelable.

13 febrero 2017

Historias de autobús

La voz del pueblo es la voz de Dios, reza un eslogan político manoseado por tiros y troyanos. Durante muchos años uno tenía contacto con ésta por medio de los taxistas, una variopinta raza de ingenieros jubilados, jóvenes tunning emprendedores, profesionales desempleados y hasta antiguas amas de casas. Sin embargo, la situación económica nos ha llevado a usar mucho más transporte público, público y privado, por lo que el ágora se ha ampliado para escuchar la opinión pública popular.

Hoy un cantor con cuatro en la mano se subió al autobús, con el rostro de Alí Primera bordado en su camisa para cantar e improvisar. Con buena voz y buen rasgado recitó que aunque culpamos de la inseguridad a "los gringos, los marcianos y el gobierno" son los padres quienes se han olvidado de valores "patrióticos, humanos, sociales y espirituales" por lo que aunque todos dicen querer cambiar "ponen a los niños a vibrar la chapa en los cumpleaños". Remató diciendo que la corrupción era el gran mal del país, con "chavistas corruptos y una oposición que no sirve para nada" mientras el bachaquero tan señalado es Josefina y Gustavo, tus vecinos, que te revendan la harina y el arroz que compraron en 1.500 y 2.500 en 4.800 y 5.700, según recitó creativamente.

Poco antes el colector me contó, ante mi protesta de pagar 150 por recorrer un par de paradas en vez de 150 si llegase al Terminal que "legalmente" el pasaje es Bs. 65 pero el costo de la vida los ha llevado a aumentar, pero que "ya los jefes de las uniones están reunidos en Caracas con el ministro" para cumplir con su deseo de llegar a Bs. 300 como "pasaje mínimo legal en todo el país" según el trabajador, de acento colombiano. "Allí sí va a haber problemas", predijo. Un círculo vicioso sobre el monopolio del transporte público, la inseguridad, el costo de los repuestos, el pésimo servicio y estado de las unidades, las mafias de los dueños, la pelazón del chófer y volvemos a empezar al entender que la inflación es bárbara.

Hace pocos días también escuché una señora, que como muchas otras personas, recita que "ahora uno come y como pero no se llena, la comida ahora como que no nutre, yo he perdido 25 kilos. Ayer me desmayé en el Terminal, eso es el mal comer". Sin ser experto en nutrición, uno se sorprende con un gobierno que dice que "sólo 33%" de venezolanos son pobres, mientras otros estudios señalan que 94% de venezolanos no consiguen comida ni medicinas, 88% de jóvenes de la UCAB, UCV y Metropolitana se quieren ir y hasta los policías están renunciando/emigrando.

Incluso en transporte público uno escucha las quejas diarias de gastar todo el presupuesto familiar en comida, críticas contra el gobierno y hartazgo. "El desacato lo inventó el TSJ", "Señor, esa es la derecha que hizo fraude". "¿Para cuándo van a hacer las elecciones de gobernadores?". Siempre se remata con: "todos son unos ladrones", "dijeron que en enero se acababan las colas" y rechazo al carnet de la patria.

Y tú en medio, en la incertidumbre, del diálogo que va y no con el Vaticano, de las elecciones que no llegan nunca, de la expropiación de partidos que rechaza la MUD y el GPP, de la renuncia que nunca llegó pero dicen que ahora sí, del papel de los militares y cada día el sueldo tampoco llena, tampoco nutre y que sigues viendo el billete de 500 como una rareza.

Vipassi, la nueva joya australiana del metal progresivo extremo



Con tres miembros de Ne Obliviscaris (guitarra, bajo y batería) que se completa con el guitarrista y cantante Ben Boyle (A million dead birds laughing y Hadal Maw), el cuarteto australiano se presenta con el EP Śūnyatā (शून्यता, en sánscrito), concepto de la filosofía oriental sobre la "vacuidad", en el cual no hay nada individual sino toda existencia implica al final que existe algo único que lo contiene a todo.

Una referencia que hace inevitable la comparación con Focus de Cynic, pero Vipassi se presenta con una personalidad propia que apela su propuesta artística: instrumental salvo los omnipresentes coros femeninos de la invitada Chantelle Clancy y unas pocas vocalizaciones sin letra de Boyle. Así que se presentan a la escena con un disco especialmente breve: siete canciones de metal progresivo contenidas en sólo 30 minutos y un sonido en forma de capas u olas que combina tiempos intricados separados en la instrumentación. Es decir, cada elemento está vacío en sí mismo si no se entiende como un resultado final que exhibe lo heterogéneo: la diversidad aparente en la unidad verdadera.

 Dos de mis características favoritas del disco: los temas no son variaciones demasiado extensas del mismo leit motiv sino múltiples caras, y que lo extremo y lo melódico puedan amalgamarse sin ceder su terreno.

Así que apelando a conceptos hinduistas como Gaia y Samsara, temas que abren y cierran el disco, para los nombres de sus temas, se destaca el virtuosismo alucinante en Sunyata, que pueden parecer cercanos a Spastik Ink, Bottled Science o Exivious pero con su toque individual: muchos veloces riffs de tremolo picking propios de géneros extremos, ambientes drone sin ser abstracciones shoegaze sino más concretos y nítidos, perennes arreglos de bajo fretless siempre intrincados y una batería que pasa del blast beat brutal a los arreglos progresivos más creativos, y que se intercalan con acordes abiertos, lentos punteos de guitarra y mayor presencia de la voz femenina. 

Todo esto que veces se superpone, dando entrada alternativamente -a veces por segundos lo que es una montaña rusa en la composición- o en simultáneo, lo que permite escuchar suaves melodías de guitarras que juegan lentamente con el bajo mientras la batería explota en doblebombo feroz y blastbeat. Un juego de idas y vueltas, propias del género que hacen de Sunyata un debut extraordinario, imprescindible y altamente recomendado.

Ideal para quienes piensen en un Haken o Leprous con más maldad.

PD. Lo nuevo de Hadal Maw, Olm, es también una recomendación australiana. Con nuevo cantante, es un disco extremo, progresivo y que también combina velocidad con oscuridad. 





06 febrero 2017

Lil Supa, un tipo serio que homenajea a grandes y alecciona a mochadores

A Lil Supa lo conozco desde hace años en Maracay, por lo que me alegra escuchar un disco tan noventero, lleno de homenajes y bien producido. Conversamos cuando trabajé como productor de eventos hice con Maily el "Ateneo Subterráneo" en el Teatro Ateneo de Maracay presentando a Guerrilla Seca tras la proyección de Venezuela Subterránea. No pudimos contratar a "Supremacy Hip Hop Clan", una agrupación extraordinaria de la ciudad a la que él perteneció después de haber sido parte de Niggaz Feel Da Hood.


En "Serio" hay 13 temas con líricas en spanglish que le hacen tributo a Bob Dylan y Jimmy Hendrix, a La Corte, J Dilla y a Cancerbero -con quien editó "Índigos- mientras se revelan los gustos personales por el jazz o la fotografía y no por Gangsta Paradise de Coolio. Un diferencial cultural que usa magistralmente con referencia a la cultura pop, la lucha mística contra demonio así el viaje -personal y profesional- por los lugares que ha visitado en sus exitosas giras latinoamericanas. Las pistas son sólidas, que funcionan como contenedor perfecto de los inmensos continentes versados de este rapper oriundo de Caracas pero residenciado en Maracay.

Como nota curiosa, me pareció realmente muy interesantes las inclusiones de voces en off con disertaciones o trozos de entrevistas a personajes -que aunque no reconocí- volví a repasar cada vez. Destaco aquella que decía que el venezolano "es más que un francés y que un noruego" porque según el pensador incluido en el disco, nuestro gentilicio es cosmopolita, es la suma de razas, de nacionalidades, lo que le da una fuerza única.

Cada una forma parte de este concepto que con una sencillez brutal que no suena vintage ni retro sino un compilado acertado, entretenido y detallado de lo que ha formado a Lil Supa, dejando claro su historia de vida en forma de los 44 minutos de esta excelente placa.

Aquí puedes leer algunas de las letras de Serio.