06 mayo 2018

El talento es belleza: ¿y si cambiamos los concursos de belleza por uno de talentos como hizo Medellín?

Ya habíamos visto esta historia. Sabemos que sin tetas no hay paraíso. Nos los explicaron las muñecas de la mafia. Y ahora ha explotado en Venezuela lo que se sospechaba hace años: que en los concursos de belleza y canales de televisión hay "operación colchón", hay favoritismo de patrocinantes vedados que patrocinan vestidos y cirugías, y que a los criminales más poderosos les encanta el glamour que da la compañía de una mujer-trofeo.
En Colombia y México las llamadas "narcomisses", parejas de líderes de carteles y grupos criminales, que se iniciaban en este mundo tras ser patrocinadas por adinerados "agricultores y ganadores". Ellas, las de concursos y pasarelas, suelen ser los rostros hermosos de una tapadera de "empresarios" honestos que hacen labor social.
En Venezuela tenemos versiones más reguetoneras, las "bendecidas y afortunadas" y las "explotadas". Mujeres con muchísimas curvas -operadas o no-, cuentas de Instagram con miles de seguidores gracias a sus close-up con poca ropa y viajes a lugares sorprendentes sin demasiada relación entre lo que parece/dice que hace y el lujo que disfruta en su vida.
Ahora, con los reportajes periodísticos Misses y Santos de Efecto CocuyoLa PetroMiss de Armando.Info, así como el libro "Las muñecas de la corona" de Ybéyise Pacheco, así como la renuncia del llamado "Zar de la belleza", Ósmel Souza, quien en su momento rechazó que una mujer trans participara en el Miss Venezuela, "porque no puede embarazarse", han surgido enfrentamientos, insultos, amenazas y expresiones soeces entre exreinas de belleza venezolanas. Por su puesto, por Instagram.
Lo pueden leer completo en un hilo de Twitter de @Maryanis Bermejo aquí --> https://twitter.com/maryanisb/status/972919030192459776?s=21.
Voy a añadir a esto una reflexión que hice sobre este tema, que viene una y otra vez a nosotros, cuando el alcalde de Maracay insistió en presentar una versión "socialista" del concurso de belleza e Incluyo el ejemplo que dio Sergio Fajardo, exalcalde de Medellín, exgobernador de Antioquía y hoy candidato a presidente de Colombia, cuando prohibió los concursos de belleza en las escuelas públicas de la ciudad. Por cierto, después de su mandato el concurso sigue y siguen premiando a talentosas mujeres por sus ideas y no sus características físicas. Conoce las bases aquí
El talento es belleza
Sin senos no hay paraíso" dejó una lección clarísima sobre las narcomodelos. La explotación de la mujer aupada por la premiación social de sus atributos físicos en lugar de sus habilidades y talentos personales, académicos o culturales. Que alguien se desnude en línea la haga una vedette de amplísimo reconocimiento, un programa de televisión obtenga altísimo rating con la versa carne mientras las "estrellas eróticas"de Twitter amplíen su carrera como presentadoras de televisión proviene de una cultura en que los concursos de belleza empiezan en las escuelas desde la más tierna edad, se reproducen en las comunidades y tienen como sueño, y piropo común familiar, que las niñas sean "la futura Miss Venezuela". Un papá orgullosísimo y una mamá emocionada dicen eso, y no que la chamita será atleta olímpica, directora de orquesta, científica espacial, Ministra, escultora o profesora universaria. No, Miss.
Premiar los atributos físicos, adquiridos o genéticos, de nuestras niñas, jóvenes y mujeres, no sólo es discriminatorio, sexista y anti ético, sino que desprecia sus talentos y virtudes personales, académicas, deportivas y científicas, mientras enseña a nuestros niños y hombres que admirarlas por su cuerpo y no por lo que piensan, hacen o son es lo correcto y normal. Aquí cada madre y padre dirán que eso viene de familia, de la crianza y del hogar, inculcarles valores, respeto, amor propio y que sus hijas no terminarán igual. Y uno se alegra que en las familias existan esas preocupaciones, ese interés de criar niñas, jóvenes y mujeres con visión de independencia, de igualdad sexual, de empeño y trabajo, y especialmente de honestidad y ética. ¿Puede decir el Estado que está haciendo lo mismo con sus ciudadanas y ciudadanos?
Con la nueva administración municipal en Maracay, el concurso de la Reina de las Ferias de San José tuvo una reformulación en el que las bandas que llevaban las chicas concursantes serían entonces de valores socialistas. Amor, solidaridad e igualdad decían las escarchadas bandas. Al mismo tiempo, se organizaba un certamen llamado "La Venus de Tacarigua" por la Secretaría de Cultura de Aragua, donde para romper con los moldes fenotípicos y estéticos se buscarían jóvenes con rasgos étnicos aborígenes para resaltar nuestra herencia indígena. En ambos casos hubo un cambio de forma y no de fondo, otro maquillista, otro estilista, pero seguían las premisas básicas de un concurso de belleza: premiar las características físicas de las concursantes. Lo mismo en el caso de la abogada y activista venezolana Jennifer Barreto-Leiva, Miss Plump Internacional, o los concursos tipo Señora Venezuela, lo que se premia o muestra son características físicas: el peso y la edad. Aún cuando se defienda la preparación intelectual, la disciplina y la transformación del concurso, lo físico es esencial en estas premiaciones.
Ahora en el concurso de la Reina de las Ferias de Maracay usan bandas de patrocinantes públicos y privados, y se dejaron atrás los valores socialistas de la nueva mujer. Al fin y al cabo, es un concurso de belleza y esta competencia parece necesitar un presupuesto para cada chica que no es fácil sufragar completamente por el Estado y que además no permitía la participación de padrinos que ayuden a ciertas jóvenes de su preferencia. Dolorosamente como la escena en que el narco compró la corona en "Sin senos no hay paraíso" como asegura Walid Makled hizo en el Miss Venezuela.
¿No es más revolucionario lo que sucedió en Medellín en 2004, cuando el Reinado Internacional de las Flores se transformó en el Concurso Mujeres con Talento y lo que sucedió recientemente este año en la región de Antioquía, también en la hermana Colombia, donde por decreto se prohibieron los concursos de belleza y desfiles de moda en escuelas públicas a cambio de las Olimpíadas del Conocimiento que premia con Parques Educativos a las mejores escuelas? Las razones esgrimidas por las autoridades es que estos eventos, con dineros públicos, no eran parte de la formación académica, ética y ciudadana de los niños y jóvenes, por tanto, ya no serían subsidiadas ni permitidas dentro de planteles educativos estadales o municipales.
Brindar un plan de becas, acompañamiento, apoyo técnico y microcréditos a a nuestras niñas y niños, jóvenes, hombres y mujeres, profesores y escuelas que se presenten como líderes académicos, científicos, culturales, sociales, con habilidades personales hacia la ciudadanía, la ecología, la educación, el emprendimiento, la investigación, es realmente un cambio trascendente, un logro hacia una cultura de igualdad de género. Ya hay experiencia con concursos de emprendimientos, hackatones y apoyo al microempresario.
¿Para que una Reina de las Ferias que siga contribuyendo con la cultura sexista, la admiración de las transformaciones quirúrgicas para la aprobación masculina más básica y la comercialización de la mujer, en lugar del estímulo de superación, a la educación emocional y afectiva, a la prevención sexual de ETS y embarazo precoz, y de la formación integral del ciudadano? Cada 19 de marzo, Ferimar y la Alcaldía de Girardot bien pudiesen mejorar nuestra ciudad con un concurso y premiación a nuestras mejores maracayeras, las potencialidades del género femenino y la igualdad social. Esa sí es una buena ideología, hacer ciudad con mejores ciudadanos y ciudadanas.

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