Leopoldismo: ¿el mismo mal con nueva cara? - Presidencialismo mesiánico, con López si vamos a cambiar

Leopoldo López ahora tiene el brillo dorado de la víctima luchadora. Nuestro Obama, Martin Luther King o Ghandi criollo, pero en negativo. Blanquito, con el cabello que no se le mueve y carita de rumbear en Las Mercedes, y de derecha, ha conquistado el corazón de doñitas y estudiantes, oposicionistas y ni-ni, e incluso los llamados chavistas light, con un discurso agresivo pero carismático, con una gestión que lo avala y un pasado movido pero que muchos aplaudieron en su momento, la coñaza a Rodríguez Chacín.

Como el que te conté, un tipo que se brincó la Constitución "moribunda" con un golpe de Estado, y que usa como ministros a quienes igualmente alzados asesinaron a empleados del ahora "canal de todos los venezolanos", para alzarse contra un régimen ciertamente represivo, corrupto e ineficiente como el de CAP, pero usando la misma moneda de intolerancia y talante autoritario. Vamos a caerles a tiros a esos mamaguevos adecos.

Y si se le perdona a Hugo un golpe, sentenciado con el "por ahora", ¿se puede perdonar a Leopoldo que el 11 de abril se llevara por los cachos a Rodríguez Chacín cuando la arrechera vecinal lo sacó de su apartamento para lincharlo? ¿Será que el venezolano es así, que resuelve los problemas a lo arrecho cuándo es necesario?

El TSJ -antes plasta, ahora bosta de vaca, momentáneamente burdel- señaló como abusador a Leopoldo y el otro poco de inhabilitados que no quieren ser presidentes, y encendió las alarmas del Mesiás salvador, del López Obrador criollo que tiene a Yon Goicoechea arrecho y de su lado, que es amigo de Ismael García y que tiene en sus manos elegir un ungido para ocupar su ex-candidatura.

Nace el Leopoldismo, una respuesta al chavismo pero hacia el otro lado. López pone a Emilio Graterón, porque es de su equipo de la alcaldía y no le interesa que su partido diga que es Liliana. Se aprovechó de su posición en el municipio para mandar a quitar todos los afiches de los otros contendientes, y se la pasa organizando marchas que tienen autobuses con su cara gigantografiada: ¿el cambio SI VA?

Una nueva religión-política, en respuesta a la roja rojita, ahora con amarillo y azul, los colores que se borró del tricolor el presidente del PSUV, del CNE, del TSJ y hasta del Cómite Olímpico Venezolano, el Aló Omnipresente, que va por Miraflores, y me hace preguntar si acaso no estamos cayendo en la misma trampa pero pal otro lao. "Al menos Leopoldo López es bello", me han dicho ya varias féminas.

Una trampa de esperanza Barrio Adentro y griticos de "se va, se va, se va", para un país de tetas operadas, trasnochado del puente, que "sólo quiere que le den un chance para trabajar", porque no "se quiere meter en peo" de asociaciones de vecinos, que quiere que todo cambie sin él hacer nada, y que se queja que en este país "no hay cultura". Un nuevo salvador, porque nosotros no podemos hacerlo por nosotros mismos.

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