09 junio 2011

¿Somos Vinotinto? ¿Somos venezolanos?

¿Somos Vinotinto? ¿Somos venezolanos?

El juego de la Vinotinto contra España, sin importar el resultado, dejó clarito que el venezolano no se conoce. Tanto, que este amistoso trajo un debate sobre el derecho o no que tiene un nacional a apoyar repentinamente a su equipo para olvidarlo al día siguiente, a irle a España por razones familiares o afición purísima, o simplemente no entender cómo alguien de pasaporte venezolano prefiere un equipo foráneo. El autogol fue realmente caer en el debate. No sabernos, no conocernos y pelear con otros porque no son como nosotros.

Mientras en países árabes y africanos, sin ningún título mundial, comúnmente goleados o dando sorpresas que nunca superan los cuartos de final, a pesar de eliminar a grandes nombres del fútbol mundial, siempre reciben el entusiasta apoyo de sus coterráneos, quienes desde hace años con larguísimas dictaduras militares o monarquías islámicas, ven en este deporte una sensación occidental que les alegra el día a día tan combativo. Y esa adhesión es algo natural, es parte de una característica que los define religiosa, social y culturalmente: la identidad nacional.

En Egipto, por ejemplo, la liga nacional recibe un apoyo de cientos de miles de asistentes en sus partidos, mientras su selección nacional de fútbol es aupada con una esperanza atronadora. Y acaban de salir de una régimen no democrático de mas de 30 años. Allá también hay fanáticos del Barca y el Real Madrid, de los Spurs de San Antonio y de Michael Jordan, también les gusta el rock y el pop europeo. Pero la identidad nacional es poderosa. No sólo por su herencia histórica, sino por una identificación absoluta con quienes son.

No soy de los que aplaude el nacionalismo ni el patriotismo, un sentimiento egoísta y mezquino que nos puede llevar a la locura, la xenofobia y la cacería de brujas dentro de nuestro propio país. Más que venezolanismo hace falta venezolanidad. No es apoyar a Chino y Nacho por venezolanos y poner cara de aburrimiento cuando suene un joropo llanero, o pensar que la "música venezolana" significa nada más arpa, cuatro y maraca, dejando por fuera el polo margariteño, el merengue venezolano, los cánticos pemones, el golpe tuyero y los tambores mirandinos. Tampoco es mucho menos pensar que una banda de rock o ska o una película nuestra "están bien para ser venezolanas". ¿Porqué nos sentimos tan mal con nosotros mismos?

Ajenos. Eso somos. Gente buena que ve como "los otros" están jodiendo al país. Por sifrinos o resentidos, por mediocres o burguesitos. Pero siempre son los demás, jamás uno. Gente fea que se comen la luz, son mediocres, bebedores de caña en quincena y maleducados. Pensamos que debería haber más gente como nosotros, incapaces de engañar a Cadivi, de pagar por una cita de pasaporte, de llamar a un amigo en alguna institución pública en caso de emergencia.

Un país sin cultura cuya solución es la educación es la frase que todos hemos dicho, pero quién lo dice tiene meses sin leerse un libro, no puede recitar un poema de Andrés Eloy Blanco, decir el nombre de un director de cine, de los 11 de la selección vinotinto, de nombrar un pintor contemporáneo, llas capitales de nuestros Estados o cinco bailes folclóricos.

Nos dijeron que todos somos Vinotinto, que todos somos Venezuela y nos los dicen, una y otra vez, a ver si entendemos. Porque no sabemos quienes somos, y así es imposible ni quererse, ni aceptarse. Porque los que joden al país son los demás, no "los nuestros", porque la cultura debe empezar por esos marginales y apátridas, porque aunque somos el dueño de la hacienda y el que siembra el cacao nos tenemos una arrechera histórica que tiene como héroes a Negro Primero y al pelirrojo José Tomás Boves por igual, pero no tenemos ni idea. ¿Somos Vinotinto, somos Venezuela? Quién sepa responder, que se aleje de Maiquetía.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:10 p.m.

    Tas equivocado. Yo le iba a Holanda y a Alemania porque me aterraba aguantarme a los galleguitos de La Candelaria. Mi familia me miraba feo ...... pero me dieron la razón cuando comenzó en diluvio de discursos de doctos pendejos.
    Tenemos dobles nacionalidad españoles de origen y venezolanos de nacimiento.
    Y yo quiero mucho a la VINOTINTO y espero el día en que podamos celebrar su triunfote brindando con cerveza Polar y con vino tinto de POMAR o sangría.
    Abuelita.

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  2. Esa misma soy1:25 p.m.

    Aquí nos sobra el "AQUELLOS", y nos falta arrechamente el "NOSOTROS".

    Nos criticamos, añoramos la sensación de patria "ajena", nos decimos venezolanos por una selección de fútbol pero en la calle nos llenamos la boca hablando de nuestra familia de fuera: españoles, italianos, alemanes, turcos, lo que sea con tal de que no nos digan VENEZOLANOS.

    Criticar es fácil, hacer...esa es la parte difícil.

    El día que entendamos que ser de un lugar no nos hace parte de él, sino las acciones que hagamos sobre ese suelo, probablemente nos duela el terruño, mientras tanto, seguiremos hablando de AQUELLOS y no de NOSOTROS.

    Saludos Irresponsable.

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