Escuchar, escuchar y escuchar, así logras encontrar rarezas y joyas. Lo más reciente son estos vaqueros de Dinamarca que con un disco conceptualizado en el viejo oeste narran la vida de Joaquín Murrieta, un rebelde empistolado que vive en 1850. Sin embargo, no es southern-rock sino un hardcore metálico más asociable con Every Time I Die, 8Kids o Theory In Practice pero con voces limpias y guturales que apelan a influencias tan diversas como Danzig o Rage agains the machine.
No es por tanto la típica banda de sludge o doom, sino que combinando la dinámica del blues, la estructura del rock n roll y el sonido del hardcore crean un primo cercano del black n roll nórdico en que agregan arreglos de cuerdas. De alguna manera más malvado.
El disco es enérgico, potente y realmente, divertido. Es increíble esta combinación de una historia de venganza en las llanuras con gritos desgarradores. Imposible no relacionarlo con el proyecto Me and thah man del cantante de Behemoth, que hacen un country-blues con vampiros e iglesias negras pero sin distorsión.
Y esto me parece más divertido que Turbonegro, Mastodon o los inventos de Satyricon, porque parecen estar más claros en su relación con bandas como Crowbar, Pantera y Corrosion of Conformity pero agregando detalles técnicos y hardcore propios de sus compatriotas y las bandas más contemporáneas. Estos tipos le sumaron al metal y hay que reconocerlos y disfrutarlos.
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