Y lo hacen en grande. Es death melódico, melodías para destruir ejércitos con sus dragones, riffs thrashosos para prevenir la guerra nuclear y denunciar ecocidios, arreglos neoclásicos, voces líricas para llamar a la batalla y rasposos gritos para narrar historias de misteriosas leyendas nórdicas que se combinan, se entremezclan e intercambian, produciendo extraordinarias dinámicas.
Esto es logrado por las guitarras de Alex Parra (con experiencia tocando power metal con Cauldron Born y thrash con Sadistic Ritual) y Taylor Washington (quien también canta), quien tiene experiencia tocando en vivo con Necromancing The Stone, quienes combinan melodeath, thrash y power; Theocracy, que hacen power metal progresivo, y Arsis, banda de melodeath técnico.
Además, juntos tocaron en la banda de thrash Sybaritic y en la de heavy metal The Fury hasta 2015, justo antes de formar Paladin. Todo ese bagaje les ha permitido esta combinación de forma natural.
Los acompaña Nathan McKinney en la batería y Andy McGraw en el bajo, quien también canta, quienes hacen un trabajo brillante en los arreglos así como en los cambios sucesivos y combinados de géneros. El primero con experiencia en heavy progresivo y el segundo en thrash.
De lo mejor del disco es que es difícil reconocer cuando un riffs es más death melódico que heavy progresivo, lo que le añade un atractivo irresistible, mientras es admirable la amplitud vocal interpretativa de Washington, que tiene en su tráquea el poder del cantante épico tradicional junto a una muy avezada capacidad para detonar bombas nucleares nórdicas.
En temas como “Divine Providence” se escucha power metal italiano con sucio thrash de San Francisco para después en “Carpe Diem” apelar a las melodías agresivas a lo Children Of Bodom con solos que cabalgan en shred, coros sinfónicos y arreglos de power épico. Así se van media docena de temas muy bien producidos, con mayor preponderancia de la música extrema.
El disco pasa a ser mucho más heavy metal tradicional a partir de entonces. Desde el séptimo tema, “Bury the light”, que arranca con un hechizante riff, potente batería y un solo extraordinario que se abre para un intercambio de voces y sonidos, para que el melodeath cuente con una voz lírica extraordinaria mientras los agrios gritos acompañen a los riffs más power metal.
En “Shoot for the sun” suenan mucho más cercanos al heavy metal callejero inglés mientras que en “Vagrant” se acercan a una versión progresiva pero donde de nuevo combinan con vocales extremas sin abandonar el género. Más metal tradicional en “Dawn of Rebirth” y el disco finaliza con la larga “Genesis” que superando los 6 minutos pasa del power metal a un poderoso thrash/death, acompañado de carrasposas líneas vocales, así como coros sinfónicos propios del black sinfónico.
Lo escuchas aquí https://paladinatl.bandcamp.com/album/ascension
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