06 noviembre 2024

Diario musical 6N, ganó Trump: death metal melódico, el disco doble de Nicolás Jaar, power pop/metalcore suizo, metal progresivo hungaro, noruego y sueco (entre el black y lo psicodélico), mathcore/jazz/screamo español y shoegaze de Florida

1. Exilium de Any Gillion, resultó ser una joya inesperada, porque no esperaba nada sino shred y algo de progresivo, del death melódico progresivo, alimentado de power y thrash, con una agria voz correspondiente al género, unas guitarras generosas y hábiles, que van de lo atmosférico a lo épico. El británico se fue de Mors Principium Est (Finlandia) para agrandar el death melódico escandinavo que ya hacía, para ahora además encargarse de la voz. Un dúo extraordinario el tema con Britnney Slayes (Unleash the Archers). El baterista invitado es el fenómeno australiano David Haley (ex Pestilence, Werewolves, The Amenta, Psycroptic). Un monstruo se ha revelado. 

Es un 4,3 de 5. En Spotify.

2. Se me cerró el Deezer, así que terminé de escuchar el Piedras 1 y 2 de Nicolás Jaar que hablé ayer.

3. Abyss de Ad Infinitum: los suizos liderados por Melissa Bonny presentan otro interesante disco de power / metalcore / pop rock en que ella luce sus distintas voces limpias y growls, mientras la música va desde el arena rock envenenado de djent hasta el pop metal sinfónico, con toques progresivos de a raticos. Es una de las bandas que agradan porque tiene tropos del pop y el comercial, sin dejar de escuchar shrieks, riffs complejos y momentos calmos, incluso con electrónica, que explotan con guitarras. Qué sabroso. Diría que 3,7 de 5. En Spotify.

4. Collision/Fusion/Division de At Night I Fly: brillante metal/rock progresivo con voces extraordinarias (solista y en coros), elementos psicodélicos en sintetizadores, guitarras atravesadas y en tiempos raros, un bajo bien groove. Son de Budapest, Hungría. 

El disco fue financiado por el Fondo Nacional de Cultura de Hungría (NKA por sus siglas en húngaro). No son tan digeribles como Riverside, tienen incluso algunas voces medio gruñidas interesantes, con teclados siempre haciendo de las suyas, aunque comparte mucho protagonismo con las guitarras.Muchas canciones tiene secciones atmosféricas pero que dejan brillando algún instrumento en solitario, una especie de herencia jazzística y neo-prog. En eso suenan a Pain Of Salvation y Earthside aunque le dan más aire a cada instrumento para sonar por separado.

En Spotify. Les doy un 4,2 de 5. Dato curioso: un par de integrantes tienen bandas tributo a Opeth y Queen. 

5. Heimdal de Enslaved: de mis discos favoritos de 2023, una joya del black metal progresivo / vikingo moderno. Lo reseñé acá. Los veré este fin de semana en el Colombia Metal Fest.

6. Songs For Beating Hearts de Beardfish: rock progresivo sueco realmente cautivador. Psicodélico, intrincado, espacial y con muchos arreglos de teclados, con voces limpias bastante setentosas y hippies. Fundados en 1991. Su segundo tema, Out of the Open, Pt 2 - Oblivion se mete en el cerebro y no te abandona. Mucho de Yes y Deep Purple. Lo mejor es que aunque a veces suene demasiado a Jethro Tull, tiene también momentos con guitarras más distorsionadas y pesadas, aunque sus arreglos orquestales, folk y oníricos, con tantas voces en armonía son realmente una dulzura. 

El tema que da nombre al disco, Beating Hearts, de más de 11 minutos, tiene una sección en que lo orquestal, lo progresivo y lo jazzístico se unen, en que todo suena al unísono en un caos controlado y alucinante, muy bueno. 

El penúltimo tema, Torrential Downpour, por lo el cual los conocí, es también un punto altísimo del disco. Toma los fraseos pegajosos de Oblivion, desarrollando el mismo riff una y otra vez, volviendo al tema con distintos instrumentos, combinaciones y arreglos, haciendo una especie de micro-sinfonía con ese tema, que en un momento incluso se convierte en una especie de big band cinemática, en que otra vez es progresivo, sinfónico y masivo, con un sonido expansivo, con el tema en una tensión creciente que termina reinterpretando la melodía principal, como en múltiples idiomas musicales. 

Su cantante / vocalista, Rikard Sjoblom, también toca en Big Big Train (y me trajo a esta banda). Les doy un 4,5 de 5. En Spotify.

7. Arcos, b​ó​vedas, p​ó​rticos de Tenue. Un disco de lo que podría ser black/hardcore/jazz, aunque también podríamos decir que es emo / grindcore / post-metal o acaso post-hardcore / screamo - mathcore. Lo importante es que toma elementos de ambos lados de la guitarra distorsionada, lo fusiona con riffs gélidos, baterías anti-sistema y arreglos embellecedores, casi melódicos, que se superponen a lo más agresivo que hay debajo: gritos desesperados y d-beats. Son de Galicia y tiene un trompetista de invitado, que no es solo un divertimento sino que entra en las partes jazz/mathcore e incluso en algunos pasajes post-rock bien espaciales.

Recuerdan a los madrileños de Svdestada con su disco Candela. Sus voces limpias -aunque casi siempre están desgarradas, envenenadas a medio gritar o grabadas en capas- suenan como antesala al screamo, aprenden del post-punk ibérico y están grabadas al fondo, como un guiño lo-fi que le da aún más emocionalidad, si es posible, a este discazo de tanto contenido, que incluye pasajes con guitarras haciendo suaves arpegios, medio funk. Un 4,5 de 5. En Spotify.

8. Angel In The Sand de Leaving Time: Es una banda de Jacksonville, Florida que Sputnikmusic dice que rock alternativo / shoegaze, aunque el primer trío de temas sonaron bastante post-rock, luego hicieron unos temas que recuerdan al sonido noventero, un poco grunge y algo emo. 

Las voces son muy dream pop, en el fondo y atmosféricas, lo que a veces es negativo ante mi oído, porque en temas con la música más al frente, como en Untitled, no hay esa sensación al estilo Deftones sino de una voz fantasmal, algo extraviada, lo que contrasta con unas guitarras que hacen un efecto como en cascada, con melodías hipnóticas, que podrían tener unos gritos o una línea vocal en el mismo nivel.

El ritmo de drum n bass analógico con las guitarras hace del tema Angel In The Sand, que tiene además una gran línea de bajo, de los más intoxicantes temas. Muy bueno, 3,9 de 5. En Spotify.

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