Para cualquiera que esté muy interesado en la mitología escandinava por la música black metal o sea un fanático de Vikingos en Netflix, todos estos nombres son reconocibles. Para los metaleros, son nombres de bandas, discos e integrantes de las bandas. En 2023 este quinteto publicó Heimdal, el nombre del dios guardián, hijo del supremo dios Odín y de nueve mujeres gigantes que lo nutrieron con sangre de jabalí, que podía escuchar la grama crecer.
Así pueden llegar a su decimosexta producción en 32 años sin explicarse, ni disculparse sobre sus experimentos fuera del círculo sagrado del black metal, especialmente al usar tantos efectos de sonido y procesamiento de voces e instrumentos de viento que en momentos recuerdan al trabajo solista de Ihsahn, en sus temas menos metaleros. Llegaron a este poco con la adquisición lenta pero constante de teclados melódicos, elementos del prog-metal y voces limpias hasta este disco que parece volar hacia los confines del universo en un vuelo mental similar al trance o la meditación.
Para alcanzar estos niveles de una musicalidad que supera la posibilidad de los instrumentos tradicionales del rock/metal, Ivar Bjørnson (guitarra y teclados), Grutle Kjellson (bajo, teclado, voces) y Iver Sandøy (batería y teclados) añaden distintos efectos de sonido mientras Arve "Ice Dale" Isdal se concentra en las guitarras y Håkon Vinje está sobre el teclado y las voces limpias.
Eso permite incluir trozos de techno -un poco como a lo Rammstein-, capas de ecos cósmicos, voces y samples de paisajes sonoros, así como lo que parecen ser los subproductos de distintas improvisaciones y jugarretas con pedales, procesadores, módulos, con los que obtienen vistosos resultados que añaden a la épica del black progresivo que han cultivado por décadas.
Esto lo añaden a cancines en los que escuchamos gritos shrieks, coros épicos, blast beats, sintetizadores psicodélicos (incluyendo algo de Hammond) y riffs melódicos de guitarra que acompañados de voces líricas y bajo recitan largas estrofas que vuelven a dar espacio para la música electrónica, que suele usarse como intro y coda. Con la idea de renovar interpretaciones mitológicas, también los noruegos pueden jugar con los significantes del metal sin convertirse en una banda industrial, comercial o radiable.
Destaco la canción Caravans to the outer worlds, en que se combinan solos veloces de guitarras, percusiones progresivas y agrias voces procesadas con riffs que combinan el trémolo picking del black y las atmósferas de space rock en un fondo de instrumentos de viento -que se usan ampliamente para darle un soporte novedoso a las guitarras- para alcanzar momentos experimentales con ráfagas huracanadas, percusiones y sonidos que me hicieron pensar en una lámina metálica que se bamboleaba.
Con Heimdal, el disco y la canción que lo cierra, el quinteto noruego de Enslaved parece hacerle una mueca a su propio nombre, porque están completamente liberados de estándares sónicos, instrumentales y conceptuales, reescribiendo épicas mitológicas así como expandiendo posibilidades.
Si lo quieres escuchar gratis, en Bandcamp, entra acá: https://enslaved.bandcamp.com/album/heimdal
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