13 febrero 2017

Vipassi, la nueva joya australiana del metal progresivo extremo



Con tres miembros de Ne Obliviscaris (guitarra, bajo y batería) que se completa con el guitarrista y cantante Ben Boyle (A million dead birds laughing y Hadal Maw), el cuarteto australiano se presenta con el EP Śūnyatā (शून्यता, en sánscrito), concepto de la filosofía oriental sobre la "vacuidad", en el cual no hay nada individual sino toda existencia implica al final que existe algo único que lo contiene a todo.

Una referencia que hace inevitable la comparación con Focus de Cynic, pero Vipassi se presenta con una personalidad propia que apela su propuesta artística: instrumental salvo los omnipresentes coros femeninos de la invitada Chantelle Clancy y unas pocas vocalizaciones sin letra de Boyle. Así que se presentan a la escena con un disco especialmente breve: siete canciones de metal progresivo contenidas en sólo 30 minutos y un sonido en forma de capas u olas que combina tiempos intricados separados en la instrumentación. Es decir, cada elemento está vacío en sí mismo si no se entiende como un resultado final que exhibe lo heterogéneo: la diversidad aparente en la unidad verdadera.

 Dos de mis características favoritas del disco: los temas no son variaciones demasiado extensas del mismo leit motiv sino múltiples caras, y que lo extremo y lo melódico puedan amalgamarse sin ceder su terreno.

Así que apelando a conceptos hinduistas como Gaia y Samsara, temas que abren y cierran el disco, para los nombres de sus temas, se destaca el virtuosismo alucinante en Sunyata, que pueden parecer cercanos a Spastik Ink, Bottled Science o Exivious pero con su toque individual: muchos veloces riffs de tremolo picking propios de géneros extremos, ambientes drone sin ser abstracciones shoegaze sino más concretos y nítidos, perennes arreglos de bajo fretless siempre intrincados y una batería que pasa del blast beat brutal a los arreglos progresivos más creativos, y que se intercalan con acordes abiertos, lentos punteos de guitarra y mayor presencia de la voz femenina. 

Todo esto que veces se superpone, dando entrada alternativamente -a veces por segundos lo que es una montaña rusa en la composición- o en simultáneo, lo que permite escuchar suaves melodías de guitarras que juegan lentamente con el bajo mientras la batería explota en doblebombo feroz y blastbeat. Un juego de idas y vueltas, propias del género que hacen de Sunyata un debut extraordinario, imprescindible y altamente recomendado.

Ideal para quienes piensen en un Haken o Leprous con más maldad.

PD. Lo nuevo de Hadal Maw, Olm, es también una recomendación australiana. Con nuevo cantante, es un disco extremo, progresivo y que también combina velocidad con oscuridad. 





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