27 enero 2015

Nos encanta la gasolina.


En un país gobernado por palabras, como dice Schemel, las creencias están alimentadas por el qué dirán, el me dijo un amigo y lo dijo la autoridad. Ahora, con lo micros "Energía para el pueblo" (sin resolver el tema de los apagones), de nuevo la retórica prepara el terreno para el aumento de la gasolina.
No cambió que la gasolina cuesta Bs. 3 por litro, al menos, para refinarla, sino que el déficit fiscal y la caída de los precios del petróleo transformaron el ingreso de divisas que mantienen el rentismo al que estamos acostumbradísimos.
No, no es el único beneficio que tenemos de ser un país petrolero. Al revés, era otra de las regalías representativas. Todo lo que ves alrededor se ha construido con lo que representa el 98% del dinero que entra en el país. Es como si en una familia de 30, solo trabajara una persona.
Las encuestas dicen que la mayoría está de acuerdo, pero en la calle no los encuentras. En un país con un promedio de 26 años por habitante, una parte importante del país sólo sabe de El Caracazo por cuentos, lecturas, videos o libros. Y no todos los que estuvimos (yo era un niño), rechazamos el aumento de gasolina que debería hacerse de forma progesiva y a largo plazo, pero la cultura del subsidio y el paternalismo estatal tiene profundas raíces y malos recuerdos. Los micros son el comienzo de lo que debería ser una campaña más amplia para presentar algo que es necesario pero es incómodo.
En un país inflacionario, rentista, solidario con PetroCaribe y regalando casas, torres eólicas y dinero a otros países, afecta a una sociedad que se acostumbró a soñar con el carro, a usarlo para comprar pan, para invertir, para ahorrar, para que el chamo vaya a la universidad, cuidar el catanare o comprar/vender uno usado
La medida, muy necesaria para dejar de quemar dinero y tapar el déficit (no son nuevos ingresos para otros usos sino para lo anunciado por Maduro que hará para ayudar a quienes más sufrirán las nuevas tasas de cambio que vendrán con SICAD y mercados nuevos), es impopular, es difícil de aceptar y tragar, sobretodo porque se nota, matemáticamente por los micros, que será más del 100% que ya se paga por propina.
Saben que estoy de acuerdo con el aumento: por el ambiente, la economía y las costumbres, pero también lo dijo Luis Vicente León: tendrá pérdidas políticas altísimas.
Recuerdo que según las cifras de Cavenez en Venezuela se solía vender cerca de 500 mil automóviles por año, antes de todas las regulaciones, entre 2007 y 2009, por ejemplo, lo que era mayor a la capacidad adquisitiva, crecimiento poblaciones y vías de comunicación del país. Nos encanta la gasolina porque es prácticamente gratis pero, se debe aumentar para bajar contrabando, pérdidas estatales y corregir las distorsiones.
Aunque me haga bien, odio las inyecciones y tener que vomitar a juro...

19 enero 2015

Diez alternativas a la carne roja, azúcar y lácteos para régimen especial de alimentación

Cuando me diagnosticaron psoriasis, la doctora me dijo que tendría que cumplir lo que se conoce como un régimen especial de alimentación. Por tanto debía librarme de azúcar, carnes rojas y los lácteos. Afortunadamente, mi experiencia por 7 años con el ovolácteovegetarianismo me había dado algunas pistas, pero no todo estaba resuelto.

Además, en época de escasez y aumento de precios, es importante tener algunas pistas de alternativas alimenticias a la mano.

Empecemos por la carne roja.
Naturalmente puedes comer pollo, pescados, mariscos y otras exquisiteces de carne blanca, pero no son realmente accesibles. Así que apelamos al recetario vegetariano e internacional.

1. Falafel
2. Carne de soya
3. Tofu
4. Carne de concha de plátano
5. Carne de gluten (harina de trigo sin almidón).

https://caracasvegetariana.wordpress.com/recetas/

El falafel es a base de harina de garbanzos, es una receta árabe que además puedes hacer en casa. Pero si compras la harina en una tienda árabe, lo único que debes hacer es echarle agua como si fueses a hacer unas arepas infantiles. Antes las freía pero para hacerlo más sano, y accesible, las hago a la plancha con un mínimo de aceite.

La carne de soya, mejor conocida como soya texturizada, es un grano deshidratado. Tiene alta concentración de proteína y es usado en algunos países para combatir la desnutrición. Aunque no se consigue en Venezuela con una etiqueta que nos asegure que no es transgénica, en el país tampoco es legal sembrarla o exportarla.

Para cocinarla sólo debes remojarla varias horas, y luego que se expanda la sazonas y preparas como sea. De nuevo, antes la freía, pero ahora la condimento desde que está hidratándose y las usamos en guisos con muchos vegetales. Tiene menos sabor, para algunas personas que el falafel, o más sutil. Es cuestión de probar.

El tofu, aunque nunca lo he visto en Venezuela, es una receta japonesa que se asemeja a un queso. Naturalmente, con mucho menos sabor pero también con altos niveles de proteína. Además, es muy recomendado para las mujeres por sus distintas propiedades en regulación de peso, hormonas y síntomas de la menopausia. Excelente con vegetales, como la comí muchas veces en Holanda.

Aunque nunca he preparado la de concha de plátano, la he comido muchas veces. De nuevo, altas proteínas y se asemeja muchísimo a la carne mechada, dentro de las limitaciones claras de ser un vegetal. Lo que sí he preparado mucha veces es el llamado "pescado vegetariano" que no es más que ñame rayado con limón, sal y pimiento, haciendo una masa, que de nuevo se fría o asa.

Finalmente, y quizás mi favorita aunque menos accesible es la carne vegetariana, de gluten o harina de trigo. La he comido muchas veces, fabricada o casera, y no es más que un proceso para sacarle todo el almidón a la harina de trigo y quedarse con los componentes más proteínicos. Como casi todas las recetas aquí dichas, la sazón, la mezcla con vegetales y salsas naturales, así como la costumbre son esenciales. En Maracay las venden las tiendas naturistas de la GFU en El Limón, pero basta con preguntar en tu ciudad.

¡Azúuuuuucar!
Al respecto, lo que he encontrado y recomiendo: papelón y stevia, alejándose cuanto puedas de los edulcorantes y similares. Son potencialmente cancerígenos.

Investigando encontré un producto llamado Xilitol, que es un estándar en Finlandia para los productos libres de azúcar. En Venezuela los vende NOW.

Búfala y cabra
Estos dos animales producen leche con una menor cantidad de lactosa que la de vaca. Hay que ir probando. Lo mismo con la caseína, que por ejemplo, no pueden consumir personas con algunas discapacidades cognitivas. Pero quesos también seguros son los madurados y fermentados, así como el Cheddar, Parmesano, Manchego, Emmental, según revela el blog venezolano Cocina Segura.

Por si acaso: hamburguesa vegetarianas.
Por si quieres hacerlo tú mismo, al estilo árabe, la receta del falafel
El Instituto Nacional de Nutrición nos recomienda la carne de soya
Receta para tofu (si consigues soya amarilla)
Carne de concha de plátano verde con sabor venezolano
Xilitol en Productos NOW




03 enero 2015

Técnica Pomodoro contra la procrastinación: cómo llegué al cuadro de honor

Hace unos años estudié cuatro semestres de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional Abierta. Y logró ser el segundo mejor índice de la carrera aplicando las técnicas de estudio que enseñaban en su curso introductorio. La que más me gustó, la de recompensas en vez de castigos, me la he encontrado de nuevo con el nombre de "Técnica Pomodoro".

Es básicamente lo mismo y te funcionará para vencer la flojera, la procrastinación y seguir posponiendo lo que no deseas hacer. Por supuesto, esto hay que combinarlo con otras, pero es fundamental del éxito académico y laboral.

Inventada por Francesco Cirillo a finales de los años 1980, consiste en dividir tu horario de trabajo o estudio, o lo que sea que desees hacer, en bloques o períodos de 25 minutos. En ese tiempo, debes concentrarse y enfocarte completamente en la tarea a ejecutar sin ninguna distracción. Un truco esencial es identificar las posibles distracciones y cómo evitarlas.

Para algunos puede ser el teléfono, las personas a su alrededor o incluso el lugar o la hora en que se hacen algunas cosas. Por eso esta técnica puede ser más efectiva para estudiar, cuando puedes elegir dónde, cómo y cuándo hacerlo, y quizás menos efectivo cuando se trabaja con horario y sede física específicas.

Después de cada "pomodoro" -que es tomate en italiano y se parece a un reloj de cocina, de donde provino-, te puedes dar una "recompensa" de 5 minutos. Puedes hacer lo que desees en la computadora o escritorio, que no sea estudio ni trabajo. Tu mente se relaja, te puedes estirar si quieres, mirar a lo lejos para cuidar los ojos o hablar con alguien. Revisar tu Whatsapp, tuitear, lo que quieras.

Cuando cumplas con cuatro "pomodoros" entonces crece el premio, son 15 minutos y esta vez puedes levantarte y caminar. Hacer esto de forma escalable, es decir, que primero sólo te distraes en el mismo lugar y luego puedes alejarte, con respectivos descansos, va modelando la mente para enfocarse en el trabajo, en lograrlo para obtener el tiempo de relajación.

Esto ayuda también a jerarquizas prioridades. ¿Qué prefiero hacer primero, cuál sería la tarea ideal antes de los 15 minutos de descanso, cuáles serían las primeras cuatro? Nuevas preguntas pueden surgir además del orden establecido pero además sobre el ocio: ¿qué haré con mis 5 minutos, y con los 15? Empiezas a buscar calidad del trabajo y también del disfrute, no perder el tiempo sino realmente disfrutar al máximo. Además, aprendes cuándo te tardas en cada tarea o labor.
Reloj para medir los 25 minutos de enfoque y concentración
Cuadro de honor
Por supuesto, hay actividades que requieren planificación diaria, semanal o mensual. Y más que muchos bloques de 25 minutos. En mi caso, estudiar para los exámenes parciales. Aunque valía usar "Pomodoros", después de varios conjuntos de cuatro, había que recompensarme con algo más de 15 minutos para caminar.

Entonces elegí actividades que me gustaran muchísimo pero al mismo tiempo sintiera como importantísimas. Hace ya varios años, por supuesto, cuando no había conexión por teléfonos celulares, ni banda ancha móvil, pero mis recompensas fueron: conectarme a Internet e ir al cine.

Así, mi meta de estudiar dos horas diarias para los exámenes tenía como premio poder usar Internet en mi computadora. Esto terminó en un nuevo hábito. Me despertaba a las 4 de la mañana, como si fuese a trotar o hacer Yoga, para estudiar. Pero ganaba un momento de nula distracción: todos dormían, nadie llamaba por teléfono o llegaba de visita, ni había nada interesante que ver en la televisión ni que hacer fuera de casa. Era momento perfecto para estudiar.

Eso me brindó una herramienta súper poderosa. A las 6 de la mañana no sólo estaba despierto, sino que tenía todo el resto del día para trabajar, descansar, conectarme y sentir que ya había cumplido: tenía 2 horas de estudio encima.

Si lograba mis 10 horas semanales, entonces me iba al cine. Mi mente lo tomaba como pensamiento difuso, me ayudaba a aprender, me sentía premiado y valoraba mucho más esta actividad que antes daba por sentado, igual que usar Internet. Los premios me daban una nueva satisfacción sobre algo que antes pensaba que siempre podría hacer libremente. O con el libertinaje del que procrastinaba sus propios estudios.

Así obtuve altas notas en ingeniería de sistemas, aprendí a elegir mejores películas y usar más sabiamente el Internet, especialmente cuando me quedaba dormido y ese día quedaba offline...