En 2005 se creía que para 2030,
el 60% de la población mundial vivirá en zonas urbanas, con la consecuente degradación
del campo y de los alrededores naturales a pesar del aumento de calidad de
vida, pero ya en 2008 estábamos al 50% y nuevas estimaciones ubican al 70% de
los habitantes del planeta en las ciudades dentro de 18 años, sumando por lo
menos 23 orbes con más de 10 millones de personas en el mundo.
Esta explosión demográfica ha llevado
a una corriente de municipalismo con visión de desarrollo sustentable, que en
Europa ya premia una Capital Verde cada año. la de 2012 es Vitoria Gasteiz en País Vasco. Este galardón evalúa en cada
municipio los esfuerzos en gobierno medioambiental, uso eficiente de la energía
y CO2, transporte, edificios, desechos, agua, saneamiento ambiental y calidad
del aire, de parte de las autoridades para generar mayor calidad de vida en los
habitantes. Más allá de lo meramente arquitectónico, cultural o turístico, el
reconocimiento está sobre la eficiencia y sustentabilidad en la planificación
urbana.
En Latinoamérica tenemos un gran
ejemplo en Curitiba, Brasil, una ciudad completamente ecológica, y en Bogotá,
con su Transmilenio a gas natural, el plan Pico y Pala y sus 300 kilómetros de
ciclovías, la única ciudad no brasilera (como Belo Horizonte, Brasilia, Rio de
Janeiro y Sao Paulo) por encima del promedio en el Índice de Ciudades Verdes de
América Latina 2012, cuyo estudio fue patrocinado por SIEMENS entre 2010 y
2011, y en el que no logró colarse (entre 17 selecionadas) ninguna ciudad
venezolana, aunque sólo Argentina, México, Perú, Uruguay, Colombia, Ecuador y
Brasil lograron entrar con datos suficientes.
Sin una planificación hacia el
desarrollo sustentable, las ciudades se transformarán en irrespirables para
2030, es el diagnóstico de la
ONU.
Hacia la ciudad verde
Convertir a un municipio o una
ciudad en ser catalogada como verde implica ofrecer una doble ganancia: soluciones
para resolver sus problemas ambientales (algunos derivados de su superpoblación
como el tráfico, la contaminación del agua y el aire, la desorganización
territorial y malos servicios públicos) llevándolo hacia el desarrollo
sustentable, logrando que en un compromiso de autoridades, ciudadanos y
organizaciones, que su visión ecologista sea parte del bienestar colectivo, más
allá de prohibiciones conservacionistas.
Algunas de las soluciones que han
llevado a Nantes (Capital Verde Europea 2013), Vitoria Gasteiz o Curitiba (que es sede de un inmenso parque
industrial, que incluye compañías como Audi y Siemmens, y es la segunda mejor
ciudad para invertir en Latinoamérica) a ser consideradas ciudades verdes son
las siguientes:
- Construcción de anillos verdes, en los alrededores degradados de las ciudades mediante la arborización, lo que constituye un gran cinturón de limpieza de aire conformado por varios parques, unidos por caminerías, rampas y ciclovías, que funciona como reservorio vegetal y animal, espacio para huertos familiares o personales y espacios para el ecoturismo.
- El uso de transporte masivo terrestre sustentable y ciclovías: implementar el uso del Bus de Tránsito Rápido, con un servicio moderno, cómodo y confiable, que conecte con otros sistemas de transporte como metros o trenes, ha logrado aumentar su uso en un 10%, reduciendo un nada despreciable 15% de los gases contaminantes, y un equivalente en el tráfico automotor en las grandes avenidas. Con la construcción de ciclovías (para las bicicletas) y planes ciudadanos como los carpoolers –autos compartidos por dos o más personas con carriles exclusivos-, se reduce la emisión de gases contaminantes vehiculares.
- La maximización de la clasificación de residuos sólidos y el reciclaje, no sólo resuelve el problema de la recolección y tratamiento de la basura, cerrando los vertederos a cielo abierto, sino que reducen dramáticamente la contaminación del aire de gases tóxicos con los incendios espontáneos generada de la acción del sol sobre los desechos mezclados, y del agua con los lixiviados (exudaciones que se desprenden de la basura en descomposición) que llegan a ríos y lagos por medio de las aguas subterráneas, sino que además, realizan un tratamiento adecuado de los desechos peligrosos como dispositivos electrónicos (poseedores de metales pesados como mercurio, y livianos como aluminio), convirtiendo los residuos en un generador de empleo y riqueza de las comunidades mediante la venta para el reciclaje y la reutilización.
- El uso de energías limpias como la solar (térmica y fotovoltaica), y la eólica, así como el uso eficiente de la energía, reduce las emisiones contaminantes en la generación eléctrica. Esto puede hacerse mediante los techos verdes, que aprovecha las azoteas de edificios públicos y privados para los paneles solares y los aerogeneradores, así como para jardines y huertos. De esta forma también se necesita menos refrigeración y consumo de agua en las oficinas, regulando su temperatura, se limpia aún más el aire y se controla el microclima.
- Espacios públicos: bulevares, avenidas peatonales, recuperación de plazas y parques, caminerías y jardineras, amplían los rangos de comunicación a pie en las ciudades, brindan oportunidades para el aire limpio y gracias a la arborización, son remansos para aves y pequeños herbívoros, biodiversidad y reducción de temperatura.
- Saneamiento y vivienda: reubicar a las personas que viven en zonas informales, dándoles casas de bajo costo pero con servicios eficientes de aguas negras y blancas, y recolección de basura. La formación de campesinos en mejores prácticas para la producción de leche, madera y cereales, y la rotación de cultivos, para reducir la tala y quema ilegal, y la destrucción de los suelos por pastoreo intensivo y la monoproducción.
¿Cómo lo hizo Curitiba?
En 1972 se creó una Oficina de Planificación Urbana que decidió transformar la ciudad, de mano del urbanista Jaimer Lerner, urbanista que además fue su alcalde en tres ocasiones no consecutivas, y que llevó a la ciudad a ser la capital verde de Brasil.
Con la primera universidad del
Ambiente de Brasil: UNILIVRE, Universidade Livre du Meio Ambiente, con
proyectos en los campos de economía sustentable, conservación de ecosistemas y
educación del medio ambiente. Está construida en medio de uno de sus parques, con madera reciclada desde las escaleras y rampas para llegar, hasta las aulas.
Posee además 52 metros cuadrados
de espacios verdes por habitante, mucho más de los 16 metros cuadrados
que recomienda ONU, gracias a 26 parques en la ciudad y gran arborización
urbana. Y 144
kilómetros de vías para bicicletas.
Faros de Conocimiento: Centros
educativos gratuitos distribuidos por la ciudad, donde se coordinan programas
de entrenamiento laboral, asistencia social, y educativos en general.
Un Sistema de Transporte
Integrado que permite viajar entre cualquier punto de la ciudad pagando un solo
boleto, con diversas clases de autobuses según las necesidades: Autobuses
Expresos, Inter-Distritales, Líneas Directas, Líneas de Alimentación, Autobuses
Convencionales, Circuito Centro de la
Ciudad, Línea Turística y Circuito Entre Hospitales.
Las paradas, que se identifican por su forma de tubo, venden los tickets prepagados y la rampa lleva directamente hasta el autobús para reducir tiempos.