El metal francés está viviendo un momento de gloria. No estamos sólo hablando del whalecore de Gojira con sus riffs extraños, sus reflexiones existenciales y su combinación cultural de progresivo, metalcore y rock alternativo. En el post-metal es obligatorio hablar de Blut Aus Nord, The Great Old Ones y Alcest, del black metal contemporáneo, enrevesado y orquestal de Deathspell Omega, de la innovación de Year Of No Light, de las nuevas voces del metal extremo en Svart Crown o Aosoth.
Y acá entra Gorod, con su séptimo disco, The Orb. Después del extraordinario Æthra de 2018, ahora la banda de Bordeaux, Francia, trae una mezcla poderosa, rápida y furiosa de blackened death metal, death técnico y metal progresivo que asombra tanto por la capacidad de interpretación de los músicos como por sus guiños con el sonido de Göteborg así como su capacidad de producir intrincados arreglos de batería y guitarras.
Es posible incluso escuchar influencias no metaleras -como pasa con Wintersun- que se materializarn con su canción final, una versión prog-extrema de Strange Days de The Doors. Vale recordar que en su primer EP; cuando aún eran mucho más death metal técnico, ya versionaban a Cynic.
Salido apenas en el segundo mes del 2023 se perfila como uno de los discos del año, al combinar magistralmente la crudeza del metal extremo con una habilidad técnica impresionante, conservando la mayoría de la potencia y la energía oscura de sus orígenes estilísticos.
Si algo lo diferencia sobre otros discos y artistas parecidos como Beyond Creation u Obscura es que aunque lo técnico sobresale, no es abrumador en su virtuosismo, sino que hay mucho espacio para la brutalidad, para una voz cavernosa e incluso algo old school que a veces arropa demasiado e incluso para guiños percusivos sin llegar al jazz metal dentro de una narrativa melódica y armónica que le da sentido a todo el disco.
The Orb no posee un equilibrio, sino que se inclina por un sonido extremo que deja ver lo técnico en lugar de una banda súper hábil que distorsiona sus rarezas. Un balance que aunque se inclina hacia lo extremo, no hace que sea denso e indescifrable sino que la sensación primordial sea la lanzarse al pogo, cabecear y disfrutar de los riffs melódicos hiperrápidos, que transforman la paz en caos. Pero al mismo tiempo te da oportunidad de deleitarte si escuchas cuidadosamente, al detallar claramente cada instrumento.
Hay partes black metal, mucho blast beats, intermedios limpios y una dinámica que se balancea con partes de metal progresivo.
En las voces, salvo en la versión, está Julien "Nutz" Deyres, quien viene de la banda de deathcore técnico Zubrowska. Las baterías están a cargo de Karol Diers, quien sustituyó a Samuel Santiago, conocido por otras bandas con altísimos niveles de complejidad técnicas como Black Crown Initiate, Melechesh o First Fragment.
En el bajo se ocupa Benoit Claus, quien también es miembro de The Great Old Ones. Las guitarras están a cargo de Mathieu Pascal (que además compuso los ocho temas del disco) y Nicholas Alberny, ambos invitados a hacer solos en el grandioso álbum II de los estadounidenses Vale Of Pnath.
Si quieres escuchar este discazo, está acá https://gorodmetal.bandcamp.com/album/the-orb
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