Venezuela es Woodstock 69

En Venezuela pareciera que gobernase algún tipo de punketo, hippie o rastafari de esos bien radicales, o uno de esos chicos "alternativos" a la usanza de Lisa Simpson pero ligado con fundamentalismo árabe. Aquí se apoya todo lo que los soñadores buscan, las minorías revisionistas. Gigante ondea el lema "Otro mundo es posible" pero visto por quien escucha drum n bass: un sueño europeo de antinorteamericanismo que raya ya en un sueño de ácido lisérgico en la segunda noche del Festival de Woodstock de 1969, ligado con tolerancia rastafari.

Es decir, cómo dijese el ex Ministro de Educación, Aristóbulo Isturiz, en momentos más lúcidos: el pana se fumó una lumpia.

Veamos las causas apoyadas ciegamente por el revisionismo del siglo XXI, sin mucha concordancia con la realidad venezolana o sin el seguimiento adecuado pero que enamora a los observadores más idealistas y connotados, así como a masas de jóvenes rebeldes en todo el mundo.

1. Software libre: Windows es malo, por neoliberal, monopólico e inestable tecnológicamente, además es gringo lo que hace que lo anterior se multiple por dos. Solución: Linux, la democratización del conocimiento, personalización de la tecnología, derrumbamiento de la exclusividad esclavizante neoliberal -pronto haré un post para estas "frases cohete" que suenan gigantescas y no significan un carajo- e incluso existe un decreto para el uso del Software Libre en todas las dependencias gubernamentales, lo cual ha sido incumplido hasta ahora como los hackers criollos se han encargado de demostrar.

2. No al maltrato animal, con aquella ley para la protección de los animales en cautiverio, colocando a las peleas de gallo, las corridas de toros, las mangas de coleo y hasta la santería, en pico e zamuro. Pronto nos dirá que seamos vegetarianos y usemos Converse para no matar a las vacas.

3. Ley Seca, que es un crimen contra la industria del espectáculo y casi el modus vivendi del venezolano. Los straight edge, un grupo social de extremo ecologismo dice que "el alcohol es un vicio mundano, que nubla la mente y destruye la salud. Es una forma que tienen los gobiernos y las grandes corporaciones de tener embrutecido al pueblo". ¿Al Presi le saldrá cresta con ese pelo que tiene?

4. Anti-norteamericanismo y anti-globalización, con el Festival Mundial de los Jóvenes y los Estudiantes, así como el Foro Social Mundial, máximo encuentros de jóvenes hippies, punks, comunistas y demás tribus urbanas anti-globalización junto a intelectuales emblemáticos como Ignacio Ramonet, Jesse Jackson o Noam Chomsky, se reunen en este paraíso caribeño a un poco de chamos con tatuajes del Ché Guevara, camisas del SubComandante Marcos y dreadlocks, a bañarse en Choroní, fumar marijuana y bailar techno, creyendo que así hacen un cambio importante en el mundo porque ellos usan Adidas y usan bolsos tejidos por ellos mismos.

5. Indigenismo, con un Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas como último invento e inclusión de artículos con respecto a estos en casi cada ley nacional. Muy a lo Rigoberta Menchú, la líder indigenista nicaragüense, premio Nóbel de la Paz.

6. Ecologismo, con el cambio de bombillos incandescentes a los fluorescentes, de forma gratuita que los radicales creen que tiene micrófonos o cámaras. Ni me imagino la central de datos para tal idiotez, sin embargo, luchar contra el Calentamiento Global es similar a pintarle bigotes a un afiche de George Bush para este gobierno.

7. Anti-consumismo y los nuevos valores ciudadanos, con un rechazo a las carreras de caballos, al juego de lotería, a la economía neo-liberal, a la publicidad de cigarrillos y bebidas alcohólicas en televisión y radio, y con ideas como la agricultura hidropónica, el cooperativismo, el acercamiento con grupos islámicos y el latinoamericanismo.

8. Además, le lanza patadas al FMI y al Banco Mundial, ayuda a los afroamericanos pobres en EEUU, le envía dólares a todo el mundo incluyendo Haití y Jamaica, hace negocios con países africanos que nadie recuerda, hace giras por países rarísimos de la antigua URSS y financia conciertos de rock, hip hop y reggae por todo el país.

En teoría, para todo activista social, digamos tipo Rage Against the Machine, Venezuela es un paraíso del pacifismo y la alternativa libertaria, una utopía que mezcla la granja ecologista y las comunas hippies con el poder de los campesinos, obreros, mujeres y aborígenes oprimidos del Tercer Mundo, unidos para derrotar a McDonalds, la opresión norteamericana y los grandes magnates del mundo.

Qué se vengan para acá unos meses, a un barrio de Caracas, con sus caritas rosadas y sus ojos verdes, con la salsa prendía y los malandros criseados, para que vean este sabor tropical que no es tan hippie como se creen ellos. Pero a punta de estas ideas románticas, todos los intelectuales de izquierda, progresistas y no-alineados del mundo, ven en nuestro Presi, el hombre capaz de cambiar y salvar el mundo después de tantos años de lucha. ¿Será que creen que en esta vaina escuchamos Jimmy Hendrix y música "caliente tropical" todo el día?

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