Una hipótesis científica, publicada por la Unidad de Comunicaciones e Información Pública del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en México en 2002 y EcoPortal, es la del ciclo natural en el Atlántico Norte, en la cual una pequeña glaciación (que se calcula sucedería antes del 2020), se repite cíclicamente después de 35 o 40 años de “calentamiento global sostenido”. Esto se cumpliría en 2011 y 2016 respectivamente. Es el llamado Efecto Ártico y la planteó el ambientalista venezolano Erik Quiroga.
Se estima que la primera vez sucedió hace unos 11.500 años, tras 40 años de calores ascendentes, según la teoría de ciertos oceanógrafos, para contrarrestar veranos especialmente cálidos, y la más reciente sucedió en la Edad Media.
En este caso, los informes de deshielo descubrieron que en el año 2007 se perdieron 1.200.000 kilómetros de hielo polar, más de lo que se había perdido en los pasados 30 años juntos, por lo que se calcula que cerca de una década después (más o menos en 2016) habría un descenso considerable de las temperaturas globales por las alteraciones en las corrientes de aire y cuerpos de agua, y el efecto del albedo, cantidad de energía solar reflejada sobre el planeta.
Más deshielo, más nubes
Los glaciales reflejan 90% de esta luz, los cascos 40% y las superficies marinas 20%. Océanos y mares absorben 80% de calor solar. Con menos glaciales hay menos intercambio térmico entre el mar y éstos. Por tener 4.2 veces más capacidad calórica y ser mil veces más denso que el aire, el intercambio es 30 veces mayor, causando un aumento de la evaporación y por tanto, grandes tormentas en temporadas inesperadas.
Hay más complicaciones. En suelos árticos como Groenlandia, el hielo derretido deja al descubierto terrenos oscuros que absorben 90% del calor, aumentando el deshielo y lanzando gases de Efecto Invernadero. Los glaciales acumulan el 14% del dióxido de carbono del mundo, y su desaparición aumenta el ciclo que estamos describiendo, grandes calores que producirán muchísima agua evaporada, grandes nubes que se precipitarán en épocas y lugares que hasta ahora no lo hacían.
El principal indicador de que esto sucedería sería el cambio de la llamada “corriente del Golfo” que nace en el Mar Caribe, donde confluyen otras tres corrientes. Esto afectará lugares tan inusuales como Florida y Caracas, con nevadas inesperadas en algunas ciudades de Estados Unidos. El Calentamiento Global empezó efectivamente en 1976, por lo que el 2011 hubiese sido crucial para evitar un enfriamiento planetario para 2016, lo que parece inevitable.
Efecto Ártico en la prensa
Este teoría fue formulada por Erik Quiroga, un ambientalista venezolano, conocido por promover el Día Mundial de la Capa de Ozono, y una reciente entrevista en Café CNN con Alejandra Gutiérrez Oraa encendió las alarmas en México y Latinoamérica sobre la ola de frío polar que afectaría Centroamérica, y que ya se siente en Honduras, pero que ha afectado gravemente a México. Varias notas de prensa han reflejado estos pronósticos que hace diez años sólo se tomaron como teorías.
“Se están cumpliendo mis pronósticos”, ha dicho el venezolano, que predice que la ola polar llegará hasta Florida y en Caracas habrá una temperatura mínima de 14ºC. Pero va más allá, o lo hizo en 2007 cuando lanzó la advertencia de forma más detallada: “No está previsto a futuro ningún tipo cooperación internacional frente a la posibilidad de un “cambio climático repentino”, con efectos colaterales en la Región del Caribe. ¿Cómo se afectarán los suelos, la producción alimentaría, el agua, la energía (alternativa) que permita afrontar la situación? ¿Como afectará a la primera victima del fenómeno, el actual modelo de desarrollo?”. Incluso se ha hablado aquí de Pacheco hasta marzo.
Erik Quiroga, el teórico
Nacido en San Cristóbal, en Táchira, pero criado entre el Sur del Lago de Maracaibo y Valera, cerca de Bobures, este ambientalista venezolano conoció el fenómeno meteorológico del “Relámpago del Catatumbo”, una tormenta eléctrica que se presenta en el Estado Zulia y que ha sido tomado como un icono de la región, siendo apenas un niño, una visión que le duró toda la vida.
Erik Quiroga es el promotor del Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, propuesta que presentó en 1993 ante la Cancillería de la República, cuando Quiroga ostentaba el título de Presidente del Club de Amigos de la UNESCO Venezuela y que fue llevada por el Estado ante la ONU con apoyo del Grupo Latinoamericano y del Caribe, siendo aprobada por la Asamblea General en resolución del día 19 de diciembre de 1994. Desde ese año se celebra cada 16 de septiembre en todo el planeta. En 2004 se aprobó al celebración de un Año Internacional, el cual fue decretado para 2007.
En 1992 estuvo en la apertura del Parque Universal de la Paz, una zona verde protegida en la parroquia caraqueña de Caricuao, a cuya inauguración asistieron 17 Jefes de Estado, encabezados por el ex presidente Carlos Andrés Pérez, quién sembró un araguaney. En una propuesta llevada a cabo por la comunidad junto al cronista y ambientalista Luis Guillén, y que posee 240 hectáreas. Hoy está abandonado, invadido y asediado por los incendios intencionales.
Se le concedió el Premio William H. Phelps de 1996 y el mismo año ganó el Premio Municipal de Ambiente del Municipio Chacao, fue jurado en el Premio Municipal de Murales Ambientales en 2009 en el Municipio Libertador, el cual le otorgó la Orden Guaraira Repano. “No entiendo porqué no trabajo con el Estado”, dice sin aspirar a ningún cargo político pero conciente de las posibilidades no aprovechadas con los asesores correctos.
Hasta el año pasado Erik Quiroga se había dedicado a impulsar el “Relámpago del Catatumbo” como Patrimonio Natural de la Humanidad, cuya primera propuesta fue rechazada por la ONU “por ser un fenómeno meteorológico". El 23 de febrero de 2011 solicitó apoyo del presidente de la República para presentar junto al Ministerio de Ambiente al Parque Nacional de Ciénagas Juan Manuel, donde se encuentra el epicentro del Rayo del Catatumbo para una reconsideración del organismo internacional.
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