Nullentropy dedica su segundo disco al planeta fantástico que da vida a Aetheria Conscientia, como banda y planeta. “The Singularity Recital” se ubica así a un millón de años antes de la temática abordaba en “After the tears have dried”, disco debut de Nullentropy.
Y eso es sólo posible por la participación de Simon Chatteleyn, quien en Nullentropy se encarga de todos los instrumentos: incluyendo teclados, saxofón, didgeridoo y djembe, pero que incluye además cinco cantantes, un baterista, un cellista, dos guitarristas haciendo solos y un pianista invitados. Death metal progresivo, con interesantes arreglos que le dan dinamismo durante el disco, algunos momentos experimentales inusitados pero lejos de la vanguardia de la nueva banda, donde sólo canta, toca percusión y saxofón.
El segundo disco de Nullentropy habla de tecnología, espacio y un futuro utópico alternativo, lo que incluye una forma de ver al black metal desde el vórtice, desde la orilla del abismo y sin pretensiones de encajar, con mucho de death progresivo, orquestaciones poderosas, una batería de mucho soporte –con algo de sonido industrial- e interesantes juegos de tonalidades entre guitarras, que le dan una clara atmósfera coral, apoyado en sus vocalistas.
Se destaca el tema "Feral Utopia", por el juego de voces, pianos y cello, donde hay más capas de sonidos que evocan al cosmos, la alienación y la agresividad, aunque hay cosas muy interesantes en el segundo tema “An Electric Sheep´s Dream”, donde hay voces líricas y saxofón, varios interludios suaves, o en “Hacking the cortex” donde profundiza la experimentación en las guitarras, ya hacia el post-metal o incluso un space rock distorsionado.
Un disco que empieza un poco aburrido o predecible, lo que evita en la otra banda incorporando muchos más músicos fijos, pero que se expande en sus propias capacidades compositivas. En cada canción Simon va expandiendo sus experimentos sónicos y de composición, las estructuras incluso de la música extrema, introduciéndose cada vez más en el space rock malvado, con sintetizadores que acompañan a los riffs, que tan bien le funciona. Mucho más progresivo que Borknagar y menos complejo y profundo que Ephel Duath, este músico francés sabe incorporar figuras y formas fuera del metal bajo una óptica que parece querer enrarecer todas sus ideas con la lava negra de la distorsión. Y cuando parece que se le escapa la bestia, agrega saxofón y piano para exhibir sus diversos lenguajes.
Quizás lo más interesante es la búsqueda de Simon, tan interesado en los temas de un futuro cibernético de inmortalidad humana, la exploración sideral y los peligros de una tecnología que pueda llevar a los peligros antes explorados por la ciencia ficción, e incluso la bioética: una rebelión robot, una inteligencia artificial rebelde/asesina y la pérdida de la esencia de la humanidad por tanta intervención electromecánica.
Y esa mezcla, de orgánico y robótico, de sintético y metálico, lo asume en su música como una obra conceptual, una visión artística de la curiosidad científica. Y este disco es así, sumamente interesante, con seis temas largos, entre 7 y 10 minutos, más una introducción evocadora: Online Meditation, la espiritualidad intervenida por la tecnología.
Bajo esa línea de argumentación, mi tema favorito es el último, el más inesperado. En "Mechanical Uprising" hay una especie de black swing, con voces agudas haciendo coros y devaneos, en que guitarras distorsionadas bailan con un piano en algo que termina sonando como un Faith No More satánico. Para lograr tal locura, el cantante invitado es Laurent Bellemare (Serocs y Sutrah). Luego el tema va hacia un metal progresivo que termina con sonidos orientalistas, que terminan evocando las dudas existenciales antes nombradas.
Escúchalo aquí y saca tus propias conclusiones https://nullentropy.bandcamp.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Habla, sé serio y organízate.