1. The Bagatelles Vol. 1 (2025) de Mary Halvorson Quartet, serie The Bagatelles de John Zorn. Saca tantos discos y muchas veces tan abstractos que este me sorprendió gustosamente con mucho placer auditivo.
Es un disco de jazz fusión y mucho rock progresivo, que fue lo que más me gustó, entonces además de las sonoridades propias del género estadounidense, están los cambios, formas y tiempos extraños. Además, conocí el género bagatelle (bagatela) del cual Beethoven fue un profuso exponente: canciones simples de música clásica, con final abierto y para ser interpretadas de forma ligera y juguetona.
Zorn tiene una serie de discos desde 2021 para sus más o menos 300 bagatelles, en este caso interpretados por el cuarteto de la guitarrista de jazz Mary Halvorson, de Boston y residenciada en Brooklyn. Es el segundo disco del cuarteto, completado por Drew Gress (contrabajo), Miles Okazaki (guitarrista) y Tomas Fujiwara (baterista), después del Piamon (Book Of Angels 32) también de Zorn. 4,6 de 5. En Spotify.
2. Lower (2025) de Benjamin Brooker: el neo-soul no me conquista, porque aunque este disco tiene instrumentación y producción preciosa, la voz arrastrada y baladista, más el ambiente de pop setentoso no me logran retener. Según RYM es art rock, experimental, alternativo y noise, así como soul sureño y neo-soul Escuché demasiado de lo segundo y no tanto de lo primero. 2,5 de 5.
3. Hurry Up Tomorrow (2025) de The Weeknd: Sé poquísimo o nada de este artista. Suena a veces a Michael Jackson o a Bruno Mars pero dramático. Según RYM es R&B alternativo, synthpop, synthwave, electrónica progresiva, dance-pop, trap soul, trap y art pop. Es decir, mucho trabajo de producción y de estudio, pero no es lo mío. 2,5 de 5.
4. Sign of the Storm (2025) de Century: esperaba mucho de este disco, pensando que era otra expresión de power metal estadounidense y/o con epic doom brillante como Smoulder. Lamentablemente es un heavy lento, pero sin doom, más cerca de NWOBHM pero sin encanto ni speed, thrash o algún agregado novedoso. Malazo. 2,5 de 5. Son suecos.
5. Showbiz! (2025) de MIKE: no me va bien con la mayoría del hip hop gringo, la verdad. Me aburrió, 2,5 de 5, y eso que es Jazz Rap y Abstract Hip Hop.
6. Goyard Ibn Said (2025) de Ghais Guevara: un poco mejor, pero no más de 3 de 5. Definitivamente no soy del East Coast Hip Hop.
7. Unlimited Violence Apologia (2025) de Bee Hive Ski Race: now we are talking, emo/post-rock psicodélico y punketo que me alegró el día. Según RYM también es post-hardcore, screamo, space rock y noise rock. Una buena combinación de géneros y texturas en base a guitarras, mucho bajo distorsionado y locuras vocales, junto a baterías duras y procesadas con un sonido expansivo, sabroso y rabioso, que va paseándose por la angustia, la alegre calma y la disertación emocional variable. Su tema Fahrenheit, instrumental y de más de siete minutos, es sublime. Lo mismo pasa con Exhibitionism, con aserradas guitarras en wall-of-sound y minimalismo post-rock en bifonía encantadora, junto a una belleza orquestal casi oníricca.
Bee Hive Ski Race son Nate Gliebe (batería), Nick Robles (bajo, vocales), Katie Blackburn (guitarra, vocales) y Trevor Stout (guitarra) que sustituyó a Brendan Fenton. Son de Cleveland, Ohio. 4,7 de 5. En Spotify.
8. My Love Is A Bulldozer (2014) de Venetian Snares: breakcore de Canadá, que samplea música académica, jazz y folk con muchísimo drum n bass, jungle y breaks violentos y fortísimos. Básicamente Aaron Funk, la mente detrás de esta agrupación, impulsó el breakcore en 1997 después de algunos inicios en el hardcore intensificado de Atari Teenage Riot y Alec Empire. Este disco es riquísimo en sonidos acústicos "cultos" sampleados a diferencia del hip hop, que toma del funk, del soul o de discos de R&B. Me encanta este disco, es fascinante, 4,8 de 5. En Spotify.
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