Hay lugares que cultivan profundamente un sonido como Seattle, Gotemburgo, Monterrey, Punto Fijo (Venezuela) y también Montreal, en la afrancesada Quebec, en Canadá. Tierra de bandas de intrincadas maldades como Gorguts y Cryptosy, de locuras avantgarde como UneXpect, de clásicos del metal técnico como Martyr y Voivod, y también de Ion Dissonance.
Bebiendo de las influencias claras de sus compatriotas, tras seis años de descanso, estos dementes del mathcore presentan su disco "Cast the first stone" con enrevesados riffs de guitarras sobre una pared de cambios frenéticos de ritmos y tiempos, con una distorsión ácida e interesantes juegos vocales que dan buena compañía a a una batería que como el resto de instrumentación, no es tan extrema pero sí violenta y creativa, que me deja la sensación de estar escuchando a quienes no paran de escuchar Fantomas, y The Dillinger Escape Plan, pero en una versión más lenta pero igualmente desstructiva y rara.
Aunque puede ligarse con el género metalcore, se arrima a sus colegas más extremos y técnicos, pero también a la experimentación puramente sonora y a la intervención, a veces casi quirúrgica, de guitarras con efectos diversos que pueden amalgamar técnicas distintas para formar un caótico atrevimiento que casi llega al jazzcore y es definitivamente, una alternativa, porque no son death, en una escena que quizás pueda desgastarse al mediano plazo.
De nuevo, un descubrimiento -aunque estaban a la vista- que agradezco y recomiendo. De una vez, a revisar su discografía.
Por cierto, la banda comparte muchos miembros con Despised Icon, como para también estar pendientes de estos canadienses.
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