En "Maps of Non-Existent Places" de 2012 aún no habían llegado al estilo pulido que les permitió conquistar audiencias más amplias, pero se tocan más detalles vanguardistas y experimentales en la forma de interpretación y composición, que incluso podrían recordar a Stradasphere.
Así que aquí también podrás escuchar confluir el intercambio incesante entre instrumentos de viento y de cuerdas con extravagancias propias del metal progresivo, pero en lugar de sólo experimentar la sensación de estar en una especie de concierto giratorio donde bandas distintas tienen distintos momentos frente al público, mientras en los interludios crean una complicidad que sirve de puente con momentos brillantes en que suenan al unísono, también hay intercambio de estructuras que le da riqueza interpretativa aunque lo aleja de públicos no conocedores o abiertos a experimentación.
Lo que puedes esperar son breakdowns de bajo y batería que dan espacio para que el saxofón y la guitarra distorsionada compitan con los sintetizadores, algo muy propio de la improvisación en jazz, produciendo una especie de hijo demente psicodélico que nace en la canción "Suspicious Waveforms", justo a la mitad del disco. A partir de entonces se complejiza: ya no sabes si escuchas rock tocado con violas y teclados, o jazz guitarrero. De nuevo, sin llegar a los extremos vanguardistas de Mr. Bungle, aunque apelando al virtuosismo veloz y los interludios de canciones dentro de canciones.
En este primer larga duración (después de un EP de 2011) el septeto que parece una orquesta de jazz intervenida por rockeros, o lo contrario, se escuchan influencias de la música gitana, española, hindú o árabe, así como del hardrock y claramente, sobretodo en las voces, de Coheed and Cambria, más la fuerza del metal progresivo. El paquete: un híbrido único que es una joya de la instrumentación. Escúchalo
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