Históricamente el desmoronamiento de sistemas políticos pasa por la pérdida de aliados internos y externos. Pasó en la Unión Soviética, pasó con Allende y con Pinochet en Chile y también con Carlos Andrés Pérez, censurado primero por AD y luego pasado a juicios por el Fiscal General. Así que en la lucha por el cambio en Venezuela la conformación de un frente común más fuerte pasa por aceptar a los que quienes se sumen a la oposición, a quienes dejan de colaborar con el gobierno (pasó con militares y policías el 23 de enero de 1958 en Caracas) y quienes le quitan el apoyo mientras sigan siendo coincidentes en el chavismo pero se deslinden, como Marea Socialista y el diputado Eustoquio Contreras del partido Vanguardia Bicentenaria Republicana.
Ya la oposición lo ha hecho. Dos de los tres gobernadores opositores del momento vienen de las filas del PSUV (Falcón) y el PPT (Guariulla), mientras que un muy estimado diputado joven, Miguel Pizarro, viene del partido Podemos, luego pasó a Avanzada Progresista y ahora Primero Justicia. Ni hablar de Gilber Caro, hoy apresado a pesar de tener inmunidad parlamentaria. Quien pasó de delincuente y pran a activista social, egresado del programa Lidera del IESA y diputado.
Podemos pasó a la oposición cuando se creó el PSUV y se negó a desaparecer, pero luego fue "devuelto" al chavismo vía TSJ. Algo similar a lo que pasó con el PPT, que retó al chavismo en las elecciones parlamentarias de 2010 en la voz de José Albornoz.
Como ambos fueron secuestrados judicialmente -impidiendo que apoyaran a Capriles en las presidenciales de 2012 como lo hicieron en las primarias- (y antes de la experiencia del MIN-Unidad, Bandera Roja o COPEI), se conformaron los partidos Avanzada Progresista y Movimiento Progresista de Venezuela, para los podemistas y pepetistas que se separaban del gobierno. Toldas que sí pudieron darle su apoyo en esos comicios. Partidos que no sólo tienen diputados de oposición ahora en la AN, sino que dos de los tres que el TSJ le quitó a la MUD en Amazonas son del MPV, antes PPT, antes chavista.
Así que aunque es entendible que haya desconfianza, dudas o mera rechazo por las declaraciones de la Fiscal, Dudamel o políticos, es una señal de oportunidad, son fuerzas que se le retiran al gobierno con influencia mediática en todo el mundo o en la judicialización de la represión. Dejan de tenerlo ellos y lo tienes tú o dejan de ser útiles para quien reprime.
Por supuesto que también significa la búsqueda de un día después, de una salida negociada que reduzca el peso mediante procesos de justicia transicional. No es lo mismo pasar 15 años de casa por cárcel con inhabilitación política que 30 en una cárcel, por ejemplo, pero no todos las merecen pero tampoco es fácil alcanzar que alguien busque consensos contigo si no hay un trato. Algo usual en asuntos policiales, entre fiscales y acusados, entre quienes colaboran en delatar, en la sedición civil. Y así lo dejo, en clave, como Luisa Ortega.
Los que cambian son parte de la transformación. Yo cambié. Es difícil hacerlo, es admitir que te equivocaste y actuar en consecuencia. Pero no puede ser condena, ni quedarnos pegados en lo que sucedió. Eso haría la vida insoportable en lo cotidiano. No quiero con esto minimizar responsabilidades, ni culpas ni lo que debe investigarse y castigarse, pero como dijo Eustoquio en su Twitter hace poco: es mejor un mal acuerdo pacíficos que una buena guerra civil. Y lo dice quien el año pasado apoyaba no hacer elecciones regionales y antes era un incondicional del chavismo. ¿Cómo lo prefieres hoy y mañana?
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