Soy fanático de Grave, y por tanto, de su excantante, Jörgen Sandström. Así que trato de seguir cada banda y colaboración que hace. Con Project Hate MCMXCIX me costó por lo poco que se consigue en Youtube. Pero ahora que he escuchado su disco 2017 he quedado gratamente sorprendido. Su voz, profunda y corrosiva se mezcla con la de la cantante noruega Ellinor Asp con un fondo de death metal industrial, bien procesado, mezclado y tocado, que sin sonar post-apocalíptico, suma electrónica a una maquinaria aplastante.
La voz femenina no es coro celestial ni suaves acompañamientos líricos, sino alaridos de rock y gritos frenéticos que me hicieron recordar el trabajo de Agnete Kjølsrud de Djerv con Dimmu Borgir y Solefald, mientras que los solos de "Lasse" Johansson como invitado recurrente de la banda le brindan una mezcla de doom y hardrock a una mezcla ya por sí dinámica y vibrante (incluyendo arreglos de pianos con atmósferas electro). Además, Asp escribió las letras que hablan de caos y placeres carnales. El diseño de la portada es majestuoso.
El disco está construido con canciones larguísimas (la más corta tiene 11 minutos) que oscilan entre clímax de la mano de Asp (con cuerdas y sonidos industriales de por medio) así como descargas donde voz y batería se las juegan juntas para sonar demoledoras. El disco juega siempre con emociones elevadas, sin bajones, sino interludios y puentes para nuevas olas de potencia.
La inclusión del cantante de Amon Amarth, Johan Hegg y Erik Rundqvist (Cut Up, Vomitory) muestra la apuesta por darle protagonismo bestial a las voces, siempre en la punta de la silla, con los nervios de punta y con una dualidad que no es el del metal sinfónico épico o el metal gótico, sino algo novedoso, no que una bella y bestia sino que -casi como una afrenta a los prejuicios de género- permitan un intercambio vocal más amplio e inesperado.
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