1. [Hordalands] Doedskvad [Escuadrón de la muerte] (2008) de Taake: black metal noruego en toda su esencia: igualmente disonante, sinfónico y muy furioso, que combina riffs gélidos pero combativos, llenos de melodías de cánticos de avanzada y una batería rápida y detallista, con influencias del hardcore y el death melódico, pero también con un sonido intencionalmente abrillantado y de atmósferas misteriosas, que son resaltadas por un shriek agudísimo y combativo, con letras de temáticas bélicas, tomando algunas formas del viking y el war metal. 4,7 de 5. Tiene arreglos complejos, que combinan arpegios lentos con líneas de bajo muy trabajadas, y una batería especialmente detallista, lo que parece combinar formas primigenias de Satyricon y Emperor con un formato más subterráneo o divergente.
2. The Return Of The Black (2024) de Imminence: Después de regrabar su disco debut I, en la forma de The Reclamation Of I, ahora presentan una segunda versión extendida de su disco más reciente, The Black de 2024, con tres temas nuevos, tres remezclas y cinco temas rehechos con cantantes invitados: Scott Kennedy de Bleed From Within, Lucas Woodland de Holding Absence, Tim Charles de Ne Obliviscaris, Joel Holmqvist de Aviana y Niklas Karlsson de Orbit Culture).
El disco es una brutal combinación deathcore sinfónico, melodeath y metalcore, que presenta gritos desgarrados, líneas limpias o semigritadas emotivas y altísima potencia en las guitarras, con delicados y frecuentes arreglos de violines, ambientación permanente y arreglos rítmicos formidables. Por suerte, hay temas que se inclinan más a ciertos géneros. En Cul-De-Sac escuchamos un metalcore durísimo, lleno de arreglos de black sinfónico.
Entonces en Death By A Thousand Cuts, es más metalcore melódico y post-hardcore. En otros temas como Beyond The Pale hay breakdowns de deathcore dowtempo hechos a base de riffs de sonido industrial y expansivos momentos de guitarras atmosféricas. Una genialidad hacer metal alternativo / deathcore siendo suecos. Me gustó muchísimo, 4,3 de 5, aunque creo que quizás abusan de repetir ideas ya visitadas en muchos temas, aunque por otro lado nos dan más de su propuesta de djent /metalcore con black/death sinfónico.
3. The Dormant Darkness (2025) de Buried Realm: otra buenísima noticia es escuchar este disco de death técnico y melódico, el cuarto de esta banda de Colorado Springs, que combina fuerza de riffs de black muy sinfónico y de melodeath feroz, con arreglos percusivos densos, feroces y complejos, guturales monstruosos y shrieks angulares, así como un doble bombo nuclear y buenísimas variaciones extrañas que incluyen arreglos vocales de rap metal / metalcore, la épica del power metal y solos de guitarrista shred con influencias del speed y el hardcore. Un gran trabajo del multiinstrumentista Josh Dummer con Björn "Speed" Strid (Soilwork) y Christian Älvestam (Aortha) de vocalistas invitados. 4,5 de 5.
4. Ravage Of Empires (2025) de Benediction. Death metal británico vieja escuela que nunca muere. Growls brutales de Dave Ingram, arreglos de varias capas como solía ser y guitarras que van de lo melódico a lo misterioso, siempre oscuros. Hay algo de reinvención al combinar el death doom europeo con gran calidad y el death originario con un sonido ligeramente más moderno, con arreglos de thrash y groove metal potente, más cercano a Lamb Of God que a Testament o Pantera. 4,1 de 5.
5. Ghostlands: Wounds from a Bleeding Earth (2017) de Wormwood: hermosura brutal de disco, entre el black melódico y el folk metal más bélico. Adoro la aproximación de esta banda sueca, una especie de romanticismo de conquistador guerrero, que combina los melancólicos sonidos nórdicos inspirados en la naturaleza y el misticismo con los inspirados cánticos de la aventura exploradora, dándole prioridad a la melodía. Así los riffs épicos están expresados con blast beats, trémolo picking y una distorsión rabiosa, conservando los sonidos que invitan a recorrer los mares y los bosques con espíritu de aventura.
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