Hace unos 6 años, mientras trabajaba en una web de noticias, estaba en una posición económica muy buena, trabajaba freelance y tenía mi Mac nueva. Mis padres se habían divorciado hace unos años, por lo que teníamos una nueva paz familiar en la casa. Yo había dejado de ser vegetariano, evitando un orgullo espiritual que como todo exceso, no es bueno. Me sentía muy bien en lo físico, mental y emocional.
Sin embargo, noté que algo había cambiado físicamente. Un día me golpeé en la espinilla cuando subía las escaleras hacia mi casa, cortándome con el filo metálico. Normalmente, como si una especie de Wolverine, mis heridas se curaban sumamente rápido. Pero esta vez se hizo una roncha, luego otra y en un día ya tenía como cinco. A la semana no sólo no se había curado sino seguían saliendo capas de piel. Mientras tanto, algo similar había sucedido en mi cuero cabelludo: la caspa se había vuelto algo que conocemos como ceborrea, pero era realmente una especie de incesante crecimiento de capas como en mi pierna.
Fui a un primera doctora que dijo que era caspa, después de un examen a cuerpo completo. Me envió un tratamiento que no me alivió sino que empeoró: se fue a mi rostro. Corrí a otro dermatólogo que dio en el clavo: lo que tienes es psoriasis, una enfermedad que provoca que la piel, en lugar de regenerarse cada 21 días, lo haga cada 2 horas, acumulándose en unas ronchas que van desde el cuero cabelludo hasta el resto del cuerpo, especialmente en articulaciones. Me dijo que no afectaría sino la estética de mi piel, y según la gravedad, podría ser más o menos molesto. Me mostró casos de personas que lo tienen en todo el cuerpo, en toda la cara o como una caspa megapoderosa.
Me sentí aliviado porque no era algo crónico ni fatal y al mismo tiempo preocupado porque tenía una dolencia que me dijo que era congénita y de por vida. Ya saben, las etapas del duelo. Me envió unos medicamentos basados en esteroides para el cuerpo cabelludo y la piel, así como múltiples exámenes. Lo confieso, era terriblemente difícil y caro hacérselos todos, y la crema me aliviaba los síntomas poderosamente. Hasta que empezó a escasear, y luego mi cuerpo reaccionaba con más fuerza, y el efecto tardaba más y era menos duradero. Entré en una espiral que me impedía hacer algunas cosas: ya no me quería quitar la camisa en la playa, la piscina, al practicar algún deporte, mientras muchos amigos y compañeros de trabajo y amigos me preguntaban por esas ronchitas que parecían picadas de zancudo en los codos, los labios o los brazos.
Entonces leí sobre el Doctor Abel Poleo, exdirector del Centro Bolivariano de Investigación en Salud. Decía que había encontrado un tratamiento, basado en plantas de la Gran Sabana, que lograba arreglar esta respuesta insistente del sistema nervioso de regenerar la piel, formando escamaciones. Es decir, hiperqueratosis. Me costó mucho, mucho, mucho tiempo conseguir un cita con él, dentro de noticias más o menos reales, vídeos, sus cuentas en redes sociales con consejos y agradecimientos de muchas personas, así como la esperanza de recibir el tratamiento de forma gratuita a través del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales.
Finalmente, este lunes pude asistir con la doctora Gregoria Guanipa, quien estudió e investigó con él las enfermedades sistémicas. Su diagnóstico con un resonador cuántico que midió el funcionamiento de todos mis órganos y la explicación científica de lo que habían encontrado me dio una nueva perspectiva de vida, que al mismo tiempo hace referencia a lo que había vivido y aprendido antes. En una primera revisión, me alertó que los malos hábitos alimenticios, estrés no manejado correctamente y exceso de cortisol podría haber despertado un gen heredado de mi padre y mi abuelo.
Bioquímicamente esto produciría unos OH- (oxidantes) que roban calcio al cuerpo para poder desecharse, mientras generaran unos linfocitos T que llegan al torrente sanguíneo y de allí a la piel. La forma de combatirse eso sería reduciendo las circunstancias que "despiertan" al gen, y la cadena de reacciones que provoca en cada uno de los puntos: la sangre, la dermis y lo celular (mitocondrial).
En primer lugar: alimentación libre de carne de ganado vacuno, lácteos y derivados (no aptos para el adulto y cuyo ingreso en la dieta humana se masificaría en la II Guerra Mundial), enlatados, embutidos, aditivos químicos (cubitos, sabroseadores, salsas industrializadas), azúcar, jugos pasteurizados y bebidas en sobres. Tampoco la carne de cerdo, tabaco, chimó, alcohol o cigarrillos. Todos estos alimentos producen estrés oxidativo que lleva a la degeneración progresiva de la enfermedad. Por otro lado, puedo consumir papelón, leche de soya y queso de cabra o búfala.
Lo que sí: frutas, vegetales verdes con aceite de oliva, hortalizas y granos para la vitamina E y el calcio de forma natural. Frutos y semillas secas y cereales. De nuevo, nada de Corn Flakes ni similares, sino lo más vivo, crudo y natural posible. Entre las ideas que vuelven a mí, está el comer falafel, tofu, carne de soya y hasta intentar con productos que se han popularizado con el fitness, como la leche de almendras, y echar mano de lo que he aprendido con Deleite Cacao: dulcería para celíacos, intolerantes a la lactosa y diabéticos, que conocí gracias al Picnic Urbano. Unir los puntos hacia atrás, como dijo Steve Jobs en Stanford. Todo lo que hacemos nos lleva hacia donde vamos a ir.
Sobre los hábitos de vida: dormir de 10 PM a 4 AM para la reducción de cortisol y la regeneración celular (que no sucede si duermes después de esa hora). Lo confieso: un zombinauta nunca hubiese pensado en esto, ni un geek que ha pasado toda la noche despierto en la red. Pero me decidí a cambiar mi vida, aunque ya esté lejos de esos madrugonazos, tampoco estoy en lo que me recomiendan médicamente, dormir con todo apagado a las 9:30 de la noche. Además, regresar a la práctica del Yoga y tener recreación semanal, quincenal o mensual, hacer 30 minutos de ejercicio diario y un adecuado manejo del estrés. Para mí, parte de eso es escribir este cuento largo, como una especie de confesión para compartir la alegría del cambio y este nuevo reto por mi bienestar. Sí, estoy escribiendo esto en el blog del Irresponsable.
Toda esta información provendría de la tesis de grado que Poleo y Guanipa. Y claro, hay más. Dentro del cuerpo hay elementos bioacumulativos, oligoelementos y vitaminas, que hacen daño por exceso o defecto. Los metales pesados deben salir, algunos producto de fumar o ser fumador pasivo, lo ambiental o el agua. En mi caso por haber fumado. Mientras que el uso de los esteroides de forma consecutiva -que no deben usarse por más de 15 días- deja también ciertas implicaciones.
La segunda vez que me tocó cita, el enfermero del doctor Poleo me mandó a llamar. Me hice un pediluvio como él pide, otra resonancia cuántica y me examinó. Poleo es dermatólogo tropical y neuropsicólogo clínico. Tras una consulta para hablar de la vida, los síntomas y hacer un examen completo, me determinó que mi psoriasis no era ni por estrés ni por herencia: era una neurotoxina provocada por la permanente sinusitis, algo que tengo desde mi infancia con asma.
Lo que viene: además del cambio de hábitos, vida y mentalidad, quelaciones con EDTA para extraer los radicales libres y elementos tóxicos acumulados, un tratamiento que incluye un jarabe, jabón medicado y una crema, producidos por el propio Abel Poleo Romero (buenos apellidos para la profesión que eligió), y un tratamiento con un poderoso antibiótico llamado Amikacina, que combatiría la infección bacterial que termina afectando mi piel.
Luego vendría una sueroterapia con células madres y una vacuna de memoria inmunológica. Empecé el pasado 16 de septiembre, he cumplido la dieta en 98% (tengo dudas sobre el embutido de pollo y algunos errores involuntarios), lo que me quitó cierto sobrepeso, pero ha detenido la salida de nuevas lesiones mientras observo mejoras generales en mi cuerpo. Sé que me puedo curar completamente.
Hey! hola vaya historia qué bien que hayas encontrado salidas, respuestas y tratamiento a todo eso. Leí todo y me interesaron un par de cosas. Eres y estas en Venezuela?
ResponderBorrarSaludos Me Gustaria que me Ayudaras estoy Totalmente nueva en esto. Mi correo acc_Johacarre@gmail.com
ResponderBorrarAbrazos desde Yaracuy
PERTENECI A UN PROTOCOLO DE INVESTIGACIÓN DEL DR ABEL POLEO MI REMISIÓN FUE DE UN 90% HOY DESPUÉS DE VARIOS AÑOS CAI EN CRISIS NUEVAMENTE...LAMENTABLEMENTE ESTA VEZ NO CUENTO CON RECURSOS PARA COMENZAR NINGUN TRATAMIENTO...MI VIDA SE IRA EN CAPAS.....
ResponderBorrarHola soy Colombiana y conocí al doctor Poleoen la ciudad de Santa Marta, allá tiene muy buena fama por curar a varias personas del vitiligo, en Youtube hay algunos testimonios de sus pacientes.
ResponderBorrarPor otro lado, quería decirte que el asma se cura completamente, tomando aceite de mantaraya. Eso me lo dijo un señor que de niño casi muere de ahogos a causa de su asma, un pescador de la ciudad le dijo que tomando ese aceite se curaría y según lo que me contó ese señor, es que desde los 12 años de edad que lo tomó, nunca más volvió a tener los síntomas de asma y desde allí nunca más necesitó inhaladores. En esta ciudad también me dijeron los pescadores que para fortalecer todos los órganos del sistema respiratorio es bueno tomar el aceite de tiburón puro. Lo sé, porque solo tengo 1 pulmón y quería tomar algo para fortalecerlo. Les dejo esta valiosa información por si alguien también necesita una mano con esto y ahora mas con ese covid 19. Tenemos que fortalecer nuestro sistema respiratorio, ya que es allí donde ataca este bicho