17 noviembre 2010

Se busca ex millonario

Hace meses conversé con el actual presidente del Kino Táchira, quien me confesó que no hay un seguimiento de la vida de los ganadores una vez que cobran su cheque. No saben si lo multiplicaron o si quedaron pidiendo cacao. Su rostro fue más revelador que sus palabras y me confirmaban el dicho popular que asegura que ganarte el premio te cambia la vida, pero no te la asegura.

Vale decir que antes de darles el gran premio a los ganadores, les dan un taller de escasos 45 minutos donde les recomiendan invertir en su casa: comprarla, arreglarla, comprar una nueva; e invertir en la educación de sus hijos, pagando por adelantado semestres, cuotas o proveyéndolos de todo lo que necesitan y por último, de salir de todas las deudas que puedan acumular, pero luego de esto, que les vaya bonito.

Busco ganadores del KINO, con por lo menos un año de antigüedad, para armar una crónica con sus historias. Desde el que se divorció enloquecido, el que perdió todo por culpa del abogado, el que se lo comió en carros y fiestas, el que montó el negocito y el que quedó arruinado. También las historias felices y las más templadas. Uno conoce, de oídas, en la urbanización, el barrio, el primo del vecino de una ex, pero quisiera contactar con gente real que eche el cuento completico, con emoción vieja y resultados reales de lo que les pasó y viven actualmente.

El contacto facilito: jeanfreddy@gmail.com y conversamos. Eso sí, quiero el testimonio de primera mano, no quien lo vio o lo conoció, sino el tipo o la señora. Aunque acepto historias alternativas: yo me casé/chuleé/estafé a un ganador del KINO y similares.

¿Millonario yo?
Hacerse millonario (ahora es milenario gracias al Bolívar que ya está fuerte), de un día para otro, a pesar de que seas un gran trabajador, un indigente, o un microempresario, ciertamente te puede hacer perder perspectiva. Muchas veces el premio supera todo el dinero que ganarías en tu vida en salarios, por lo que enloquecer para vivir la vida loca es más que entendible. Uno se compra el Kino sin hacer conciencia de tus gustos, de tu educación, de lo que harías realmente para quedarte en esa dicha tanto tiempo como fuese posible.

No me vengas con: yo monto un negocio. Ganarse mil millones de bolívares, el acumulado de esta semana que nadie se ganó, te hace olvidar que abrirás ahora sí tu peluquería, cyber, agencia de publicidad o revista. Te hace pensar en algo gigantesco, apoteósico, explotadísimo. Pero sin la conciencia de haber crecido, obtenido un crédito o incluso, haber estafado a alguien, es inmediato.

Es como las películas en que el carajito se despierta en el cuerpo del papá y viceversa. Les lleva un buen rato tripearse que ahora andan en patineta o de flux, de repente, más joven o más viejo, con sus pros y contra. La idea aquí no es dar moral ni nada similar.

Yo soy naco, lo admito. Así que si de ganarme el Kino, si prosigo con mis gustos y malas costumbres, seguramente el dinero me alcanzará para mucho. Vamos, que yo no sueño con tener Ferraris o motos con rayos láser, adoro el ron y la cerveza por encima del whiskey, y de vino sé lo que mi bolsillo me ha permitido ahora, así que viviría la vida buena pero con mayor amplitud. Sería un poco como esos tipos que pegan un triple de 10 mil y cierran la calle, montan miniteca y compran 100 cajas de cerveza.


Cuando pegue los 15
Lo tengo todo planeado. No les confesaré el plan específico pero para poder sacarme de encima a todo el mundo, no volver oca a mi familia y evitar secuestros, me largo. Voy a una agencia de viaje y me pierdo un mes en un lugar innombrable, a pasarla bien, tener perspectivas y ver buena vida. Olvidarme de andar prestándole dinero a alguien para operaciones, arreglar el carro, pagar la Universidad o evitar que vaya preso, nada de eso, me lleno de vida y alegría, sólo para aprender a cómo es la cosa con millones.

Luego compro acciones. Nada de meterme a ser dueño de algo, ni nuevo ni viejo, que me ponga a trabajar, que me pida tiempo, más dinero y responsabilidades. Acciones, y minoritarias. El 1% de Movistar, el 0.01% de Microsoft. Algo así, que sólo me llamen a fin de año para darme mi parte y no importe nunca para las reuniones ni levantando la mano en junta alguna, comodidad. Me gané el Kino, carajo. No quiero trabajar.

Finalmente un asistente que será Gerente de Recursos Humanos. Ahora voy a tener gente a mi servicio, no quiero ni contratarlos, ni botarlos, ni meterme en rollos de un gran jefe. Seguro habrá un contador, un abogado, un chofer, servicio doméstico, jardineros, un mecánico y hasta un doctor. Por tanto, lo mejor es que alguien se encargue de nómina, contratos y relaciones laborales, no yo, no el dueño de la hacienda, no el capo narcotraficante. Yo quiero andar en ropa blanca, tomando piña colada, como en la cuña de un banco.

Lo demás será escribir. Felizmente.

12 noviembre 2010

Volver, volver, volver: esto no es un Tumblr

Sí, me devolví porque en Wordpress la cosa no funcionó. Yo copié dos veces mis textos de aquí para allá, Google penalizó eso y aquél nunca fue muy apreciado en las búsquedas, seguía era apareciendo éste, que genera hasta 1000 visitas diarias a pesar de tener dos años sin actualizarse. Lo peor: no celebré mi 4to aniversario (26 de Octubre). Lo mejor: conocí las mieles del .com y el Wordpress.

No me atreví a borrar éste porque era el que me genera ganancias Adsense y aplicarlo allá también podría traer ganancias (quizás mayores, se podría decir) pero allá no se veían tan bien los anuncios y las visitas no pasaban de las 25 diarias.

Por tanto, tenía que asumir el costo de dominio y hosting de allá con lo que estaba generando aquí, por lo que se volvió un círculo vicioso en el que el Wordpress estaba condenado a vivir subsidiado porque si borraba éste, podía empezar a crecer con mejor nombre y look, pero corría el riesgo de quebrar, si con el Adsense -que es de Google-, no le iba tan bien por allá.

Me podía quedar sin el blogspot y sin el mecate. Vamos, que sí, bien pueden decirme que pude buscar la manera de meter los anuncios allá, arriesgarme para evolucionar y dejar el pasado pisado atrás. Sobretodo si ya me había lanzado todos mis textos de aquí hasta allá, si ya había hecho la mudanza y el camino estaba hecho.

Lo cierto es que yo mismo he tratado de aleccionar a otros en mi momento, pero las palabras se las lleva el viento y la mejor forma de mostrar un camino, si es lo que queremos, mediante la empatía, es haciéndolo uno mismo. Quizás yo mismo vivo mi vida así pero es mi estilo de hacerlo, mi forma de atesorarlo y no hay nada más importante que conocerse bien, que no se caiga uno mismo de sorpresa.

Aquí está mi historia, este es un archivo, no puedo ir corrigiéndolo o borrándolo porque las cosas han cambiado, más bien muestra esa evolución (si te fijas en las fechas) desde que lo abrí: el divorcio con el gobierno en enero del 2007, los distintos cambios en forma de escribir, temas, comentarios, enemigos, alegrías, portazos, auxilios, felicitaciones y hasta mi actual trabajo, conseguido gracias a este depósito de letras.

Así que, eso sí, el blog regresa y especialmente regreso yo, pero dos años no pasan en vano. Sobretodo dos años en que he pasado del periodista novato y web a uno que entró en la redacción de un suplemento dominical del diario más vendido de todo el Estado Aragua, sufriendo las lindezas y tristezas de no poder editar los textos una vez que 80 mil ejemplares han salido, y siendo feliz que ahora me lee esa misma cantidad de gente en lugar de sólo los mil diarios que pasaban por aquí, un público grandioso que me ayudó a ser periodista sin un medio de comunicación creado.

Dos años también en los que he vivido un montón de aventuras personales que no lo dejan a uno impoluto e inmaculado, que no me dejarán ser exactamente la misma persona, como decía Buda, que ni siquiera un río es el mismo que hace un segundo, también uno se ha transformado.

Por tanto, le di un cambio de sábanas, barrí un pelo, lo pinté similar al de allá -porque ese estilo me gustó- y me vengo por estos lares, no a ser el mismo ni hacer lo mismo, ni vivir viendo el retrovisor, sino a seguir indagando, escribiendo y disparando la metralla retórica que por aquí fue aprendiendo a hacer, para eso, seguir aprendiendo.

No se equivoquen. Seguiremos recibiendo comentarios de quienes no les gusta (y/o no creen) que haya sido chavista, de intolerantes que me acusarán de ser amigo de Didalco, de quienes me recordarán errores (políticos, ortográficos, personales) del pasado. No se puede tener miedo, pero además, tengo los comentarios controlados. Plomo. Continuaré con la búsqueda de temas vedados, habrá poesía, periodismo, cuentos, enlaces, barbaridades.

¿Y este poco de letras de un carajo que es tuitero? Esto no es Tumblr.