06 abril 2011

Venezuela: Bien dotados pero a medio vivir (Ya no somos tan felices)

Resulta que en Venezuela se cumple la promesa tropical del amor caribeño, del paraíso sensual en que Adan y Eva pueden andar desnudos mostrándolo todo orgullosamente. Según estadísticas mapeadas por Targetmap, usando firmas mundialmente reconocidas, aunque tenemos los penes más grandes en promedio (17.03 cm) y nuestras misses y mujeres de a pie también tienen los senos más protuberantes (Copa D), sólo superadas por las rusas y escandivanas (¡esas catirotas!), dejamos de ser los más felices (alcanzando ahora el 21avo puesto en el ranking mundial con 50% de felicidad y 48% de lucha con 2% de sufrimiento).

Estamos bien dotados pero eso no alcanza para sonreír. Posiblemente algunos aseguren que el tamaño de los senos es artificial pero reales o instalados, sales a la calle y hay más escotes prominentes para ver, mientras las mujeres pueden decir que muchos hombres están buenos para ver pero les falta aprender a gozar de lo que la Naturaleza  bondadosamente les otorgó. Talvez estamos teniendo menos sexo mientras nos preocupamos por la inseguridad, la inflación y la inestabilidad política. "El buen vivir" que incluye una Cédula o Tarjeta de Crédito no alcanza para volver a sonreír, cuando antes Er Conde era sólo un humorista y no un ex candidato presidencial.

Quizás lo peor es que en el Mapamundi de la Felicidad en Twitter, medidos por las caritas felices, palabras positivas y sentimientos de alegría, no alcanzamos los 25 países más felices o nuestros tuiteos no fueron suficientes para la medición. Venezuela ya no es tan alegre. Dos razones para poner de nuevo esta carita :( y quizás esta :S. El país de los BB, de las playas eternas, de la lolas perfectas, del Miss Venezuela, del béisbol, el ron, la cerveza, la moda del reggaeton, del alto consumo estético, del encompinchamiento con los nuevos amigos, del almuerzo invitado, de los millones de chistes, está a media máquina. Ya no somos tan jodedores.

Probablemente es porque también somos, y esto da para otro tweet depresivo, somos "medianamente inteligentes" (a pesar de nuestra entrepierna).

05 abril 2011

¿Dónde está Rima Rabba Al-Haddad, mi amiga siria?

Cuando era adolescente entablé amistad con una familia de origen sirio, de Aleppo, específicamente. Las hermanas Rima, Jenny y Nelly, hermana mayor, quien trabajaba como vendedora de una gran fábrica de muebles, también de dueños árabes. Eran hijas de una famosa cantante siria, en los 80, al parecer, que había decidido residenciarse en Venezuela. También había un hermano menor, Charlie, de unos 12 años. En esa época Rima tendría unos 14 años y Jenny 16. Su padre había muerto.

Tras varios años de amistad llegó el momento duro. "Nos vamos para Siria". Allá, Nelly tenía un prometido y Jenny, quién ya tenía un hijo, Jason, encontró eventualmente un esposo. El destino de ambas fue igual, una boda ostentosa, con cadenas, coronas y anillos de oro, flores y música, para luego dedicarse a parir y engordar. Palabras mas, palabras menos me contó Rima años después por el MSN.

Ella, más joven y que sí había terminado los estudios, allá porque aquí estaba negada, luego tomó varios cursos de informática y era secretaria y transcriptora en una revista de informática. Me contó que ganaba menos dinero por ser mujer y era perfectamente legal y común, pero que tenía un trabajo excepcional porque en su casa, era la única mujer que salía, porque su mamá, tía, abuelas y primas, criaban muchachos en la casa.

Los varones eran casi todos militares o con pobres empleos, según me decía, y había desfiles militares y patrullaje casi a diario. Ahora sabemos que es por el Estado de Emergencia que aún perdura, pese a las protestas ciudadanas y las incumplidas promesas gubernamentales. Charlie, el chamito, se había enrolado en el Ejército y ella tenía un novio, pero aspiraba a más. No lo quería lo suficiente y quería lograr algo distinto a ser madre y engordar, cocinar y esperar al marido.

Nos desconectamos por varios meses. Luego me contó que por mi imprudencia de nombrar a Israel, conflictos árabes, burka y demás pregunticas le habían cortado el Internet y le había llegado una carta de advertencia. En el 2002. Antes de Facebook y Twitter, antes del boom de los blogs. Por el MSN.

Meses más tarde me dio una noticia extraordinaria. Fue más o menos en el 2003. Había visto un anuncio en el periódico que le iluminó el rostro. Buscaban una siria-venezolana que hablara los dos idiomas y hubiese vivido en Venezuela. Increíble, como anillo al dedo. El puesto era en la Embajada Venezolana en Siria.

Durante los siguientes meses se dedicó a preguntarme sobre la cultura venezolana típica. Su familia era completamente siria, se había ido a los 15 años y nunca habían cocinado hallacas o caraotas en su casa, pero conocía Maracay, Choroní, algo de Caracas y talvez un poco de Valencia. Le pasé algunos enlaces, conversamos y le pasé información.

Me fue contando que la Revolución Bolivariana era muy aplaudida allá por los convenios, donaciones y retórica pro-arábica del presidente venezolano con Siria. Hizo un gran esfuerzo y aunque estaba lejos de ser criolla, organizó varias ferias con comida, costumbre, música y cultura venezolana. Me dijo que la visitaban artistas de joropo, bailarines, que recibían un gran presupuesto y que ella, particularmente, viendo las bondades del presidente venezolano con el pueblo sirio, especialmente en construcción de viviendas, estaba muy agradecida y contenta, y que ella era "chavista" y que odiaba a los que querían derrocarlo porque quienes se le oponían no conocían lo bondadoso, solidario e importante de sus gestos humanitarios para con el mundo, como lo era con Siria.

Era 2003, bróder. Había pasado el 11 de abril. En ese momento, yo estaba regresando de pasar tres años fuera del país, conociendo la realidad por la red y estaba indeciso. Mi familia había sido adeca y comunista, hippie y guerrillera, era una mezcla más popular que izquierdosa, pero estábamos inclinados hacia el gobierno en ese momento. Aún así, no comprábamos barato las promesas presidenciales y aún así, me pareció excesivo lo que me contó mi amiga Rima.

Hablamos un tiempo más y luego perdimos contacto. Le escribí un par de emails pero nada pasó. No se conectó más y en redes sociales no la he encontrado. No sé qué pasó con ella hace tantos años. Ahora, con lo que está sucediendo en Siria, me pregunto. ¿Dónde está Rima Rabba Al-Haddad, mi amiga siria?

PD: La página de la Embajada de Venezuela en Siria está fuera de servicio en este momento.