20 abril 2012

Ciudades verdes: Curitiba y Medellin, modelos de urbanismo sostenible



En 2005 se creía que para 2030, el 60% de la población mundial vivirá en zonas urbanas, con la consecuente degradación del campo y de los alrededores naturales a pesar del aumento de calidad de vida, pero ya en 2008 estábamos al 50% y nuevas estimaciones ubican al 70% de los habitantes del planeta en las ciudades dentro de 18 años, sumando por lo menos 23 orbes con más de 10 millones de personas en el mundo.

Esta explosión demográfica ha llevado a una corriente de municipalismo con visión de desarrollo sustentable, que en Europa ya premia una Capital Verde cada año. la de 2012 es Vitoria Gasteiz en País Vasco. Este galardón evalúa en cada municipio los esfuerzos en gobierno medioambiental, uso eficiente de la energía y CO2, transporte, edificios, desechos, agua, saneamiento ambiental y calidad del aire, de parte de las autoridades para generar mayor calidad de vida en los habitantes. Más allá de lo meramente arquitectónico, cultural o turístico, el reconocimiento está sobre la eficiencia y sustentabilidad en la planificación urbana.

En Latinoamérica tenemos un gran ejemplo en Curitiba, Brasil, una ciudad completamente ecológica, y en Bogotá, con su Transmilenio a gas natural, el plan Pico y Pala y sus 300 kilómetros de ciclovías, la única ciudad no brasilera (como Belo Horizonte, Brasilia, Rio de Janeiro y Sao Paulo) por encima del promedio en el Índice de Ciudades Verdes de América Latina 2012, cuyo estudio fue patrocinado por SIEMENS entre 2010 y 2011, y en el que no logró colarse (entre 17 selecionadas) ninguna ciudad venezolana, aunque sólo Argentina, México, Perú, Uruguay, Colombia, Ecuador y Brasil lograron entrar con datos suficientes.

Sin una planificación hacia el desarrollo sustentable, las ciudades se transformarán en irrespirables para 2030, es el diagnóstico de la ONU.

Hacia la ciudad verde
Convertir a un municipio o una ciudad en ser catalogada como verde implica ofrecer una doble ganancia: soluciones para resolver sus problemas ambientales (algunos derivados de su superpoblación como el tráfico, la contaminación del agua y el aire, la desorganización territorial y malos servicios públicos) llevándolo hacia el desarrollo sustentable, logrando que en un compromiso de autoridades, ciudadanos y organizaciones, que su visión ecologista sea parte del bienestar colectivo, más allá de prohibiciones conservacionistas.

Algunas de las soluciones que han llevado a Nantes (Capital Verde Europea 2013), Vitoria Gasteiz o Curitiba (que es sede de un inmenso parque industrial, que incluye compañías como Audi y Siemmens, y es la segunda mejor ciudad para invertir en Latinoamérica) a ser consideradas ciudades verdes son las siguientes:

  • Construcción de anillos verdes, en los alrededores degradados de las ciudades mediante la arborización, lo que constituye un gran cinturón de limpieza de aire conformado por varios parques, unidos por caminerías, rampas y ciclovías, que funciona como reservorio vegetal y animal, espacio para huertos familiares o personales y espacios para el ecoturismo.
  • El uso de transporte masivo terrestre sustentable y ciclovías: implementar el uso del Bus de Tránsito Rápido, con un servicio moderno, cómodo y confiable, que conecte con otros sistemas de transporte como metros o trenes, ha logrado aumentar su uso en un 10%, reduciendo un nada despreciable 15% de los gases contaminantes, y un equivalente en el tráfico automotor en las grandes avenidas. Con la construcción de ciclovías (para las bicicletas) y planes ciudadanos como los carpoolers –autos compartidos por dos o más personas con carriles exclusivos-, se reduce la emisión de gases contaminantes vehiculares.
  • La maximización de la clasificación de residuos sólidos y el reciclaje, no sólo resuelve el problema de la recolección y tratamiento de la basura, cerrando los vertederos a cielo abierto, sino que reducen dramáticamente la contaminación del aire de gases tóxicos con los incendios espontáneos generada de la acción del sol sobre los desechos mezclados, y del agua con los lixiviados (exudaciones que se desprenden de la basura en descomposición) que llegan a ríos y lagos por medio de las aguas subterráneas, sino que además, realizan un tratamiento adecuado de los desechos peligrosos como dispositivos electrónicos (poseedores de metales pesados como mercurio, y livianos como aluminio), convirtiendo los residuos en un generador de empleo y riqueza de las comunidades mediante la venta para el reciclaje y la reutilización.
  • El uso de energías limpias como la solar (térmica y fotovoltaica), y la eólica, así como el uso eficiente de la energía, reduce las emisiones contaminantes en la generación eléctrica. Esto puede hacerse mediante los techos verdes, que aprovecha las azoteas de edificios públicos y privados para los paneles solares y los aerogeneradores, así como para jardines y huertos. De esta forma también se necesita menos refrigeración y consumo de agua en las oficinas, regulando su temperatura, se limpia aún más el aire y se controla el microclima.
  • Espacios públicos: bulevares, avenidas peatonales, recuperación de plazas y parques, caminerías y jardineras, amplían los rangos de comunicación a pie en las ciudades, brindan oportunidades para el aire limpio y gracias a la arborización, son remansos para aves y pequeños herbívoros, biodiversidad y reducción de temperatura.
  • Saneamiento y vivienda: reubicar a las personas que viven en zonas informales, dándoles casas de bajo costo pero con servicios eficientes de aguas negras y blancas, y recolección de basura. La formación de campesinos en mejores prácticas para la producción de leche, madera y cereales, y la rotación de cultivos, para reducir la tala y quema ilegal, y la destrucción de los suelos por pastoreo intensivo y la monoproducción.
¿Cómo lo hizo Curitiba?
En 1972 se creó una Oficina de Planificación Urbana que decidió transformar la ciudad, de mano del urbanista Jaimer Lerner, urbanista que además fue su alcalde en tres ocasiones no consecutivas, y que llevó a la ciudad a ser la capital verde de Brasil.
Con la primera universidad del Ambiente de Brasil: UNILIVRE, Universidade Livre du Meio Ambiente, con proyectos en los campos de economía sustentable, conservación de ecosistemas y educación del medio ambiente. Está construida en medio de uno de sus parques, con madera reciclada desde las escaleras y rampas para llegar, hasta las aulas.
Posee además 52 metros cuadrados de espacios verdes por habitante, mucho más de los 16 metros cuadrados que recomienda ONU, gracias a 26 parques en la ciudad y gran arborización urbana. Y 144 kilómetros de vías para bicicletas.
Faros de Conocimiento: Centros educativos gratuitos distribuidos por la ciudad, donde se coordinan programas de entrenamiento laboral, asistencia social, y educativos en general.
 Un Sistema de Transporte Integrado que permite viajar entre cualquier punto de la ciudad pagando un solo boleto, con diversas clases de autobuses según las necesidades: Autobuses Expresos, Inter-Distritales, Líneas Directas, Líneas de Alimentación, Autobuses Convencionales, Circuito Centro de la Ciudad, Línea Turística y Circuito Entre Hospitales. 
Las paradas, que se identifican por su forma de tubo, venden los tickets prepagados y la rampa lleva directamente hasta el autobús para reducir tiempos.

11 abril 2012

Techos verdes en Venezuela

Hoy la ciudad amaneció nublada y algo fría, pero siempre bien iluminada, muy distinta a los calores de hace dos semanas, que realmente nos recordaron que vivimos en el trópico, arrimados al ecuador. Con temperaturas que variaron entre los 31ºC a 41ºC según los reportes de la radio, los aires acondicionados de casas, oficinas y carros se convirtieron en un mero adorno, un consumo de refrigerante que no funcionaba ni para el alivio psicológico de estar lejos del catire.

Y ese recurso inmenso, un sol que ilumina y calienta durante todo el año, en época de lluvia y sequía, que nos permite ir a la playa casi todos los fines de semana sin pensar demasiado en qué mes estamos, es desaprovechado totalmente como generador de energía y de solución al clima de Maracay. Ese tremendo productor de Vitamina D, importante para nuestros huesos pero peligroso en exceso para nuestra piel, puede ser usado en los lugares más desaprovechados de nuestra ciudad, con una doble ganancia.

Los techos verdes, un gran negocio en México y de gran uso en ciudades europeas, es la oportunidad de usar la azoteas de los edificios públicos y privados para colocar paneles solares (fotovoltaicos o termosolares, según el espacio) y jardines decorativos (incluso huertos de verduras) que además de combatir el Calentamiento Global, ayudan a reducir el consumo de energía y las emisiones de gases contaminantes mediante las energías limpias, pero además, los edificios que las poseen son menos calurosos (hasta 4ºC menos), ahorrando luz y agua, absorbiendo CO2 con las plantas sembradas y contribuyendo con el microclima de la ciudad, al dejar de irradiar la radiación solar que irradian.

En México existe la azotea verde más grande de Latinoamérica, 5 mil metros cuadrados de vegetación que incluye pistas para trotar y hacer yoga, mientras los espacios ganados se usan para preservar especies vegetales en peligro de extinción. Es que los techos verdes son la oportunidad de generar nuevos espacios para empleados y vecinos, disminuir temperaturas internas y externas y entregar más metros cuadros de vegetación a los ciudadano.

En Nuevo México, las casas Earthships son construidas con un tanque subterráneo que recolecta el agua de lluvia y estas "aguas grises" se potabilizan mediante dos filtros para el consumo humano y para el riego, con una capa vegetal sobre su techo. Mientras en Suiza, las llamadas Earth-houses están cubiertas de capa vegetal natural del lugar sobre sus techos para brindar aislamiento y temperaturas internas más controladas.

Aunque hay consideraciones arquitectónicas complejas en edificios viejos, por el peso y las mallas geotextiles para evitar filtraciones y raíces, se pueden usar capas de grama como se hace en casas suizas desde el siglo pasado o materos suspendidos como en el Hotel Escuela de Mérida, y según la zona podrían cambiarse los paneles solares por aerogeneradores. En Venezuela los techos verdes podrían ser una solución a los espacios verdes insufientes o inseguros, mitigar los problemas climáticos relacionados a la lluvia y sequía, y hacer más amigables con el ambiente algunos condominios y empresas, con respecto al consumo de servicios públicos.

El Central Madeirense de La Alameda tiene además de techos verdes, recolección de aguas de lluvia para procesas estas "aguas grises para el riego". Son 5 mil metros cuadrados de techos verdes y el 75% de la parcela está cubierta de árboles para disminuir el costo de consumo eléctrico por aires acondicionados.