Cuando los muchachos del No a la Reforma marchan pidiendo libertad de expresión y pluralidad criticando el pensamiento único, fácilmente uno se deja llevar por aquello. En verdad –dice uno, convencido- yo debería poder disentir del gobierno, pensar distinto, votar por Rosales si me da la gana, sin que me ataquen de ninguna forma.
Por otro lado, los chamos del SI reclaman profundizar una revolución que no sabemos para dónde nos lleva, que nos mete en sacos y le da excesivos poderes no sólo al Presidente sino a otros Órganos del Estado, como que los ministros que salieron de la Asamblea Nacional podrán volver a su cargo una vez terminada su función en la cartera correspondiente. (Disposición Transitoria 2da del Bloque B).
¿En verdad la política y nuestro país son tan maniqueos? ¿Realmente tenemos que ser chavistas o sino, opositores? ¿Revolucionarios o agentes de la CIA? ¿Jóvenes “conscientes” o sólo “hijitos de papá”?
Venezuela tiene urgente problemas económicos y socio-culturales, cuyas soluciones deberían permanecer en el tiempo gracias a políticas de Estado y no sólo durante el período presidencial. La inseguridad, la pobreza, la basura de las ciudades, el abandono del agro, la falta de industria nacional, la insuficiente infraestructura educativa, la baja promoción de las artes y la cultura, el desempleo, los embarazos de adolescentes, la drogadicción, la deplorable situación de hospitales e ineficientes servicios públicos no pueden ser enfocados por ideologías que cambien cada 5 años o que se lleven por delante a quienes piensen distinto, aunque no diametralmente opuesto.
Por esto, la pluralidad pasa por organizar una sociedad que más allá de votar Si o No, pueda exigir, hacer y pensar en un país mejor, sin la llegada de un Mesías Presidencial, sin el golpe de Estado ni el paternalismo clientelar donde el gobierno todo te lo brinda, panita. Una sociedad respetuosa, tolerante e incluyente del otro, de todos los otros, sin venganzas ni atropellos. Donde podamos crear medidas a largo plazo que no cambien demasiado con los años, a menos que sea para adaptarlas a las nuevas realidades, en similitud con las democracias sociales de Europa, donde para legalizar el matrimonio gay, la eutanasia o el aborto, tardan años discutiéndolo y no depende del Jefe de Gobierno del momento.
Esa pluralidad de la que les hablo debe verse reflejada asimismo en partidos políticos. Hay que olvidarse de esa paja loca de la derecha endógena enquistada en el gobierno, el fascismo de ultraderecha y ese montón de nuevo léxico chavista que nos han querido enseñar. Los partidos que hasta ahora gobernaron el país salieron del seno del PCV desde la época de las dictaduras militares mientras los más pequeños separaciones fueron generalmente fueron en la izquierda democrática, el socialismo, la socialdemocracia de AD, la democracia cristiana de COPEI, y si acaso la derecha centrista, “centro humanista” de Primero Justicia –algunos de sus líderes se fueron al socialdemócrata Un Nuevo Tiempo- y Proyecto Venezuela, más copeyanos que republicanos gringos, los cuales apenas si han defendido la economía liberal, por ejemplo.
Claro que el intervencionismo norteamericano, la corrupción y la persecución a todo que lo oliera a comunismo se evidenció con asesinatos, represión policial y desapariciones durante la llamada “Cuarta República” pero ¿de verdad podemos acusar de ultraderechistas a un país donde los políticos nos dieron siempre la teta populista del vaso de leche escolar, el pasaje estudiantil, la cola de la beca, Fundayacucho, el bulto escolar, la repartidera de mercados populares, el subsidio sobre la cesta básica? No es por defenderlos, pero nuestra diversidad incluso exige que Fedecámaras lance sus candidatos al Congreso para defender la propiedad privada sin límites, la eliminación del sueldo mínimo, el capitalismo, y un largo etcétera, que aunque para mí son inaceptables, representan un sector de la sociedad que esta misma debe alzar o hundir a través del voto. Eso si sería ultraderecha, papá. Ahora es otra excusa de porqué hasta el MinAmbiente no funciona en Mérida.
Así, nuestro SI o NO se me parece al bipartidismo gringo o incluso un Puntofijismo más excluyente, donde eres rojo o azul, y punto. ¿Dónde está el partido ecologista, el partido de los GLBT, el Partido Indígena –no el chavista indígena de Noelí Pocaterra- e incluso (porque sin sol no hay luna, sin día no hay noche) partidos liberales, conservadores, de derecha? Hasta EEUU y su imperialismo intolerante, tiene un Partido Comunista legal.
Una posible solución es eliminar el vicio del exceso de protagonismo del Presidente y su “inmunidad”, sustituyendo nuestro actual sistema de gobierno por una democracia parlamentaria y/o un sistema semipresidencialista a través de una verdadera y necesaria Reforma Constitucional, en el que la sociedad se vea más representada por su distintas tendencias. Así socialistas, anarquistas, liberales, capitalistas, obreros, feministas, gays, ecologistas, conservadores y hasta Partido Hacker, como en muchas partes del mundo. Que el presidente sea electo por este parlamento plural o que siendo elegido por sufragio, el Parlamento elija un Primer Ministro o Vicepresidente que le haga contrapeso. Que el Parlamento pueda censurar y remover al Presidente o al Vicepresidente, y que para las decisiones de gobierno ante crisis o emergencias, haga falta un consenso entre las distintas representaciones sociales.
Así, más que un retroceso a la llamada democracia representativa presidencialista, llegaríamos a una sociedad plural, de consenso, de políticas de Estado a largo plazo, con la posibilidad de revocar a los parlamentarios que sintamos que no atienden nuestras necesidades y al presidente si fuese necesario. Un sistema venezolanista de Contraloría Social con Poder Popular que verdaderamente nazca de nosotros mismos, alejándonos de la idea de un salvador indígena que nos liberará del yugo imperialista, antes español y ahora norteamericano.
Finlandia, Portugal y Francia tienen sistemas más o menos parecidos.
Pero por ahora, y por si a las moscas, vota NO a la Reforma.
Eres un pobre iluso guevón... está muy bonito todo lo que dices, pero en Venezuela es imposible.
ResponderBorrarHay demasiados intereses y la población en general a pesar de que es "buena gente" es BRUUUUTA y corto placista como los paises Africanos...
No es que diga que somos peores, etc, sino que estamos tan enquistados en esa teta del tetero de petróleo, que NUNCA vamos a salir de eso... sólo cuando el petróleo se acabe o aquí se muera tanta gente que nos de un shock que finalmente nos haga pensar...
Los venezolanos no hemos perdido nada, no nos ha tocado momentos arrechos... todo ha sido un simulacro de lo que algún día vendrá...
Por eso me voy de esta mierda.
¿Para dónde se irá el Anónimo de arriba? ¿Para Finlandia, Portugal o Francia?
ResponderBorrar:) Coño, de pana me hiciste reir, Apo, gracias! :)
ResponderBorrary tu q eres gay declarado JEAN q vas hacar?
ResponderBorrarAy mijo no me marees: ya estoy decidida yo voto NO NO NO NO NO
ResponderBorrarCuando salgamos de esta catastrofe inminente te mandare un pie de manzana (me ayudara mi cuñada que es excelente cocinera)y me preocupare de si comes mal, tomas mucho refresco o bebes mucho licor.....
Ahora si vamos por el Si.xD
ResponderBorrarAbuelita! Discúlpame, la idea no es decirte que no votes, o que votes por el Si, Dios me salve de esa patraña, por eso ahora puse una aclaratoria al final :) vota NO a la Reforma, pero luego, ojalá podamos transformar este país para solucionar nuestros problemas de forma permanente. Un abrazo, abuelita!!!
ResponderBorrarERES UN NEGRO MACACO RIDICULO
ResponderBorrarverga no dijo gafo dijo ke eres chavez ke es terrible, o sea te dijo negro macaco jajajajaja
ResponderBorrarExcelente este artículo, y muy bueno el blog!
ResponderBorrarAprovecho para invitarles a postear esta y otras notas en www.gaydivo.com (el primero sitio gay 2.0, escrito por miembros de todo el mundo en español) y promocionar allí también este excelente blog.
Saludos!