El pasado 28 de abril del 2011 la Comisión de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Asamblea Nacional aprobó el acuerdo comercial para la construcción de un segundo satélite chino, esta vez de observación, que permitiría monitorear suelos, fenómenos biológicos y climáticos. El costo, 140 millones de dólares del Fondo de Desarollo (FONDEN). El anuncio lo hizo el diputado (PSUV) Giovanni Peña, vicepresidente de tal comisión. La discusión, aún así, fue pospuesta por algunos puntos en los que los diputados no estaban de acuerdo, pero, se aprobó con la mayoría simple oficialista.
La noticia quedó allí, bajo el tapete, hasta que fue anunciada por el Presidente, twittero adolorido con rodilla en reposo, y la venida de los representantes chinos para la firma del contrato, que nos vuelve a adeudar, sumándose a los 40 mil millones de dólares que tenemos comprometidos por medio del llamado Fondo Chino-Venezuela, el mismo que ha invertido en la construcción del ferrocarrill y las ciuidades temáticas del hierro, acero y aluminio en Guayana, las cuales ni siquiera han empezado a construirse.
Los diputados de oposición que conforman la Comisión de Ciencia y Tecnología que aprobó el contrato con la Corporación Great Wall, responsable del Venesat I y del Nigcomsat-1, satélite fallido en Nigeria -cuyo gobierno y China ocultaron su total fracaso por desperfecto en los paneles solares, tratando de comprar un segundo satélite-, son: Enrique Catalán (UNT), Carlos Berrizbeitia (Proyecto Venezuela) -quien le lleva la cuenta al Presidente de gastos en otros países-, Julio Ygarza, el único diputado del PPT y Tobáis Bolívar (AD, Presidente), quién le preguntó sobre "el satélite fantasma" al Ministro Menéndez durante las interpelaciones. Aún así, estos diputados no han hecho llegar los documentos discutidos, no se han pronunciado fuertemente al respecto, y el satélite se viene para Octubre del 2012, y punto.
Menéndez, quien primero anunció que el satélite se construiría aquí, ayer anunció que sería en China, y que la fábrica de "pequeños y medianos satélites", también prometida para el 2010, ahora viene para el 2011 junto al nuevo VRSS-1. Claro, Menéndez es de profesión geógrafo, ex profesor UCV, esposo de Tania Díaz y junto a Jorge Arreaza -esposo de una hija del Presidente y padre de su primer nieto-, manejan el Centro de Formación Simón Rodríguez y tenían un programa de opinión en VTV. Como se nota, expertos en Tecnología.
A saber, el nuevo VRSS-1, servirá para obtener cartografías actualizadas cada 40 días -dado que estará a una relativa muy baja altura, cerca de los 500 kilómetros, lejos de los 31 mil donde está el Venesat- y vigilar el territorio 24 horas. Con una vida útil menor a su hermano mayor, de sólo entre 5 a 6 años, servirá para crear un gran cúmulo de datos geográficos, en distintos formatos, para el conocimiento, lo que permitiría mitigar efectos de desastres naturales, mantener control ambiental de cosechas, minería ilegal, movimientos militares, gestión de crisis y monitoreo geológico. Todo según versiones de prensa y declaraciones de sus promotores en el gobierno.
Por supuesto, que en el país de los bautizos y anuncios, ya se dijo que servirá para apoyar a las muy recientemente creadas, Gran Misión Vivienda y AgroVenezuela. Entre los logros del Venesat, el Ministro Menéndez anunció la instalación de 2.800 antenas en todo el territorio nacional. Una meta claramente baja cuando la proyección era de 3.500 para el primer año, y 16 mil para los primeros 5 años.
Un retraso, junto a la promesa de televisión digital, probada durante la Copa América y que el ex ministro Jesse Chacón trató de adelantar, idea truncada tras su renuncia, que un ingeniero de CANTV El Sombrero (donde está la Estación Terrena de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales que mantiene el control y funcionamiento del Venesat) se debe a que el Satélite Simón Bolívar sería entregado a la novísima CGV Telecom, que manejaría las nuevas comunicaciones satelitales, pero dada la magnitud del proyecto y la inexperiencia de quienes conformarían esta empresa, se entregó el manejo de datos a CANTV, por cuya premura se ha retrasado la prestación de servicios.
Un nuevo satélite, que incluso fue presentado para funciones en el resto de Latinoamérica, ha sido reseñado con esperanzas en la prensa de Colombia -país cuyo Ministerio de Tecnología desestimó comprar un satélite a la compañía china porque pedían confidencialidad en los documentos, lo que contraviene las leyes colombianas, y por no presentar resultados concretos del Venesat-I, según documento público en su página web-, y España, esperando que esta nueva adquisición sí cumpla con los objetivos planteados y prometidos.
Mientras tanto, la fábrica de antenas satelitales, Vedesat, presentada en cadena nacional por una ingeniera que dijo que tenía dos doctorados a sus 30 años, sigue sin ofrecer resultados, y la fábrica de pequeños y medianos satélites -antes era sólo pequeños- actualizó su fecha de lanzamiento para el 2012, año en que un segundo satélite volverá a expandir nuestra soberanía a los espacios ultraterrestres, en la construcción de un socialismo indoafroamericano y cosmogónico que nos salve de la destrucción planetaria, como a los cochinos de Marte.
Esperanzas satelitales
Con datos cartográficos tan nutridos, cada 40 días y monitoreo 24 horas, por medio del VRSS-1, se podrían crear políticas para controlar y mejorar el tráfico y transporte público, cuidar y mitigar inundaciones e incendios forestales, creándose al mismo timepo una web para consulta que permita que seamos todos los propietarios de estos datos biofísicos y geográficos del territorio. Sería una atlas interactivo para la educación, el control, social y la planificación, un verdadero incentivo a la economía para el reconocimiento del terreno.
La noticia quedó allí, bajo el tapete, hasta que fue anunciada por el Presidente, twittero adolorido con rodilla en reposo, y la venida de los representantes chinos para la firma del contrato, que nos vuelve a adeudar, sumándose a los 40 mil millones de dólares que tenemos comprometidos por medio del llamado Fondo Chino-Venezuela, el mismo que ha invertido en la construcción del ferrocarrill y las ciuidades temáticas del hierro, acero y aluminio en Guayana, las cuales ni siquiera han empezado a construirse.
Los diputados de oposición que conforman la Comisión de Ciencia y Tecnología que aprobó el contrato con la Corporación Great Wall, responsable del Venesat I y del Nigcomsat-1, satélite fallido en Nigeria -cuyo gobierno y China ocultaron su total fracaso por desperfecto en los paneles solares, tratando de comprar un segundo satélite-, son: Enrique Catalán (UNT), Carlos Berrizbeitia (Proyecto Venezuela) -quien le lleva la cuenta al Presidente de gastos en otros países-, Julio Ygarza, el único diputado del PPT y Tobáis Bolívar (AD, Presidente), quién le preguntó sobre "el satélite fantasma" al Ministro Menéndez durante las interpelaciones. Aún así, estos diputados no han hecho llegar los documentos discutidos, no se han pronunciado fuertemente al respecto, y el satélite se viene para Octubre del 2012, y punto.
Menéndez, quien primero anunció que el satélite se construiría aquí, ayer anunció que sería en China, y que la fábrica de "pequeños y medianos satélites", también prometida para el 2010, ahora viene para el 2011 junto al nuevo VRSS-1. Claro, Menéndez es de profesión geógrafo, ex profesor UCV, esposo de Tania Díaz y junto a Jorge Arreaza -esposo de una hija del Presidente y padre de su primer nieto-, manejan el Centro de Formación Simón Rodríguez y tenían un programa de opinión en VTV. Como se nota, expertos en Tecnología.
A saber, el nuevo VRSS-1, servirá para obtener cartografías actualizadas cada 40 días -dado que estará a una relativa muy baja altura, cerca de los 500 kilómetros, lejos de los 31 mil donde está el Venesat- y vigilar el territorio 24 horas. Con una vida útil menor a su hermano mayor, de sólo entre 5 a 6 años, servirá para crear un gran cúmulo de datos geográficos, en distintos formatos, para el conocimiento, lo que permitiría mitigar efectos de desastres naturales, mantener control ambiental de cosechas, minería ilegal, movimientos militares, gestión de crisis y monitoreo geológico. Todo según versiones de prensa y declaraciones de sus promotores en el gobierno.
Por supuesto, que en el país de los bautizos y anuncios, ya se dijo que servirá para apoyar a las muy recientemente creadas, Gran Misión Vivienda y AgroVenezuela. Entre los logros del Venesat, el Ministro Menéndez anunció la instalación de 2.800 antenas en todo el territorio nacional. Una meta claramente baja cuando la proyección era de 3.500 para el primer año, y 16 mil para los primeros 5 años.
Un retraso, junto a la promesa de televisión digital, probada durante la Copa América y que el ex ministro Jesse Chacón trató de adelantar, idea truncada tras su renuncia, que un ingeniero de CANTV El Sombrero (donde está la Estación Terrena de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales que mantiene el control y funcionamiento del Venesat) se debe a que el Satélite Simón Bolívar sería entregado a la novísima CGV Telecom, que manejaría las nuevas comunicaciones satelitales, pero dada la magnitud del proyecto y la inexperiencia de quienes conformarían esta empresa, se entregó el manejo de datos a CANTV, por cuya premura se ha retrasado la prestación de servicios.
Un nuevo satélite, que incluso fue presentado para funciones en el resto de Latinoamérica, ha sido reseñado con esperanzas en la prensa de Colombia -país cuyo Ministerio de Tecnología desestimó comprar un satélite a la compañía china porque pedían confidencialidad en los documentos, lo que contraviene las leyes colombianas, y por no presentar resultados concretos del Venesat-I, según documento público en su página web-, y España, esperando que esta nueva adquisición sí cumpla con los objetivos planteados y prometidos.
Mientras tanto, la fábrica de antenas satelitales, Vedesat, presentada en cadena nacional por una ingeniera que dijo que tenía dos doctorados a sus 30 años, sigue sin ofrecer resultados, y la fábrica de pequeños y medianos satélites -antes era sólo pequeños- actualizó su fecha de lanzamiento para el 2012, año en que un segundo satélite volverá a expandir nuestra soberanía a los espacios ultraterrestres, en la construcción de un socialismo indoafroamericano y cosmogónico que nos salve de la destrucción planetaria, como a los cochinos de Marte.
Esperanzas satelitales
Con datos cartográficos tan nutridos, cada 40 días y monitoreo 24 horas, por medio del VRSS-1, se podrían crear políticas para controlar y mejorar el tráfico y transporte público, cuidar y mitigar inundaciones e incendios forestales, creándose al mismo timepo una web para consulta que permita que seamos todos los propietarios de estos datos biofísicos y geográficos del territorio. Sería una atlas interactivo para la educación, el control, social y la planificación, un verdadero incentivo a la economía para el reconocimiento del terreno.
Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz q aburrido eres..
ResponderBorrar