Formalmente son una banda de indie rock y alternativo de Israel, aunque también stoner, post-punk y hard rock que claramente une los 70 y los 90 para presentarlo en el 2024 de forma novedosa, fresca y sumamente divertida. El trío está conformado por Avshalom Ariel en guitarra y voz, April Mandil en el bajo y Tom Bollig en la batería. 4,5 de 5. En Spotify.
2. Scorched Earth (2025) de Harakiri For The Sky: post-black metal austríaco que dentro de su mismo estilo feroz y existencialista de shriek gritado y música post-metal, post-rock y ambiental, parece darle más espacio ahora al shoegaze, al black melódico, a los arreglos sinfónicos e incluso a Botanist por momentos.
RYM me da la razón, así que al blackgaze, post-metal y black atmosférico, le suman el emocore y el doomgaze como géneros en este disco, porque se notan mucho más melodías y sonidos más cercanos al rock y al post-punk que que al metal, lo que le da un matiz tan innovador como cuando inició su carrera, manteniendo los vocales rasgados y desesperados, ahora hay una oscilación rítmica, un uso de pianos y distorsiones más oníricas y más vivaces, incluso más accesibles o de notas mayores, que le da una luz novedosa. En el tema In Autumn I´ll Surrender se notan influencias post-punk y de música electrónica de los 80, que lo hacen ligeramente dance-punk. Esto para mí mejora la propuesta de esta banda.
Se incluye su versión de Street Spirit (Fade Out) de Radiohead (The Bends, 1995). Entre los invitados están Serena Cherry (Svalbard), Kerim "Krimh" Lechner en las baterías (Daath, Septicflehs), Patrick Ginglseder (vocalista de Groza) y Tim Yatras de Austere. Me gustó mucho, 4,8 de 5. En Spotify.
3. Hearts of Darkness (2017) de Fleshdoll: banda francesa que combina death/thrash progresivo, con brutal death y melodeath, con muchísimo bajo, guitarras vintage de death/doom de los 80, muchos guturales profundos y toques modernos de dobles armonías y riffs del sonido de Goteburgo y groove metal. Un concepto que funciona muy bien, porque la voz permanente brutal es un toque a todos los giros y diversidad incluidos. 4,4 de 5. En Spotify.
4. Spectrum (2025) de Am I In Trouble?: Una banda muy rara de post-black atmosférico y/o música progresiva, que incluyen coros de space rock, así como instrumentales de rock/metal progresivo (incluyendo arreglos de shred, psicodelia o incluso algo latino), música académica y folk, que chocan con shrieks permanentes y growls intercalados, riffs de black metal melódico enrevesados y en tiempos extraños, que repiten motivos, giran sobre sí mismos y cambian de tono y estructura, junto a voces femeninas misteriosas y post-metal por doquier.
Finalmente, es una aproximación bizarra de hacer post-black progresivo con muchos arreglos alternos, que intercala rock progresivo setentoso sin fusionarlos, sino que alternan y se superponen, de una forma muy distinta a Opeth, acá escuchamos a Kansas y de repente a Lantlos, lo que finalmente termina siendo avantgarde, más que progresivo. Tienen un bajista increíblemente talentoso, una producción vocal destacada y muchas influencias de thrash técnico.
La banda es realmente un solo individuo, Steve Wiener, compositor, letrista, cantante, guitarrista, bajista y tecladista.
Cada tema es único en esta banda de New Jersey, y por eso llevan el nombre de un color: unos son más black, otros más progresivos y otros puramente experimentales, aunque suenan muy bien, no me engancharon demasiado como concepto integral. 3,7 de 5. Creo que podrían haber salido dos magníficos discos distintos de aquí. En Spotify. Lo mejor está en el tema Black, que tiene voces operáticas, shrieks y dulces líneas de voces de rock de los 70. En Spotify.
5. Urn (2017) de Ne Obliviscaris: me encanta esta banda australiana, en que el bajo y el violín se entrelazan, con destacado protagonismo en medio de este death/black sinfónico, melódico y progresivo, malvadísimos growls, hermosas voces operísticas (incluyendo teclados y viola) y orquestadas melodías disonantes (a veces llegando incluso al noise/sludge) acompañadas de blast beats y solos hipnóticos. Grandes, 4,8 de 5. Acá reseñé su disco 2023, Exul, de mis favoritos de ese año.
Irónicamente el bajo lo tocó un invitado, Robin Zielhorst, quien tocó en Exivious, Cynic y ahora en Obscura, para sacar la cuenta de la calidad de los arreglos con este instrumento, siempre al frente y directivo. En Spotify.
6. Thundercrest (singles) de Pentagram: regreso triunfal de la banda de doom tradicional, con toques stoner y mucho rock and roll. Buenísimos los tres temas para bailar entre la niebla del porro.
7. Hopiumforthemasses (2024) de Ministry: ¿quién se robó mi metalero intolerante? Disco de metal/rock industrial que me gusta muchísimo, me parece divertidísimo y genial, con sus coros punketos, su sonido hardcore y sus letras políticas anti-Trump. Mucho Dead Kennedys (incluyendo a Jello Biafra en una canción), Prong (dos ex-miembros) y White Zombie. Y que chupen los críticos, para mí, 4,3 de 5. Yo no sé nada de metal industrial, porque a mí también me gustó mucho el Amerikkkant que la crítica también destruyó, me sabe a casabe.
Roy Mayorga (ex-Soulfy) sigue en las baterías lo que ya es un maravilla, además de Paul D'Amour, bajista original de Tool (primer disco). Demasiado cool que hayan invitado a Eugene Hütz de Gogol Bordello y co-protagonista de la película Everything Is Illuminated. En Spotify. Son de Chicago, Illinois.
8. The 3erd Dimension (2025) de Hazzerd: thrash metal canadiense con increíbles solos de guitarra, riffs de speed metal e influencias del heavy, lustrosamente metaleros. Después de temas dinámicos y divertidos, con mucha potencia, tienen un sorpresivo opus de 9 minutos, el penúltimo tema, instrumental y con momentos progresivos, tipo Havok y con guitarras electroacústicas con influencias del flamenco, con solos muy a lo Testament y profundidad compositva, un remate extraordinario. 4,3 de 5. En Spotify.
9. Samuda (2017) de Kartikeya: magistral álbum de esta banda rusa de poderoso groove/death metal melódico con sonidos folk orientales. Hay experimentación sónica, potentísimos riffs de melodeath, djent y death progresivo, combinado con voces deathcore, cánticos femeninos, texturas electrónicas y una batería entre tribal, progresiva y industrialosa, con interludios que pueden ser groove, otros de calma transitoria y muchos de raros arreglos de tiempos desafiantes. Los growls son increíbles, siempre con presencia y con recovecos para impresionarse.
Mucha de la magia está en Roman Arsafes, cantante, guitarrista, arreglista de instrumentos étnicos y teclados. Los invitados son de lujo: Karl Sanders (Nile), Keith Merrow (Nightmarer), David "Maxim" Micić, Gennady Lavrentyev haciendo konnakol, una técnica india de percusión vocal por sílabas. Los mejores momentos es cuando se combina el djent con la música oriental con instrumentos que jamás se habrían conocido.
Para mí, una obra maestra, 4,9 de 5. En Spotify.
10. Lost Generation (2024) de Arcania: un intensísimo y enorme power/thrash metal francés, con increíbles voces épicas y rasgadas, con un bajo telúrico, riffs con muchísima fuerza y sonidos híbridos. Las armonías de corales con el gruñido, bien cercanas al trabajo de Chuck Billy, son de lo mejor, junto a la combinación de guitarras groove/thrash sobre baterías power metal que suenan durísimo, a veces con un doble bombo y repiques que dominan todo. Los arreglos sinfónicos, monstruosos y en concordancia con las guitarras son impactantes.
Por si fuera poco, a la gran calidad de este disco, se le suma un opus final de 9 minutos, con Nicolas Alberny de Gorod de invitado. 4,7 de 5. En Spotify.
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