Pero tras más de una década delucha, y de cientos de puertas cerradas en ministerios e instituciones públicas,
Olinto Rosales alcanzó en junio del 2010 el segundo lugar en la III Edición del PremioMunicipal de Ciencia, Tecnología e Innovación “Dr. Humberto Fernández Morán”
con su proyecto “Petroquímica Educativa de Venezuela”. Además de un
reconocimiento y un premio en metálico, el proyecto se revistió de una
importancia tal que fue recibida en la Secretaria de Desarrollo Económico del Estado
Aragua, para la construcción de un Complejo Industrial, de 2 hectáreas de
extensión, en la Zona Industrial
Guere, tan sólo esperando por la firma del gobernador y un monto de
preinversión de 4.5 millones para cálculos de ingeniería.
“La transformación de petróleo en
polímeros para inyección de plástico, y la producción de bienes mediante este
proceso multiplica más allá de lo soñado su rendimiento económico. Más vale
transformarlo que venderlo, por más alto que esté el precio del barril o las
regalías que podamos recibir de una empresa mixta”. Un ejemplo del
apalancamiento del aprovechamiento razonable de nuestros recursos naturales es
usar el oro para fabricar las pequeñísimas pero necesarias conexiones
electrónicas, dada las propiedades superconductoras del metal dorado, que usan
las computadoras, en lugar de cadenas y joyas.
Con visión de reutilizar de forma
provechosa los espacios que tenemos, Olinto sugiere sedes como El Helicoide o
El Sambil La Candelaria
para crear centros comunitarios donde se puedan pintar, embalar y distribuir
los millones de juguetes que produciría un complejo industrial, en una posible
extensión al Distrito Capital. Su proyecto que abarca tres grandes desarrollos
en Táchira, Trujillo y Aragua, tendría además centros comunitarios de embalaje y
distribución (CCE) en las barriadas más deprimidas económicamente, así como en
los centros penitenciarios, para ofrecer empleos seguros, confiables y
productivos, cuyas ganancias serían además devueltas en proyectos sociales, que
presenten los consejos comunales a finales de año, siendo el Complejo una
Empresa de Producción Social.
En estos CCE los juguetes
didácticos serían pintados, embalados (junto con el libro y el CD que trae cada
uno) y embalados, para ser distribuidos. Rosals apunta que es un trabajo ideal
para manicuristas, por lo detallista, pero que además emplea mano de obra no
especializada, y es ideal para mujeres, personas de la tercera edad y el empleo
juvenil o para personas con discapacidad.
Pero va más allá, además de todo
el complejo industrial y comunitario, los beneficios sociales, económicos y
educativos, la “Petroquímica Educativa de Venezuela” sería acompañado por el
“Mundo atómico”, un show educativo e itinerante. Pero además, el proyecto
incluye una Fábrica de Simuladores Educativos que permite interactuar situaciones
reales de forma experimental con soporte de la tecnología, dedicadas para estudiantes
desde primaria a la
Universidad.
“Uno de los principales problemas
de la ciencia en el país ha sido su enseñanza, que para mí ha sido memorística,
autoritaria y tediosa, incluso en sus autoridades que han desdeñado al
investigador como algo elitesco, alejando a los estudiantes”. Invoca la nueva
Ley Orgánica de Educación, “una nueva didáctica implicaría conocer las riquezas
naturales y su uso productivo, el desarrollo tecnológico del país y la
enseñanza-aprendizaje de valores como solidaridad, respeto, tolerancia y
comprensión”.
“Cambiar pistolas o cocinas de
juguete por termonucleares, cuerpo humano o el mapa indígena de Venezuela puede
inspirarte a ser científico, biólogo, sociólogo, ingeniero, técnico, médico,
antropólogo”, resalta el tecnólogo.
Cifras que no son juego
El Complejo Industrial se
construiría en tan sólo un año, con una inversión de 1.200 millones de
bolívares.
Produciría, en su primera línea
de producción, 4 mil empleos directos y 600 indirectos.
Los Centros Comunitarios de
Embalaje, 50 en todo el municipio Girardot, crearían además, 5 mil empleos
directos en comunidades populares.
El primer año se manufacturarían
3 millones de juegos educativos.
200 máquinas de inyectado de
plástico, 100 máquinas para otros procesos anexos.
El Complejo produciría 12 mil
empleos más en 10 años, para un total de 16 mil.
Son 30 modelos de juguetes
didácticos. Inicialmente.
Cada juguete saldría entre 150 y
300 bolívares según estudios previos.
80% de la empresa sería propiedad
del Estado, como principal inversor.
¿Quién compra eso?
“Hay un cambio de paradigma, cada
vez más son los padres que se están pensando con cuidado los regalos que les
hacen a sus hijos, que quieren permitirles un juguete educativo, y ese mercado
que va creciendo cada vez más, no va a ser ocupado por las empresas
importadoras. ¿Quién va a hacer un juego sobre PDVSA, nuestros pueblos
originarios o El Guri? Además, el 98% de los juguetes son importados, lo que
implica una fuga de divisas”. Olinto fue más allá, "el 50% de la compra de juguetes en el país es por ministerios, alcaldías y demás instituciones públicas".
Olinto propone la CELAC como un marco ideal
para la importación de juguetes educativos y didácticos a todo el continente. “Este
proyecto implica incluso salir de nuestro modelo cultural colonial, que hunde a
la población en ideas y bienes culturales banales, que no trascienden, que nos
hacen dependientes. Además, la Petroquímica
Educativa de Venezuela permite romper esa idea de que lo
hecho aquí no tiene la misma calidad, cuando mediante la tecnología
(maquinaria) y la determinación, así como el dominio de la técnica, tú puedes
lograr cualquiera de tus objetivos”.
Yo quiero uno juego de esos!!!
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