21 noviembre 2025

10 potentes herramientas para verificar información en línea de forma gratuita (y ninguna es Grok ni chatbots de IA)

Como fact-checker o verificador de noticias, entre lo que más comúnmente me preguntan es si hay alguna herramienta que te diga si algo es verdadero o falso.

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Primero, unas consideraciones

Hablar de una aplicación para verificar puede ser problemático por varias razones, sobre todo si esperas que exista una solución que te lo diga directamente, además que hay que separar lo verificable de lo que no, religión y deporte no lo son, las opiniones tampoco (pero debemos saber qué es un hecho y qué es una opinión) y hechos jurídicos en revisión (en pleno juicio, por ejemplo) tampoco. Además, la verificación es hacia atrás: algo que haya sucedido y no predicciones sobre qué podría o va a pasar.

Por otro lado, como he explicado en publicaciones anteriores sobre desinformación, en que los sesgos y prejuicios que tenemos naturalmente como personas -especialmente cuando no conocemos realmente de un tema pero ignoramos nuestra propia ignorancia- pero que incluyen el deseo de comprobar que lo creemos que es falso o verdadero efectivamente lo es, nos dificulta el consumo crítico de información.

Es decir, no hay una solución tecnológica que te diga esto es falso ni de inmediato y por eso Grok y otros chatbots fallan tanto, mintiendo o equivocándose.

Vale notar que incluso cuando publicamos verificaciones, hay quienes nos acusan de mentir, de no explicar bien o como siempre, sólo leen el titular mientras que los chequeos tienen todos los datos, enlaces y evidencias usadas para llegar al resultado, porque así es la metodología de las verificaciones según el Código de Principios de la Internacional Fact Checking Network que compartimos.

Ahora sí, dame herramientas

Este es mi listado de herramientas que uso a diario para colectar evidencias, datos y pistas para determinar si un contenido es verídico o no, más algunos trucos más.

  1. INVID. Nuestra herramienta de análisis de vídeo por excelencia. Esta extensión, que instalas en tu navegador, nos permite dividir una pieza audiovisual en fotogramas, es decir, en escenas, con dos posibilidades: 1) examinar con cuidado si hay pistas visuales: placas de vehículos, señales de tránsito, banderas, letreros, uniformes, modelos de automóviles, que nos puedan señalar dónde o cuándo ocurrió algo verdaderamente y 2) Búsqueda inversa de imágenes, es decir, hacer una búsqueda en distintos buscadores de imágenes, incluyendo el ruso Yandex, para encontrar si el vídeo tiene un origen anterior y diferente. Por ejemplo, este vídeo de un helicóptero ruso disparando sobre civiles ucranianos en 2022 es en realidad de un intento de golpe de estado en Turquía en 2016.
  2. Google Imágenes o Google Lens (acá): además de servirnos como búsqueda inversa de imágenes, nos sirve para saber dónde se tomó una foto, captura de pantalla o fotograma (es muy bueno geolocalizando) o saber si ya había sido publicado antes (lo cual puede ser la verificación, pues es verdadera pero no reciente como el francotirador en las marchas de la Generación Z contra el gobierno de Claudia Sheinbaum), en otro contexto (es verdadero pero lo dijo en otro lugar, hablando de otro tema, como la foto del cierre de campaña de Jeannete Jara que se compartió como Kaiser en Chile) o simplemente es falso (como esta imagen de una marcha en Francia generada con IA, aunque sí ha habido protestas, la foto no es verdadera).
  3. Fact Checker Explorer: otra herramienta de Google que es un buscador específico de verificaciones de todo el mundo, en todos los idiomas. Lo que necesitas es poner una foto o escribir palabras claves. Eso sí, vale recordar, las verificaciones usan información oficial, verificada, consenso científico y evidencia comprobada. Y además, es lento, quizás algo que acabe de ocurrir no estará aún verificado.
  4. SightEngine: claro que no te voy a dejar ir sin una herramienta para examinar contenido de Inteligencia Artificial. No es infalible, no es definitivo, tiene falsos positivos pero es bastante útil cuando hay algunas dudas.
  5. PimEyes: esta sirve para encontrar rostros (en lo que Yandex, Google Lens y otras son muy malos), así que uso su versión gratuita, aunque no da el resultado directo de la URL donde encontró la fotografía de la persona, para hacer una búsqueda inversa de imágenes normal y entonces encontrarla. A veces reconozco el trozo de la dirección electrónica. O me sirve para encontrar otras pistas visuales que combino para una búsqueda con palabras claves. Es la menos directa y con la que hay que tener más práctica, pero a veces funciona más rápido, especialmente si es una persona famosa o reconocida pero que no conocemos.

De 6 a 10: hay muchas otras herramientas de fuentes abiertas (OSINT) que solemos usar, no siempre con su forma tradicional, pero que nos funciona. Desde SunCalc (saber dónde y cuándo se tomó una foto por la inclinación del sol y las sombras), Google Street View (para saber si un lugar del mundo está como se difunde, gracias a las fotos históricas y su visión 360 a pie de calle), MapChecking (para medir cuánta gente cabe realmente en lugares del mundo como plazas y avenidas), MarineTraffic y VesselFinder (geolocalizar barcos) y FlighRadar24 (aviones) siempre que no apaguen su transpondedor (como suelen hacer piratas, narcos, gobiernos, fuerzas armadas y otros así).

19 noviembre 2025

Mi viaje a Bangkok, Tailandia, segunda parte: templos y comida callejera, ¿qué conocí y probé?

Lo primero que piensas sobre Bangkok es su fama como “capital de la comida callejera” y ciertamente lo es. Lo segundo, es embarcarte en la oportunidad única de visitar decenas de templos budistas, conocer su antigua historia y su vida monástica, la religiosidad diaria y su sentido de la espiritualidad.

Así que, por un lado, puedes ver puestos de comida en aceras, incluso frente a centro comerciales (incluso en sus escalinatas y alrededores), restaurantes y negocios de todo tipo, con los más variados colores, formas y presentaciones, aunque suele haber el mismo olor, un vapor que con los días se hace característico. Sí, hay sushi incluso, aunque la mayoría de las veces se ofrecen platos típicos con base en ingredientes del mar, especialmente mariscos.

Tailandia es un país asiático y tropical, por tanto, la gran mayoría de sus comidas están basados en leche de coco, arroz (o fideos de arroz) y una combinación de hierbas e ingredientes que incluyen algunos que reconocí como ajo, limoncillo y claro, pescado. Sin embargo, pude notar que en muchas preparaciones: desde jugos hasta la ensalada de papaya verde (lechosa), pad thai o curries, vierten una cucharada de lo que parecía algo como azúcar derretida, miel o melao de caña.

Vale decir que nunca ví que usaran sal de ningún tipo, aunque sí montones de especias en cada preparación, en que siempre había una combinación de sabores, entre dulzón y agrio por momentos, salado y amargo por otro. La verdad, a pesar de lo que vi en Netflix, los distintos lugares que probé, desde franquicias y buffets de hoteles, decenas de lugares en la calle, dentro de templos y en esquinas cualquieras, me pareció más raro que sabroso, por lo que sospeché que la “comida thai” que comemos en nuestros países son meras adaptaciones internacionales.

De mis preferidos: helado de coco (en la concha, con mucha pulpa en el fondo), las gyozas de camarones en el Chinatown (en un lugar que según tenía una estrella Michelín), el hot pot (una olla caliente donde pones a hervir y cocinar decenas de ingredientes que pides a gusto), las bebidas que combinan sabores (Matcha latte, Mandarina Coffee Tonic o el Orange Coffee) y que venden en casi cualquier lado.

Mi recomendación: buscar lugares buffet en que puedas elegir libremente, probar y descubrir qué te puede gustar, más que un platillo específico que pueda parecerte demasiado insípido, picante, inesperado o raro (más que sabroso), probar todas las bebidas frías que puedas en la calle (suelen costar 0,5 dólar y son necesarias ante el calor, aunque en todas partes también venden o regalan agua mineral, que suele ser aún más barata) y tratar de pedir recomendaciones a locales, porque el inglés es básico o muy pobre para entenderse en detalle, y muchas veces te preparan algo que no es lo que los locales prefieren pero tampoco algo demasiado internacionalizado.

Eso sí, los precios son ridículamente baratos, así que probar, intentar y experimentar es aconsejable. Tanto como comprar lo que necesites para tu estómago en un Seven Eleven. Al lado de mi hotel había un lugar donde vendían diversos tipos de cerdo hervido, y cada plato costaba 12 bahts (menos de media dólar) y comí hasta reventar.

Templos

En Bangkok hay decenas de templos y tuve la suerte de ir a muchos, especialmente porque tenía uno al lado de la universidad donde di la conferencia. Lo primero que debo decir es que los hay de todos tamaños, pero también uno detrás de otro. Son el centro cultural y social de los tailandeses, por tanto, no es tan ceremonial ni protocolar entrar, aunque veas a gente rezando, también es un lugar de encuentro e incluso ves gente cruzando los jardines o espacios comunes para ir y venir del almuerzo durante el día.

El que quedaba al lado de la universidad tenía muchos templos, pequeños y grandes, con lamas sentados plácida y tranquilamente sobre almohadones, otros vacíos con las fotos del monje encargado y algunas personas rezando, mirando al lama o incluso compartiendo tiempo hablando entre sí. Vale decir que al frente estaba el Grand Palace, sede de la monarquía tailandesa, por el funeral de la reina Sirikit, por lo que en casi todos los lugares: desde avenidas a hoteles, universidades, calles y restaurantes, a veces esquinas y negocios, había algún altar con la foto de la reina, flores amarillas y ofrendas, e incluso un libro para dejar recuerdos.

No pudimos entrar porque los primeros nueve días son para ciudadanos tailandeses, pero sí pudimos cruzar hasta las puertas del funeral, atravesando una estación del Metro subterráneo (tiene también otro aéreo) e incluso hablar con un monje, que nos dijo al lado de una larga mesa con mujeres que preparaban envases con comida, que era para los peregrinos que venían a presentarle respetos a la reina. Comimos de esos postres, una especie de panqueca de banana con granos de maíz, y cuando visitamos el funeral también nos dieron agua, almuerzos y frutas, además de torta de banano, que estaba deliciosa.

Ahora sí, templos

Recomiendo ir a dos en particular: Wat Arun (Templo del Amanecer) y Wat Pho (Templo del Buda Acostado), aunque la experiencia es similar en todos, hay detalles diferenciadores en cada uno.

Lo primero que debes saber es que no todos los templos son gratuitos pero en todos puedes entrar sin que medie algún tipo de intermediación moral o eclesiástica especial. Es decir, con quitarse los zapatos basta, pero no hay que cubrirse la cabeza, decir o hacer algo especial o dejar de actuar de cierta forma. Eso sí, en algunos edificios hay unas faldas y chales para cubrir piernas y hombros, especialmente para las mujeres, pero no es demasiado estricto ni en todos lados.

En Wat Arun (Templo del Amanecer), que tiene unos 450 años de fundado, te puedes impresionar con las estructuras altísimas, llenas de conchas marinas, figuras de demonios, animales y larguísimas escaleras, algunas varias decenas de metros de alto. Es un lugar impresionante para observar, aunque lo malo fue que vi demasiados turistas, locales y extranjeros, tomándose fotos en trajes típicos que suelen alquilar para hacerse fotos y que además de estar por todos lados, suelen estar con fotógrafos profesionales que venden horas de sesiones. Del resto, de verdad es un lugar para observar un lugar histórico y devocional. Además, dependiendo de dónde te estés alojando, quizás necesites tomar un viaje sencillo en los muchos barcos de pasajeros (ferry) que atraviesan el río principal de la ciudad.

Por otro lado, Wat Pho (al que pagamos algo así como 15 dólares para entrar) tiene el impresionante Buda Acostado o Reclinado, de unos 40 metros de longitud. Además de los muchos edificios, con decenas de estatuas de Buda, hay una riqueza histórica en el lugar, porque fue la primera universidad de la nación, así que hay exposiciones sobre masaje tradicional tailandés, medicina ancestral, pintura y literatura, incluyendo cómo la monarquía y el ejército respondieron al COVID-19.

Acá probé la ensalada de papaya verde, la que no me encantó, por sentirla demasiado agria y amarga, además que sin proteínas pero hay muchos puestos de comida de todo tipo.

Ciudad Vieja o Antigua

Hay decenas de templos en Bangkok e incluso cientos en todo el país, los hay del budismo Theravada (el mayoritario) y de ramas chinas del budismo (por los muchísimos migrantes chinos), los hay reales y comunes, los hay de primera clase (como los descritos arriba), segunda, tercera o cuarta clase, muchos visibles desde distintas partes de la ciudad.

Pero al sur de la ciudad, casi en la costa, hay un parque temático (y es importante saber esto) llamado Ancient City o Ciudad Vieja, una especie de Disney budista con réplicas, reproducción o reconstrucciones de diversos templos que hay en toda Tailandia.

Algunos de los edificios son realmente inmensos y otros son extraordinarias réplicas de construcciones antiguas, muchas en las zonas rurales de Tailandia, pero no son templos en sí mismo. El lugar es inmenso, por lo que rentan bicicletas o vehículos de golf para recorrerlo. Necesitarías todo el día para recorrerlo todo, mirar cada edificio y descubrir sus esquinas, pero vale la pena recorrerlo desde tu vehículo y caminar un poco, pero ver toda la diversidad arquitectónica e histórica del país. Sin embargo, es un poco caro (800 bahts o unos 27 dólares, pero vale la mitad si los compras por Internet) y no son templos verdaderos, aunque el nivel de detalle y la diversidad de estatuas, formas y colores bien merece la pena, es bueno saber con anterioridad este detalle.

























Templos en la ciudad y un poco de la Ciudad Vieja (réplicas)

17 noviembre 2025

Mi viaje a Bangkok, Tailandia, primera parte: ¿cómo llegar allí y qué necesitas?

Lo primero que supe fue un inmenso alivio, no necesitaba tramitar una visa con anterioridad pero hubo sorpresas.



Hace unos tres meses recibí la invitación a participar en un panel de la Internacional Civic Society Week, organizado por CIVICUS y ADN Asia. El encuentro serviría para discutir la actualidad del activismo social, sus retos y desafíos ante la caída de la cooperación internacional, la intelgiencia artificial, la desinformación, los cambios políticos y presentar buenas prácticas.

Lo primero que hice fue averigüar si necesitaba una visa como venezolano, considerando que me exigen visa para casi todos los países latinoamericanos. Por fortuna encontré que no, que para ciudadanos de Venezuela, sólo hacía tramitar una Visa On Arrival (VOA) al llegar al aeropuerto, tras un pago de 2.000 bahts, equivalente a 65 dólares al momento.

En el enlace de VOA puedes ver qué tipo de trámite necesitas según tu país.

Además, debía tramitar una Tarjeta de Llegada Digital (o Thailand Digital Arrival Card) que debes tramitar no antes de 72 horas antes de tu viaje. En la misma debes llenar, según tu país, la información de la tarjeta de vacunación contra la fiebre amarilla.

Hice esto pero al llegar al aeropuerto de Suvarnabhumi en Bangkok, hubo sorpresas. Lo primero, a pesar de haber tramitado mi TDAC, a los venezolanos y colombianos que veníamos en el avión, nos hicieron devolvernos a una taquilla donde una pantalla nos medía la temperatura y nos hacían llenar una pequeña planillita que repetía la información de la tarjeta de vacunación de tarjeta amarilla.

La segunda sorpresa es que si necesitas una Visa On Arrival, como la mayoría de los países latinoamericanos, debes tramitarla en otra taquilla diferente a las de Migración. Me devolví, llené otra planilla más, esta vez con más datos personales, de mi alojamiento y viaje, y me pidieron 2.400 bahts, es decir, más que lo que decían las distintas páginas webs de turismo y embajadas. Pilas con esto, muchos de los asistentes a la conferencia contaron que les pidieron desde 200 a 700 más. Es usual, pero no es legal.

Ahora, con un cambio promedio de 30 bahts por dólar, te están tratando de estafar entre 7 a 20 dólares. Y parece poco, especialmente porque el país es realmente de precios muy asequibles para casi todo, pero es mejor estar atento de esta posibilidad.

Después de esto, pude pasar por Migración, sellar mi pasaporte y dirigirme a Bangkok. Para hacerlo te recomiendo la aplicación Grab, una especie de super-app tipo Uber, que tiene transporte, comida a domicilio y otros servicios de compra de entradas y similares, pero que a diferencia de demasiadas cosas en Bangkok, ofrece traducción simultánea al inglés, servicios de emergencia y prevención realmente increíbles (si el taxista frena dos veces seguidas o se desvía ligeramente del trayecto, aparece una opción de emergencia en la pantalla).

El viajeeeeee

Llegar a Tailandia exige un viaje con escalas. Lo más usual es hacerlo a través de Estados Unidos y luego Asia, por el Pacífico. Sino, deberá ser por Europa y luego hacia Bangkok.

Yo viajé por Turkish, que tiene un vuelo Bogotá-Ciudad de Panamá-Estambul, de 16 horas y luego un vuelo hasta Bangkok, de unas 9 horas más. El regreso fue distinto, 11 horas primero y 13 horas y medio después. Pero sí, por los husos horarios, de ida llegas dos días después y de regreso llegas al día siguiente, con rarezas como tener días repetidos y semanas de 8 días.

Un dato, son 12 horas de diferencia entre Colombia y Tailandia, así que debes estar atento a esto antes de viajar. Tu celular se adaptará, ¿y tú?

11 octubre 2025

Reseña TV --- Muertos SL, una comedia negra sobre difuntos, fallecidos, cadáveres y la imposible mercadotecnia de las funerarias

  • Si yo digo “muerte” tú dices 
  • “Torregrosa”
  • Muerte
  • Torregrosa

La surreal escena me recordó cuando mi papá se iba a asociar con un amigo de la infancia para comprar una funeraria. En broma y entre tragos siempre decía a quién le preguntaba: no te deseo mal, pero ojalá te mueras.

Y es que un tanatorio, aunque empresa al fin, no es un negocio común. Es aquel que, sin ser pernicioso como la venta de armas o las drogas, se lucra del cese de la existencia, cumpliendo con los permisos, trámites y arreglos necesarios, pero también para darnos los lugares, rituales y formas para ayudar a lidiar con ella desde una neutralidad tan necesaria como útil. Lo más sobrio que hay.

“En materia de mercadotecnia, es un terreno inexplorado” dice Chemi, el yerno de la directora de Funerarias Torregrosa, “enchufado” en el puesto porque está desempleado, es familia y en secreto, lo recomendaron para garantizar el fracaso de la empresa ahora que ha fallecido su director y dueño.

Este personaje, totalmente infantilizado y obnubilado por sus lugares comunes y frases cohete: “crisis en chino significa oportunidad”, pone su afiche de Steve Jobs y se zambulle a tratar esta empresa como cualquier otra, con ideas innovadoras para penetrar el mercado, como se si tratara de una start-up, con frases y ethos de emprendimiento digital, con rutina de Tik Tok incluida.

Una comedia de enredos en una posición tan imposible como la visión ética de mi papá al tratar de vender su nueva inversión, que en Muertos SL se resuelve: una forma de hacer comedia mortuoria sin ser lúgubre ni ser obvios. Y eso se logra gracias al trabajo de Laura y Alberto Caballero (Machos Alfa, Aquí no hay quien viva) de Contubernio Films.

Como lo fue antes Machos Alfa para tratar sobre los debates contemporáneos sobre género, sexo, relaciones afectivas y personales, acá no se ríen de la muerte sino de situaciones laborales y empresariales inexploradas, ahora sí, de quienes trabajan en una funeraria con sus defectos y bemoles normales: la invasión, la impericia, el desinterés o las manías, así como las labores detrás de lo ritual: preparar, lavar, maquillar, peinar, desvestir y vestir al muerto, no el difunto, no el fallecido.

Porque entre términos especializados, honestidades no corporativas y expresiones sociales de todo tipo, hay momentos para la comedia negra y otros para la incorrección política, considerando que son solo empleados, son solo humanos y trabajar en un tanatorio no te hace especialmente empático, sensible, ético e incluso socialmente adaptado. ¿Quién trabaja maquillando a los muertos?

Así que no es Los Locos Adams ni Los Munsters, sino una especie de The Office y Señor Ávila en contrapunto, porque no es vender papel ni disimular, acá realmente se venden velorios y sepelios, pero revelando sin candor que también se aprovechan del dolor para vender algo tan inútil como un ataúd de lujo y muchos otros detalles efímeros, que pueden ser emocionalmente valiosos y comercialmente rentables.

Si yo digo muerte…

Todo empieza cuando el dueño de Funeraria Torregrosa se muere, justamente cuando una empleada lo iba a denunciar por acoso sexual “por tocarme el culo”. Acá el guiño a Machos Alfa en que todo cambia: es Succession pero en una PYME española, lo que no hace a los personajes menos humanos, o los intríngulis corporativos menos dinámicos. 

Su representante comercial, quien había acariciado por años lograr la sucesión, casi puede tocar la silla de la Dirección, pero como suele suceder en cualquier serie o película sobre herederos, cada quién tiene un plan distinto: desde continuar el legado a desprenderse del negocio por el dinero, para irse de vacaciones o crear algo modernísimo y novedoso.

Las hijas quieren montar un gimnasio, la viuda continuar con el legado y el desilusionado sucesor no se decide si arruinar el negocio para emerger como salvador o evitar que vaya a la ruina, para finalmente dirigirlo hacia sus planes a futuro: Ciudad Deceso, un complejo que se encargue de todo lo necesario para los últimos años de vida y descanso final. 

La viuda está decidida a continuar con el legado, hasta que aparece la denuncia de acoso sexual, lo que abre un abanico de incertidumbre sobre el destino del tanatorio como empresa familiar.

A la mezcla se combinan empleados peculiares, con actuaciones estupendas: el rarísimo tanatopráctico (una especie de Sheldon Cooper de la muerte, pálido, cerebral y antisocial) y su compañera Manuela (hermosísima, feminista y la conciencia social quisquillosa de todos los demás), la recepcionista aterrorizada con la enfermedad y la muerte, el chófer mujeriego y hedonista que es un pésimo empleo, ex-esposo y padre; el cremador a punto de jubilarse y obstinado de todo; el pasante manipulado que se debate entre complacer al jefe y aprender de verdad y la barista desenrollada que sólo está allí para pagar sus estudios universitarios (y tener algo de sexo).

Un elenco coral que brilla en sus actuaciones gestuales, sus diálogos de una normalidad pasmada por el negocio de la muerte y la realidad que no para pero que puede crear situaciones hilarantes: el derecho a huelga, la solidaridad de clase, la competencia comercial, las conferencias y la convivencia social, así como las dificultades de conseguir parejas estables, de balancear vida y trabajo y de tener estabilidad emocional.

El protagonista principal es Dámaso (Carlos Aceres), quien atiende a los deudos cuando necesitan un velorio y urde distintos planes para tomar la dirección de la funeraria, acompañado del tanatopráctico Abel Aguado (Gerald B. Fillmore), la recepcionista Alicia (Aitziber Garmendia), la viuda / dueña Nieves Torralba (Ascen López), el pasante Pablo Morales (Roque Ruiz), la vendedora de otra funeraria Vanesa Hernández (Amaia Salamanca), Manuela (Adriana Torrebejano), Anselmo (Manolo Cal), 
Laia (Lorea Intxausti), Pilar Torregrosa Torralba (Bárbara Santa-Cruz) y 
Milagros Torregrosa Torralba (Lucía Quintana).


Destaco especialmente el trabajo de Diego Martín como José Miguel “Chemi” Fondao [como un Peter Pan de la positividad tóxica] y de Salva Reina como Nino [chófer ebrio, drogadicto e irresponsable], que demuestran sus altísimas capacidades histriónicas, no solamente por cargarse la difícil y maravillosa parodia de la infaltable pareja imposible del inocente bondadoso y el oportunista curtido en las calles, sino por no dejar ni rastro de los personajes de Legado, en que fueron feroces y despiadados personajes que se aliaron y chocaron, con personalidades serias y gravísimas. 

Ellos dos, junto a Areces, se cargan en hombros las escenas más memorables, en que los acercamientos de cámara y los gestos sin palabras son de una altísima calidad histriónica, mientras también deben soltar diálogos incorrectos, estúpidos y malvados, en los que he tenido que detener la reproducción e incluso volver a retroceder, por la risa que me ha provocado. 

08 septiembre 2025

¿Cómo votar en la final del Mundial de Desayunos de Ibai en TikTok, Youtube e Instagram? (Links)

El lunes 8 de septiembre de 2025 a la 1 de la tarde de Venezuela empezó la final del Mundial de Desayunos del streamer español Ibai Llanos.

La arepa pepiada (rellena de ensalada de aguacate, mayonesa y pollo) rodeada de un pabellón criollo se enfrenta al pan con chicharrón de Perú.

Acá te dejo los enlaces para votar en los comentarios, por Venezuela en cada red social y no te confundas. Es importante saber que el voto no es escribir que votas por Venezuela ni darle clic a cualquier comentario ni votar en una vídeo que no sea de Ibai Llanos. Debes entrar en su vídeo, dejo los enlaces abajo, y darle like a los comentarios que él dispone para votar.

En TikTok, el vídeo está aquí y votas en el comentario de Ibai (que tiene la marquita azul) que dice VENEZUELA https://www.tiktok.com/@ibaillanos/video/7547783016224165142. Para las 3:30 PM Perú llevaba 1,2 millones de votos y Venezuela 800 mil.

En Youtube, el vídeo está aquí https://www.youtube.com/shorts/v6UTx3enwpE. Haz clic en la sección de comentarios, es el cuadrito debajo de la manito con el pulgar hacia abajo.

Venezuela iba ganando 287 mil a 249 mil votos.


Y en Instagram, votas aquí https://www.instagram.com/p/DOWdW26DJr3/?hl=es-la hacie3ndo clic en la descripción del vídeo. Acá, Venezuela tenía 936 mil votos versus 864 mil.

Al publicar esta nota entonces, Perú tenía 2 millones 313 mil votos y Venezuela tenía 2 millones 23 mil.


16 agosto 2025

Microcuentos

Olvido

Me estoy cansando de su descuido. Hierve, arde, quema. Me siento inútil, atrapada. Y aunque una vez más estoy esperándolo con lo que le gusta y lo seduce, igual se olvidó otra vez de mí. 

Su desprecio es obviamente doloroso, no sólo por sentirme ignorada sino porque le grito -hasta el desesperado- y trato de llamar su atención, lo que a veces funciona, pero me deja exhausta y triste. Así que incluso cuando me rescata, cuando evita que explote, me quedo frustrada. Pero no digo nada, jamás ha sabido de mi dolor.

Y hoy, otra vez, no hay nada que hacer. 

Me dejó impunemente expuesta al fuego de la cocina, hasta que el café se evaporó y luego las llamas sólo me hicieron sufrir, dejándome las negras cicatrices del chamuscado. Tiempo después llegó corriendo. Se lamentó, se molestó consigo mismo y se reclamó, para darme un último zarpazo: ¡mi café!

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15 agosto 2025

El dictador cool está más vivo que la democracia (para los colegas de El Salvador)

Con sentimiento quiero enviar un abrazo a mis colegas periodistas salvadoreños. A aquellos a quienes conozco hace años, y a quienes conocí hace poco en Río de Janeiro, en la reunión global de verificadores. 

Hoy todos ustedes están sometidos a lo que los venezolanos tenemos ya casi una década: éxodo forzado, persecución, cárcel y estigmatización. 

Lamentablemente no sólo es un asedio gubernamental, desde donde no sólo los acusan de terroristas, defensores de criminales y financiados por intereses extranjeros, sino que hay sectores sociales que se enfilan con las mismas acusaciones.

Hace un par de semanas cuando asistí a la premiación de la Fundación Gabo 2025, cuando premiaron a Laura Zommer, Patricia Campos Mello y Armando.info (con Joseph Poliszuk y Roberto Denis de cuerpo presente), por su trabajo contra la desinformación en Argentina y Latinoamérica, el "Gabinete de Odio" en Brasil y la corrupción en mil formas en Venezuela, también ganaron premios en distintas categorías dos equipos de periodistas salvadoreños, con trabajos sobre la discriminación contra haitianos en República Dominicana y sobre un asesino serial en El Salvador, que revela la crisis de violencia y DDHH que trata de ocultarse bajo la fachada oficial de seguridad.

Ambos periodistas cuando subieron al podio fueron claros en decirlo: su salida de El Salvador es temporal, el periodismo salvadoreño "está herido pero no muerto" y llamaron claramente dictador a Bukele, diciéndole que esto "apenas empezaba".

Me impactó el desafío, la energía y hasta el desenfado. Tuve sana envidia. Pero luego una de las colegas salvadoreñas que acabo de conocer me dijo que ya no bastaba con haber salido del país, sino que se iba a Europa, temiendo por su vida... porque en Centroamérica podía alcanzarla el brazo represivo... que ya obligó a los colegas de El Faro a huir del país en bandada.

Y pensé en los colegas periodistas venezolanos que hicieron lo mismo después de unos años viviendo en Colombia, cuando decidieron emigrar de nuevo por la vigilancia, el acoso y el peligro de vivir demasiado cerca de Venezuela... 

Apenitas ayer, los periodistas venezolanos volvimos a tener nuestra dosis de estigmatización cuando criticamos las deportaciones de venezolanos a El Salvador por haberse brincado el debido proceso, por medidas sin derecho a la defensa y presunción de inocencia, en que aprendimos que esos valores democráticos que se violan en Venezuela, no son universalmente apreciados por nuestros propios paisanos venezolanos por razones y traumas que ya hemos debatido ampliamente por acá, con mayores desacuerdos aún...

El "dictador cool" de ayer y hoy, sigue vivito, tenga 80 o tenga 30, sea de "izquierda" o de "derecha". Mañana tendrá otra forma...