13 mayo 2025

Lo nuevo de Natalia Lafourcade (Cancionera), Raúl Monsalve y Los Forajidos (jazz/funk/afrobeat venezolano), metalcore bestial danés, jazz rap argentino, progresivo liderado por Max Portnoy, progresivo sueco (Opeth)

1. Within The Viscera (2024) de Neckbreakker (antes Nakkeknaekker): haciendo honor a su nombre con death / metalcore / groove, salido de una ciudad conocida por su fábrica de acero, lleno de azufre y fuego, muy rítmico, perfecto para el pogo sin descuidar la calidad compositiva. Este grupo danés hecha mano de todas las herramientas de tortura disponibles para hacer para colarse con los clásicos con un sonido pulido y un performance destacado en su producción debut. Es raro, lo he escuchado tres veces desde que estoy haciendo esta lista. 4,3 de 5.

2. Valle Chakal Ki (2025) de Alkoy. Un inesperado disco de rap latino, con jazz y guitarras eléctricas de Argentina. Según RYM es Latin Rap, Drumless y Abstract Hip Hop, además de rap rock, jazz rap y música indígena andina. Es una intersección entre el rap/folk consciente, pistas analógicas de jazz y rap rock, y samples que enriquecen la propuesta para hacerla glocal, así sea 100% en español. De Salta, Argentina. 

3. Cancionera (2025) de Natalia Lafourcade. Si con Musas me encantó, con este disco Natalia se eleva a figura de leyenda viva, como una de las cultoras y compositoras latinoamericanas más importantes. Rescata sonidos folclóricos, hace nuevas canciones con estas sonoridades y se presenta tan académica como romántica, tan seductora como inteligente, tan majestuosa como accesible, toda nuestra-americana.

Según RYM es una combinación de música de cantautora, música folclórica mexicana, incluyendo bolero y son jarocho, tocados en clave de folk y jazz de cámara, lo que incluye la participación de El David Aguilar, Israel Fernández, Los Hermanos Gutiérrez y Diego del Morao.

Hay también rumba cubana, cumbia y canción melódica. Tengo que volver a escucharlo, para enamorarme aún más, pero por ahora no siento que alcance el nivel de Musas. 4,3 de 5.

3. SOL (2025) de Monsalve y Los Forajidos. En una nota parecida, llega el cuarto disco de esta banda franco-venezolana de afrobeat, jazz-funk y fusión de rock latinoamericano. Fundados en Caracas y reubicados en París, Francia. Acá tocó Augusto Brancho, el "cancionista" que ahora es director musical de Natalia Lafourcade. En este disco las canciones están basadas en ritmos percusivos venezolanos con una mezcla de funk psicodélico, jazz futurista y electrónica experimental, según la descripción de su Bandcamp.

Acá hay calipso venezolano, sintetizadores, mucho jazz fusión, afro-venezolanidad y hasta rock latino fusión, además de varias canciones que exploran las distintas formas de celebrar las distintas expresiones alrededor de San Juan Bautista, desde cánticos afro-venezolanos para cantar en rituales en ríos, pero también sabor afro-caribeño con tambores de la costa venezolana, para bailar y gozar. 
5. A Light In The Dark (2015) de Next To None. El debut de la banda de Max Portnoy, hijo de Mike, me gusta mucho, a excepción de la voz, pero eso parece una mal compartido con sus "progenitores" de Dream Theater. En este caso los más jóvenes le meten metalcore melódico y groove a la mezcla, en que claramente brilla la batería pero también hay buenos momentos de bajo y sintetizadores. 

Sin embargo, hay que decir que a esta banda le fue horrible en la crítica, y Max no la ha pegado con demasiado, pues lo más reciente de Code Orange es patético. Bien por Tallah. 

4 de 5, aunque tienen momentos mucho más altos (y Max tenía 17 años cuando grabó esto), así como temas patéticos como Deafening, que le hace honor a su nombre. Además, Thomas Cuce, el tecladista y cantante, es el ingeniero de sonido de los discos de Sons Of Apollo y otros trabajos de papá Mike por allí. 

Ahora, los vieron crecer y los acompañaron: Neal Morse y Bumblefoot están de invitados en un par de temas.

6. The Last Will and Testament (Nov, 2024) de Opeth: mi banda preferida de death/rock progresivo, aunque este disco no es Blackwater Park es realmente genial y poderoso.

Lo que escribí cuando lo escuché: "volvieron los guturales, las canciones son oscuras, complejas y progresivas, con la superposición de rock setentoso y metal extremo propia de estos suecos, que incorporan psicodelia, riffs arpegiados, arreglos jazzísticos y atmosféricos, en un concepto que une el cine de suspenso, las tonadas góticas y el space rock junto a las raras ideas del death progresivo.

Es sin duda su mejor trabajo desde el aclamado Blackwater Park, irónicamente no sólo por el regreso del amado growl de Michael Akerfeldt sino por el extensivo uso de orquestaciones y sintetizadores para producir mucho rock progresivo de los 70 que podemos identificar, incluyendo invitar a Ian Anderson de Jethro Tull y Joey Tempest de Europe, y en combinación con lo que ya es una firma del estilo de la banda como la combinación de bajo y batería para adornar las estructuras progresivas creadas con riffs de guitarra y batería enrevesada. 

Mi preferido, totalmente, es el tema 4, donde está Anderson y la arpista clásica Mia Westlund. Para este disco, Opeth reclutó al joven baterista (30) Waltteri Väyrynen, ex-Vallenfyre, ex-Paradise Lost, ex-I Am The Night y ex-Bodom After Midnight, después de la salida de Martin Axenrot (Bloodbath)".

Al escuchar de nuevo, sí, §4 es definitivamente mi favorito.

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