04 mayo 2025

Lo nuevo de Cancer (death metal) y Sumac (post-metal /drone / poesía rap / sludge), sludge/groove progresivo griego, metal alternativo cristiano, melodeath alemán, power sinfónico italiano, drumless de Bahamas

1. Inverted World (2025) de Cancer. Mito viviente del death metal, hacen un nuevo disco refrescante, con un buen sonido y producción, que incluye unas guitarras aserradas y algo agudas, que construyen canciones en mid-tempo, que se enfocan en hacer atmósferas frías y oscuras por medio de guitarras disonantes que se entrelazan con mucha técnica con la batería, que es densa y con muchos repiques, por momentos ritualista y en muchos otros un acompañante versátil y poderoso, marcando ritmos mientras añade fills estimulantes. 

La voz, perversa y afilada, no tiene gritos largos ni un despliegue asombroso sino que narra cadavéricamente las historias de destrucción, muerte y satanismo, apelando al death doom sin exageraciones. Lo que mandan son los riffs con forma de brutal death, tocados a ritmo y sonido de doom y apelando a la vieja escuela para sus armónicos y estructuras. En lugar de deslumbrar con velocidad o cambios raros, lo hacen con un sólido disco de buenas canciones e instrumentación minuciosa y un sonido fúnebre. Se tomaron muy bien los últimos 7 años desde el disco anterior. 

Es importante señalar que esta banda está residenciada ahora en Madrid, España, donde John Walker con su esposa Raquel fundaron la banda Liquid Graveyard (con su disco más reciente en 2016). Desde 2023 su baterista es Gabriel Valcázar (Wormed) y Robert Navajas es su segundo guitarrista. 4,2 de 5. 

2. This Future Wants Us Dead (2025) de ORIA: groove/sludge progresivo de Grecia, con mucha influencias de Meshuggah en ritmos y tiempos cortantes, asincopados y atravesados, así como un sonido similar al metalcore aunque con más baterías atronadoras de sludge, riffs melódicos que puedan tener cadencia del groove y más, gritos potentes y arreglos que permitan escuchar sonidos stoner y slugde serpenteando en el desierto con una fortaleza de concreto y mármol. 4,3 de 5. 

En el tema Terragenics se muestran las influencias que vienen de Borknagar, con black metal furioso, que más tarde se escuchan en épicos coros de voces vikingas, lo que es sorprendente en combinación con su trípode hecho de Mastodon, Messhugah y Lamb Of God, aunque con muchas mejores voces limpias, guitarras más claras, alimentadas de influencias de desert rock.

Obra majestuosa de Leónidas Plataniotis en voz y guitarra; Thanasis Kostopoulos en guitarra; Stefanos Papadopoulos en el bajo y Jordania Tsantsanoglou en la batería.
3. Singles de Kutless, banda de rock alternativo cristiano de Portland, muy buenas, usando post-grunge, industrial y metal alternativo, hasta algunos riffs entre groove y djent. Me gustan, quiero más.

4. Veins Of Fire (2025) de Deserted Fear: Desde Alemania llega esta interesantísima propuesta en la que el melodeath es presentando en una divina paradoja en que lo ambiental y lo luminoso de su parte melódica se junta con la bestialidad de una voz que aprende de los suecos y agrega algo más duro, entre el brutal death y el death doom, sin perder gracia, mientras las guitarras hacen un claroscuro en que lo melódico y brillante, con un sonido entre el gótico y el groove, hacen riffs de lo que puede ser una especie de death doom / metalcore melódico, entonces suena como un Pantera bastante lento versionando a Entombed o al revés, Katatonia haciendo lo que haría Killswitch Engage, o mejor, como si In Flames hubiese hecho mejor su incursión en el metal alternativo. 

Me gusta esta tendencia de hacer música más alternativa dejando las voces guturales iguales, que bandas de death se atrevan con el metalcore melódico e incluso que incorporen otras formas de rock y metal. Este disco es encantador y al mismo tiempo brutal, todo lo que debe ser este género. 4,3 de 5. 

5. Violence Dimension (2025) de Conan: Sludge / stoner / doom, bastante agresivo en su distorsión y shrieks, con guitarras ruidosas, llenas de feedbacks y con un sonido portentoso, como un martillo hidráulico abriendo el suelo rocoso. Gritos agudos, ferocidad, dureza, que van hasta el d-beat y el neocrust, en que lo psicodélico da paso a lo extremo y lo punketo, hasta un tema extra, Vortexxion, lleno de feedbacks y sonidos drone, son formas diversas de la locura especial existencialista. Un discazo, 4,4 de 5.

6. The Film (2025) de Sumac y Moor Mother: genial disco de drone / atmosferic sludge / metal avantgarde, pero también rap metal por la colaboración con el artista de hip hop experimental Moor Mother, residenciado en Filadelfia. El resultado es un disco tan experimental, lleno de ruido, densidades y potentes momentos de metal extremo con mucha manipulación de guitarras, bajos y samplers que dan paso a diversas narraciones poéticas, voces femeninas y rapeos, lo que crea una atmósfera tan opresiva, demencial y llena de estridencias, como artística y avant-garde. 

El metal a veces es una base de potencia industrial, noise y poco variable, bastante drone pero en otras tiene arreglos cuasi-progresivos y llenos de baterías sludge, que van de lo psicodélico al mero noise, pero siempre de forma analógica, especialmente gracias a una batería muy creativa. Por momentos es como un Rage Agains The Machine combinado con Isis e incluso con Intronaut, gracias a momentos de máxima inventiva instrumental.

Un trío imposible formado por Brian Cook (Russian Circles, Botch), Nick Yacyshyn (Genghis Tron) y Aaron Turner (Old Man Gloom). Las voces femeninas: Kyle Kidd, Sovie y Candice Hoyes. 4,7 de 5. Altísima originalidad y me alegra que lleven su durísima y difícil propuesta a lugares inimaginables.

7. Artifex (2025) de Ancient Bards: power metal italiano progresivo y sinfónico, con grandes coros protagonistas y un sonido gigantesco, tanto en arreglos orquestales como en guitarras, que se pasean por densas tonalidades al hacer progresivo y también por reverberados solos, así como una voz femenina principal que no es tan épica ni operística sino más bien narrativa y casi alternativa, aunque hace muy bien el trabajo de guiar la grandilocuencia compositiva. 

El bajista es Martino Garattoni (Ne Obliviscaris) y Sara Squadrani en las voces (invitada en Ayreon, Trick Or Treat).

The Vessel, Soulbound Symphony o Ministers Of Light, que combina la casual vocalización de Sara con grandes coros, e incluso voces guturales, incluyendo a Mark Jansen de Épica y After Forever, más excelentes orquestaciones, con vientos y cuerdas, de Daniele Mazza en los intros o interludios, que a veces me recuerda a los cánticos olímpicos o de grandes competencias deportivas, junto a unos riffs circulares que a veces pasan al trash o al groove, hacen una combinación diferente al rock/metal gótico por un lado y al death sinfónico por otro. El hard rock sigue siendo más importante que lo extremo, así que terminan siendo una especie de metal sinfónico épico sin apelar a lo bélico ni a lo fantástico sino a un punto medio entre el metal que puede ser accesible y radial, así como las complejas estructuras de música académica y progresiva, a veces demasiado agresivas. Me gusta, 4,7 de 5. 

8. Memento Mori (2025) de Stential. Post-hardcore / screamo que es apenas decente. 2 de 5.

9. New Blood (2025) de Obijuan: el rapero de Bahamas hace un disco Drumless y hip hop abstracto, hardcore y consciente, añadiendo momentos de música caribeña como Junkanoo (folclórica de Bahamas) y Dancehall, con un sentido subterráneo, callejero y migrante, bastante oscuro y airado. Sin embargo, no es mi favorito. Pondré un 2,9 de 5.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Habla, sé serio y organízate.