Vicios, mañas y manías: párate de esa computadora, mijo

Todos estamos viciados y somos viciosos, por lo menos si queremos divertirnos, parafraseando a Oscar Wilde. Así como tenemos cosas que odiamos -me faltaron las frases-, también tenemos vicios o mañas, tal vez manías, que nos identifican terriblemente. Yo quiero a mis amigos por sus defectos. Eso nos hace particulares. Nada como el autoconocimiento.

Hay unas obvias en esta nueva era electrónica: el Messenger, mandar mensajitos de texto o simplemente pasar horas y horas pegado bajando música, ringtones, fotos, viendo Youporn, Pornotube o BangBus, ver No Molestar!, jugar en Minijuegos, o las series de cable, quedarse pegado en el MySpace, abrir cuenta en todos los sites de redes sociales o modificar fotos en Photoshop, de las miles que te tomas en mil formas, más ahora tapándose la boca con sorpresa y con el ojo tapado por el mechoncito, en la moda Emo más gafa de todas.

Algunos otros son más físicos: beber refresco o comer chocolate. Mi mamá y el pana Juancho deben consumir cacao procesado en cualquiera de sus formas todos los días, sino enloquecen. Pablo dice que bebe todos los días, como dicen que lo hace el Alcalde de Maracay. Incluso hay quienes se les ha diagnosticado adicción al sexo, la comida o, ya sabemos, la Internet.

Unas son simplemente lúdicas. Katty juega mucho dominó, aunque pierda no se para, no le interesa mucho aprender a jugar más, ganar no es su objetivo, sino tener siete piedras y darle hasta que el cuerpo aguante. De la misma forma, en Venezuela se juega mucho remate de caballos, cuadrito del 5y6, Kino, Triple Gordo, Gallo, Tigre, Perro, Zodiacal, B, C y Chance.

Las mañas y manías son quizás más divertidas, porque permiten crear chistes y sobrenombres a quienes las poseen, por lo irracional y necias que pueden ser. Allí está el Chico Sandía, un pana que dice que la patilla le quita el hambre, el sueño, la sed y la tristeza; o Mai que siente que si no se baña tres horas no está limpia, siendo la más anti-ecologista de mis amigos.

La superstición tiene mucho que ver en estas prácticas y a quién no sale de su casa sin persignarse, pedir la bendición o lavarse las manos. Mi mamá toca madera cuando habla de dinero. A algunos los dominan sus manías obsesivamente, y otros simplemente se paralizan. Aunque aún no conozco alguien como la protagonista de la comedia con Rob Schneider, Un gigoló en Europa, que tenías más de 100 y no podía tocar picaportes de puertas, si sé de necios y necias, como se dice ahora, que toman decisiones basados en sus vicios, mañas y manías.

Particularme, mis vicios son el MSN, mandar y recibir mensajitos de texto, ver Los Simpsons a diario en No Molestar! Tengo la manía de tomar agua a cada rato mientras estoy en mi casa y aguantar las ganas de orinar hasta que casi se me sale por los lagrimales. Me tengo que peinar a juro después de bañarme, y me encanta tomar café con leche antes de entrar a clases. El Internet es básicamente un vicio y una manía: leer blogs, noticias, redactar posts, revisar El Nacional, Noticias24, RNV, El Universal y BBC a diario es algo que me gusta hacer. Hablan con alguien que posteó el 31 de diciembre.

¡Ah! Jamás duermo sin ver al menos 5 minutos de televisión, es algo inevitable. Tengo que verla antes de dormir, pero nunca me duermo sin apagarla. Una maña, supongo. Vomita aquí tus vicios, admite tus manías y confiesa las mañas. Pachanga, vamos, tú también puedes decir más.

Curiosidades Humor Irresponsabilidad