En Lagbajá, es increíble la mezcla del refranero yoruba con los ritmos específicos que desarrollan en sus canciones, que desarrollan en base a ritmos bailables, por medio de armonías realizadas con trompeta, acompañadas de tambores bata, y con un añaidod de jazz con guitarra, bajo y batería. Los cánticos y letras de contenido social y profunda ensoñación africana le imprimen un sabor, y cadencia única, junto a una atmósfera que invita a pensar y bailar por igual.
Al finalizar, y después de divertirnos con los movimientos del baile de moda en Nigeria, participamos en una caravana junto a Olodum, Huracán de fuego y los músicos percusivos de Lagbajá, y así no me perdí de ninguno de los artistas que quise ver en el FITA.
En una nota más relajada, entré a la charla de tambores Nyabinghi, en la carpa de sanación rasta, bajo el Árbol de la Vida, donde dos jóvenes venezolanos, uno de Martinica y un viejito con dreadlocks hasta en la barba, interpretaron temas musicales de la fe rastafari, y charlaron sobre aspectos relacionados con su fe, la interpretación que hacen de la Biblia y sus creencias.
Me sorprendió la entrega y disciplina de estos chamos, así como su retórica poderosa, en que mezclando los términos que hemos escuchado comúnmente en los seguidores de este movimiento junto a jerga cristiana y judía, mostraron ómo lo religioso-espiritual tenía un peso fundamental en sus vidas, explicando que ellos asumen un "narazareato" de por vida, imitando la vida de Jesucristo, y que por eso no comen uvas, no usan vinagre -sólo el de manzana- ni beben alcohol, por ejemplo, y no cortan su cabello, ni lo peinan, e incluso no participan en ritos fúnebres. Leyeron la parte de la Biblia donde lo especifica.
Siempre con este libro sagrado por delante, y con una tesis de valor humano, de desarrollo de valores alejados del materialismo y con una proyección hacia la evolución espiritual, la charlas que ofrecen se extienden durante todo el día, respondiendo a todas las preguntas que el público pueda hacérsele, con una paz al hablar y un convencimiento que le da un matiz muy distinto a los estereotipos que tenemos sobre los rastafaris, acercándolos más hacia la sabiduría y actitud de un sabio místico. El crecimiento espiritual del ser humano, purificándose a través de las disciplinas y el acercamiento a Dios por medio de un comportamiento correcto y ético, son los valores que pregonan estos rastas, entregados de cuerpo y alma a sus creencias.
¿Y el reggae? Pues la expresión musical contemporánea, con base en los cánticos rastafaris, que popularizó su más famoso seguidor, Bob Marley, pero que no entra en lo ritual de sus creencias.
Una sugerencia al festival: transporte desde distintos puntos de la ciudad, o por lo menos para la Avenida Las Delicias. Estacionar, entrar y salir es una odisea.
Transmitiendo desde la Sala de Prensa del Festival; me voy a beber, rumbear y hacer periodismo irresponsable. Aún así, me hago la pregunta política: sin Didalco, ¿habrá FITA?
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"sin Didalco, ¿habrá FITA?.." Ayy valee! dale un hjo a didalco!
ResponderBorrarMi pana, este año ni las ediciones anteriores he asistido al FITA y aunque me parece algo extravagante por que muestra la cultura musical y religiosa de otros paises, siempre tuve la curiosidad de asistir pero era impelable el día de San Juan en Choroni, sin embargo me hice la misma pregunta y con temor ¿Volverà a realizarse LA FITA el proximo año? Para nadie es un secreto que es una especie de ofrenda de Didalkito a los santos o que se yo...
ResponderBorrarPero coño, me quiero tripear la vaina el proximo año... asi que dile a tu papi Didalco que vaya creando una fundaciòn que yo me anoto en esa please...