Las mujeres siempre eligen mal - a sus parejas

No se sabe si por el natural instinto maternal o el predominio de lo emocional sobre lo lógico, pero las mujeres siempre eligen mal a sus parejas. No importa si son hetero, homo, bisex o emo, la mujer es experta en detectar la persona que menos le conviene y aferrarse en una medida directamente proporcional a los defectos y rechazo que provoque el objeto de su deseo.

Pol decite: todo vendedor de droga, matón, malandro, vago patinetero, fracasado, charlero, vendedor de aspiradoras y hasta recojelatas, tiene su jeva. Lo que no sucede siempre al revés, via crucis nacional: la madre soltera con los sopotocientos carajitos.

Yo no veo lo físico
No importa que la mujer te diga que a ella no le gustan los bonitos, los papeados, los buenotes, alguna debilidad tendrá: por los rastas, los gorditos, los hip hoperos, los flacos tatuados góticos, los caregafos, los poetas perderores, los nerds.

Pero más allá de eso, en el país de Portada´s y las teleculebras, siempre habrá un tipo de la tele, de la farándula, de la cuadra, un vecino o uno de esos que uno detecta como gay, pero ellas dicen que es pura envidia, que les hará temblar las paredes de ... la razón.

Los malos están mandando
Otra teoría podría hacer la que encierra aquella frase infame de: "por amor el cambiará por mí". Amén del histrionismo pop y labiera de Ricardo Arjona, que admite que se coje desde la carajita facilona hasta la viejita que se mantiene, pero que por ti, si cambiará y será sólo tuyo. La nena siempre esgrimirá la frase apocalíptica: "a un hombre así yo le doy todo".

Y lo haces, miamol.

No importa si un hombre charlero piensa que eres inteligente o bruta, sexy o peoresnada. Te dirá y actuará cualquier papel para llegar hasta la fruta prohibida, esa que tienes acaparada por orden presidencial de tu casa.

Es irresistible el vaguito de la escuela, que le da vueltas al cuadernito en el dedo, que patina, que esconde el cabello largo bajo la gorra, que fuma, que tiene 16 cuando tú sólo 12. Luego andan por allí diciendo que los hombres son unos perros, pero jamás que ellas no vieron venir que ese CDSM les iba a dar un golpe de estado.

Y así van una y otra vez, diciendo que no tienen suerte en el amor, pero siempre con terribles elecciones. Claro que ellos fueron unos desgraciados, pero los elegiste tú, cariño.

Si las mujeres eligieran bien, los cerebritos del liceo fueran unos gigolós y no blanco de las burlas. Aunque una mujer diga que quiere un hombre detallista, romántico, fiel e inteligente, en lo que ven un buen pedazo de carne, a su gusto, se les olvida que buscan es otra cosa. Cuando les sale chasco no queda más que cantarles: ¿Tú no querías reggeaton?
Él no es marico, es culto
Por eso es que las mujeres defienden tantos maricos y no saben diferenciarlos a pesar de la advertencia de amigos y novios que siempre son tildadas de machistas o envidiosas.

Un hombre que sabe arreglarse, va al gimnasio, es educadado, sabe de moda, no eructa, no te ve las tetas mientras le hablas escotadamente, te habla de colores y combinaciones, no es lo que buscas, es lo que eres pero con pipí.
Parejas incompletas
Un hombre sin educación es un ser incompleto, dijo Bolívar. Pero real, mi Libertador.

Un papeado de gimnasio, que sabe arreglarse y abrirte la puerta, seguramente no sabrá nada de cine, de música, de libros, o lo que sea que te interese, y además, no busca quedarse contigo sino esta noche.

Un comelibros romántico y fiel, seguro tiene pancita, no le gusta o no sabe bailar, no tiene carro del año o camionetota, y habla demasiado de cosas imposibles, además, no tiene experiencia sexual.

Ni hablar de calarte la charla del fútbol europeo y de carros (tunning, fórmula 1, nuevos modelos). Por eso hay chamas que les gusta y hablan de eso, y hay más maricos. Todos se unen o huyen.

Pero se entiende, la mujer ideal de uno está dividida en 4: la pana, la amante, la novia y la esposa. La pana sabe de fúbtol, bebe y es guerrera, pero es fea. La amante es una enrrollada y trabaja mucho. La novia es linda pero bruta y la esposa no tira como quieres.

Ideales y fantasías
El rollo está cuando la mujer no sabe reconocer la diferencia entre una fantasía: artistas, vecinos, hombres casados, tíos, primos, etc, y los ideales: valores y metas que buscas en un hombre.

Es cuando una mujer quiere un Ricky Martin pero que estudie en su Universidad, se enamore de ellas, sea fiel, inteligente y más difícilmente, heterosexual. Lo mismo esperan de lejanos cantantes góticos alemanes, de deportistas internacionales, de escritores laureados, de actores intocables y un largo etcétera.
¿Y entonces, chamo?
Por eso, las mujeres tienen que pasar por un poco de perros del mal, desgraciados labiertos, malvados locos, hasta darse cuenta que lo buscan no se consigue en discotecas, bebiendo alrededor del carro de un pana ni en un viaje para la playa. O si, pero luego no se quejen.

Todo llega tarde, después de varios años es que empiezan a pararle al vecino que toda la vida les jaló bolas y que está enamorado desde el liceo y pueden decir: con arrechera de las malas experiencias pasadas, y con el temor de las mismas: ay, qué bello, yo no tenía esta foto del liceo.

O el que anteriormente fue un sucio perro que andaba de cama en cama, madura, trabaja, se hace responsable y te habla románticamente de quedarse juntos, porque siempre buscó alguien como tú. Llévate tu Ricardo Arjona amaestrado.

Del error es que se aprende, chicas.
PD. Bienvenidos todos los comentarios del tipo: "Tú lo que estás es envidioso". Será el equivalente en una conversación en que la mujer te da un golpe y te dice: "estúpido".

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