Los Papeles de Mandinga - El retrechero Alberto Nolia, el viejito bravo y triste

¡Qué mala memoria tenemos! Ya nos olvidamos de ese programa televisivo, con más rating del que merecía, en que se instruía al pueblo bolivariano con insultos e injurias que pretendían desmentir a los medios de comunicación privados y personeros de la oposición, a punta de videos y cuentos de la cripta. El que otrora fue el centro neurálgico del odio opositor, presentado por un tipo de barbita con una sospechosa fijación con Marcel Granier y La Entrevista, ha sido olvidado.

Ahora siendo candidato pre-derrotado a un Estado en el cual nunca ha vivido -¿impugnación al CNE?-, mudó el estudio de grabación –con los reales de todos los venezolanos- a Valencia y sacó a la luz pública –pasándose por el forro a el CICPC, Tarek “El Alzheimer” y Rodríguez “colombo-venezolano” Chacín- las grabaciones del magnicidio No. 37 mil, para recuperar un rating nacional con informaciones de canal regional. Cámbialo, ya no tiene vida.

La Hojilla, antigua cloaca estelar de groserías, insultos y risitas burlonas incomprensibles, ha sido desplazado por algo insospechadamente peor. Bajo el nombre Los Papeles de Mandinga, un “periodista”, también ex trabajador de medios de comunicación como Mario-, quien también responde al nombre menos infernal, en apariencia, de Alberto Nolia –quien estuvo en el Consejo Editorial de El Nuevo País por muchos años- no sólo le vuelve a comer el mandado a los funcionarios de inteligencia del país, esos que encuentran dos lanzamisiles en un día pero que no pueden frenar el trabajo incansable que antisociales realizan cada día en todo el país, difunde las conversaciones entre el Presidente de Fedecámaras y Nestor Mezharane, principal accionista de Globovisión y ex imputado del caso Danilo Anderson, sobre la compra de una casa a Dalia Contreras.¿No es cuchi este viejito, como si se tratase del abuelito de todos los venezolanos, como nos cuida? Nolia ha vituperado entonces contra el clasismo y desprecio en algunas frases de la charla telefónica privada: “entrevístate primero con la señora para saber su condición”, y se las heredó a Capriles Radonski, acusándolo de “malandro” y de insensible por las clases sociales más pobres, como todos en Primero Justicia, y se apresuró a agregar, Un Nuevo Tiempo, asegurando que en este partido, que funge como un nuevo AD –así como PJ es un verdadero nuevo Copei- también son igualitos, para sacudirse así la visión pre-presidencialista de Leopoldo López. Pero del incumplimiento gubernamental, con 4 años vencido, de la casa que le prometieron a Dalia Contreras, medallista en Atenas 2004 y Beijing 2008, nada que decir. Pero es que la memoria puede ser frágil en la tercera edad, claro.

Apareciendo antes de su horario en Dando y Dando, de donde fue expulsado el año pasado, y con comentarios siempre ofensivos y molestos, Nolia, con la mayor impunidad y con la excusa de contrarrestar la visión derechista de los principales medios de comunicación, llama “bacalaos”, “malandros”, “lechuguinos” y demás beldades lingüísticas a los líderes opositores, a quienes considera: "logia gay y pargocracia de Chacao y Baruta", así como a dueños de periódicos y personajes del acontecer nacional a los que odia. Siempre hacen falta nuevos insultos en este país, creerá él. Alberto es un docto de la chabacanería, y en Aporrea alguien lo recuerda por llamar "hampones" a los trabajadores de Sanitarios Maracay, quienes tomaron la empresa ante la declaración de quiebra del patrón.
Usando la técnica de “sacarle los trapitos al sol”, este viejito con rabo de paja, se atreve a vejar y difamar a decenas de personas con calma y en flux, en un remozamiento y distinta actitud del candidato pre-derrotado Silva, pero con una rabia aún mayor, producto de su retrechera que le valió la exclusión del gremio y sus palabras tiernas pero dinosaúricas: embustero, cachachá, meneíto. Pensar que se consideraba La Hojilla el más bajo reducto de la decencia humana y una total violación del respeto a la dignidad personal; Nolia nos recuerda, como acuñó Gabriel Torrelles en su primer libro, que siempre se puede ser peor.

Es todo un conjunto de tradiciones retro, el señor Nolia. Como un Óscar Yánes pero del terror. Con su bigotico de abuelito pseudo-intelectual que uno respeta aunque invente historias increíbles de una época cuyos chismes sólo él recuerda y su parsimonia preocupante por la frágil apariencia de galán de la tercera edad con su traje formal –amor con amor se paga- vocifera en voz tenue toda clase de epítetos y maledicencias, descalificaciones personalísimas y echadera de chismes -lo cual considera una virtud- sin ninguna base legal o probatoria junto a expresiones tradicionales urbanas, que le ponen una especie de humor negro -cree él- sobre los que considera los adversarios políticos de la Revolución -que en su caso son todos los que no pertenezcan al 7UP o al MRW, el partido “ese nuevo”, el del Presidente-, y que se interponen estratégicamente, a la autocracia marxista-narcisista (Oppenheimer dixit) del Supra Comandante Único, que vestida de rojo socialista, es toda una fuente de ofensas fecales a vox populi.

Alberto, al menos Mario es cómico. Y tú, un viejito bravo y triste, pobrecito. Igual se te entiende, porque hay que respetar a los ancianos.

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