Leyendo media docena de reseñas sobre el disco, para entender un poco lo que estaba escuchando, encontré un poco de desilusión sobre quienes han seguido la carrera, diciendo que no había demasiadas sorpresas. Y esto a pesar que la banda decidía hacer nuevas incursiones: arreglos electrónicos, el debut vocal de Tamaki –segunda guitarra- y un cambio de baterista, el primer cambio de la alineación desde 1999, así como el único miembro no nipón.
Lo que encontré fue fantástico. Un post-rock con un sonido magnífico que mezcla las ráfagas emocionales de las guitarras llenas de efectos de delay y reverb, arreglos orquestales que le imprimen una atmósfera funeraria y una batería que le añade texturas acústicas a la cuidada producción. Así que se escuchan tristes paisajes cinemáticos con capas que se interponen para mutar desde la suave alegría contemplativa a la furiosa descarga noise.
Todo bajo una premisa dominante: ambient rock.
Así que lo que más me ha gustado es la diversidad: desde los metales que introducen un par de temas al principio del disco y vuelven como eje central al final en “Funeral Song”, a sólo escuchar música clásica contemporánea en “Parting” hasta el shoegaze ruidoso en “Sorrow”, que superando los ocho minutos se descompone en cada uno de los elementos que se abordan en el disco, incluyendo los loops electrónicos de fondo.
Vale destacar que los dos guitarristas y el bajista usan el glockenspiel, que es como un xilófono pero con teclas de metal en vez de madera. También se le conoce como lira, usada en algunos desfiles militares así como en orquestas clásicas. Fue popularizado por el baterista de Rush en la música contemporánea no clásica.
Así como “Breathe”, con la suave interpretación vocal femenina, que parecía un Portishead rockero así como los momentos minimalistas, que bajo la filosofía de menos es más, brinda grandes momentos emotivos sin demasiada instrumentación. Una gran diferencia con otras bandas drone que superponen montones de sonidos.
Aunque heredan de bandas como Mogwai y Sonic Youth, entiendo que esas influencias fueron más fuertes en sus primeros discos, para abrir espacio a cada vez más orquestaciones, incluso usando 28 músicos en su disco anterior. En “Nowhere Now Here” se escuchan muchos cellos, algunos vientos y pianos que acompañan a las guitarras, en las insistentes repeticiones que construyen las canciones, que van desde lentos inicios brillantes, construido con alegría hasta más oscuros momentos de mayor volumen.
Puedes escuchar el disco aquí https://monoofjapan.bandcamp.com/album/nowhere-now-here
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