29 agosto 2019

Sobre la Amazonía, desinformación y política

La desinformación funciona así: una parte de verdad, otra alterada, inventada o deformada que se encuadre con tus creencias y deseos, y la advertencia de ser "la verdad veradera" que alguien quiere ocultar. Así, eres una tía que cree en insectos que matan a miles o en un "lobby secreto" que es culpable de que el mundo no se incline políticamente hacia tus convicciones.
amazonía 6.jpg
amazonía 1.jpg
La cuenta AFP Factual, división de factchecking y verificación de la agencia noticiosa francesa, publicó unas fotografías sobre la deforestación y los incendios a pocos días del "boom" de las fotos descontextualizadas

En el caso de la Amazonía no sólo fueron las primeras fotos falsas, sino que cuando se demuestra que no son reales, son viejas o de otro lugar, que el video de la mujer indígena fue en otro lugar o que lo único que había hasta entonces eran tomas satelitales, muchos a decir que "sirve para crear la conciencia ambiental". Una respuesta similar a cuando uno verifica cualquiera otra información y te responden que "sirve para advertir". Una premisa falsa no puede llevar a la verdad, porque sino, entonces justificamos a todos los que mienten, engañen y roben que digan que querían hacerlo por el pueblo, por no herirte o porque estaba en aprietos.
Vale clarificar entonces lo que sucede:
  1. Los incendios en la Amazonía, cuyo 66% del territorio de la cuenca está en Brasil, no son espontáneos, sino suceden cada año en época de sequía por la tradición de los campesinos de aprovechar esta ventana de falta de lluvia, mayor temperatura y menor humedad para quemar sus cultivos o zonas boscosas para establecer pastizales para ganados o aumentar la frontera agrícola. Desde 2008 se creó el Fondo Amazonía, que financia casi completamente Alemania y Noruega, para financiar proyectos para detener y reducir deforestación. Uno de los usos es expropiar a los que queman la selva, especialmente fuera de sus propiedades, o cometen delitos ambientales.
  2. Evo Morales, tan populista como Jair Bolsonaro, dice que tiene el derecho soberano de explotar la selva porque los agricultores no se pueden morir de hambre. Así que hace un mes permitió el aumento, es decir, ya se hacía, de la Chiquitanía, una zona ecotónica que divide el Chaco y la Amazonía, sin pertenecer a ninguna de las dos. Digamos que es un área de transición. Las cosas salieron mal y se han quemado más de medio millón de hectáreas en una zona limítrofe con Brasil. Pero no son la causa de los incendios porque, como se dijo arriba, suceden hace décadas -o aún más- en Brasil considerando que también los pemones -y tribus hermanas que también están en Brasil- lo tienen como una práctica ambiental ancestral. Tanto así que en el Atlas de Justicia Ambiental hay un capítulo a este conflicto en Venezuela que terminó con la creación de unos bomberos forestales en Bolívar.
  3. Bolsonaro no sólo prometió "ni un centímetro más de tierra para los indios" sino que dijo que era demasiado territorio. Haciendo realidad sus palabras cambió el uso del Fondo Amazonía, en vez de expropiar a quienes quemaban la selva para reforestar, ahora los compensa. Y de facto ya no se atienden denuncias de invasiones sobre tierras tradicionales y parques nacionales, por lo que los delincuentes tienen un doble incentivo para quemar sin castigo. Una de sus diputadas dijo que acabarían con la "cultura de sanciones" contra estas personas y los dirigentes de instituciones ambientales, incluido el INPE que reveló el aumento de la deforestación en 2019, han sido sustituidos -como hizo Trump- por quienes hacían lobby por los agronegocios, contra los indígenas, el Cambio Climático y las regulaciones ambientales. Y adscribió una oficina de monitoreo forestal al Ministerio de Agricultura. Vale recordar que entre 2004 y 2012 Brasil había reducido su deforestación por medio de un aumento de la cantidad de personal y fortalecimiento institucional del Ministerio de Ambiente durante la gestión de Marina Silva, ministra de Lula Da Silva. Hay una relación directa entre políticas de Estado y deforestación.
  4. La contraloría de los medios internacionales contra Bolsonaro no es reciente, sino inició cuando era candidato, con sus promesas de explotar la Amazonía, que, repito, tiene la inmensa mayoría de su territorio en Brasil, y cuya destrucción afectaría el ciclo del agua de los Andes y el río Amazonas, dejando sin agua a capitales como Bogotá y Buenos Aires, así como sin suficiente caudal a las muchas hidroeléctricas de Brasil, siendo un efecto rebote contra alguien que cree que los ecosistemas tiene fronteras geopolíticas.
  5. El Arco Minero del Orinoco es una grave afrenta a los ecosistemas del Escudo Guayanés, la Orinoquía y la Amazonía, con un inmenso impacto sobre la biodiversidad, los modos de vida de los pueblos indígenas, produciendo una explosiva epidemia de malaria, contaminando ríos con sedimentos y mercurio, reduciendo la capacidad de recarga de los acuíferos y deforestando para extraer minerales, robar madera y traficar gasolina, todo bajo el control de mafias carcelarias y guerrillas colombianas y la complicidad de militares. La deforestación se concentra en Bolívar mientras en Amazonas es dragado de ríos. Es el país con más focos mineros aunque Perú es el que tiene las zonas mineras más grandes. Es un crimen transnacional que pasa por extracción ilegal hacia Asia via Aruba y Colombia que ha trastocado la economía y la salud local, amenazando además la capacidad hidroeléctrica e hídrica del mayor río del país.
  6. La Amazonía, como la Orinoquia, y otras áreas naturales importantes tienen todas estas amenazas, donde la política es fundamental. Pero no tiene origen en un lado u otro del espectro ideológico. Macri coincide con Trump en explotar petróleo con fracking mientras el expresidente peruano Ollanta Humala decía que los ambientalistas eran unos "exagerados" y que su país tenía el derecho de explotar el oro para generar riqueza y empleos.
  7. Tener conciencia ambiental pasa por la educación y el conocimiento, no tiene que ver con estar de un lado u otro del tarjetón electoral, es exigir a cada alcalde, gobernador y presidente su responsabilidad así como coadyuvar con tus decisiones y hábitos diarios de consumo de agua, alimento, bienes y servicios, en cómo tratas la basura que generas, si la reduces, la reusas. Es además colaborar, sembrando árboles, produciendo abono orgánico y comprando menos productos inútiles o cualquier acción que cambie o modifique tu impacto ambiental.
PD: en 2020 se volverá a quemar la Amazonía, quien quiera sean los presidentes de las naciones sudamericanas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Habla, sé serio y organízate.