27 enero 2007

Cómo reconocer un guiso

CorrupciónSupongamos que yo soy un alcalde, el presidente de un instituto del Estado o quizás un gobernador. Me gustaría comprarme una distribuidora de carne de primera, una fábrica de cerámica o quizás un canal de televisión. Llamo a 3 ó 4 amigos míos empresarios, de esos a quienes favorezco con publicidad o compras. Les digo: Hermanos, ya es hora que controlemos la distribuidora de carnes "Lo propio para un guiso" para poder proveer los mercados populares y nos deslastremos del control del dueño de esa empresa que nos presiona con sus contactos en los Tribunales para los casos de corrupción y ajusticiamiento en la policía para vendernos. Siempre hay uno que él quiere ayudar a salir porque es familia de una de las amantes de sus socios, o las de él o es un favor para algún chivo de la Universidad.

Si le compramos esa vaina, eliminamos la caja chica que tiene ese jodedor que apoya a la oposición y nos sumamos los beneficios políticos haciendo un plan de ferias populares y llevándonos algunos policías presos. El dinero les cae solo y es legal con las compras del Estado que yo ordenaré.

La idea es que el tipo quiera vender como sea: creamos un síndicato que haga protestas diarias, le buscamos como anda con Contraloría, Seniat, permisología, juicios laborales y que todo salga ya por los medios que controlamos. Todos tenemos una rabo de paja. El dueño desesperado busca a quién venderle esa empresa y me va a llamar porque yo soy su mejor comprador a través del Estado, y le digo que tengo el propio: ustedes, amigos míos. A quienes yo les voy a reanudar las compras para los mercados populares y así todos ganamos. Yo me llevo preso a los policías que me joden, hago las ferias para quedar bien y ustedes se ganan su bola con las compras que yo hago por el despacho.

Jajajajaja - todos ríen y empiezan a cuadrar negocios. Lo que los empresarios no saben es que yo ya ando cuadrando un nuevo comprador que les hará el favor de comprarles la empresa a ellos cuándo los peos que provoquemos no se puedan arreglar de un día para otro y las compras del Estado se vean suspendidas por la intervención jurídica que harán los tribunales sobre la empresa.

Así el nuevo dueño será realmente alguien fuera de la esfera empresarial, quizás un apoderado con deseos de entrar en el mundo político, un tipo joven sin demasiada influencia, creciendo pero bajo mi tutelaje. Así la carne, la cerámica o las noticias irán dónde yo diga, porque este nuevo comprador lo hará a crédito con mi nombre como fiador delante de mis amigos empresarios y pagará poco a poco gracias a que yo le inyectaré el dinero por la forma que les prometí a mis amigos pero no les cumplí, y ahora si lo haré con mi nuevo "socio".

Todos contentos: el primer dueño porque lo salvo de tener una empresa con tantos problemas, los segundos por salvarlos de comprar una empresa que no saldrá de esos peos provocados por nosotros mismos y el nuevo dueño por tener una empresa que vale muchos millones sin haber puesto ni medio. Yo hago mis ferias, apreso a los policías que nombran por los periódicos de oposición y tengo una caja chica sin mi nombre impreso en ningún lado. Yo si soy un político.

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