Esta banda noruega ha sido hasta ahora sinónimo
de avant-garde, en la búsqueda de una amalgama perfeccionista de estilos del
metal extremo. Su anterior disco, Pure, fue memorable y furioso. Pero han
cambiado, más ahora que se fueron los guitarristas hermanos Botteri.
El disco arranca con “Empty Streets”, teclados
ambientales y órganos son acompañados por una profunda voz de barítono, que
dominará la primera mitad del disco. La pieza, de más de 9 minutos, varía en
estilo, sonido y vocalización entre el doom gótico, el rock pesado, con algunos
riffs furiosos del black y el death e incluso interludios de guitarra clásica.
El disco, evocador en sus partes más calmadas
como logra ser Blackwater Park de Opeth con su psicodelia oscura de mid-tempo,
es interceptado con cierta frecuencia por punzadas black metal, en medio de la
mayoría de vocalizaciones que me recuerdan a Paradise Lost como rockeros
alternativos, lo que no es muy bueno. Aunque son potentes los desgarrados
gritos de garganta, al estilo de Vallenfyre.
No pude evitar pensar que parecía querer
resumir la evolución de Ulver, exceptuando lo electrónico. Es Bergtatt y Kveldssanger
al mismo tiempo, con algo de The Assesination of Julio Cesar. Es realmente un
tributo al cambio, con guitarras con wah wah, puentes góticos y probando
sonoridades que en momentos parecen una nueva forma de death n roll, con coros
pegajosos que entonces abre a la cruda interpretación metalera. Es casi una
indecisión, para ser honestos.
Pero aunque las intervenciones más crudas y
ácidas son bien trabajadas, cayendo como lluvia ácida sobre un rostro limpio,
extraño la psicodelia black metal, de lo que no aparece casi nada en las
guitarras hasta el cuarto tema, “Cloud Seeder”. Hasta aquí la parte que llamaré
menos atractiva, con las partes no metaleras no tan originales ni interesantes,
salvo por el extraño detalle de las voces procesadas y la casi perenne
presencia de teclados atmosféricos.
El disco tiene lo mejor al final. Cuanda se
acercan más al Vertebrae de Enslaved. Los últimos tres temas, fuera del outro “Cease
the day”, tienen los mejores riffs no metálicos, pegadizos y cantables, con la
mejor combinación de metal extremo y hardrock, voces menos melosas y puentes
mejor hechos, con respectivos “heavy gallops” para darle fuerza a las descargas
black metal. Las dudas se disipan, saben que queremos escuchar crudeza y la dan
de mejor forma.
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