Eso hace tan difícil hacer fact checking y verificación de noticias. Primero, usted le cree o no al político por confianza o desagrado, y segundo, cuando te demuestran la falsedad de algo que compartiste, es usual que te respondan: "yo sé que es falso, pero es para advertir".
Y no, de una premisa falsa no puede salir algo verdadero. Porque Rick Scott no nos declaró la guerra sino dijo que Trump y Putin acordaron una salida pacífica. Pero eso no nos gusta, entonces decimos que CNN -el censurado dos veces en Venezuela- miente sobre Trump pero Fox News sí dice la verdad sobre la reunión en El Pentágono. E ignoramos que el propio Trump dijo que habló con Putin y son panitas que quieren lo mejor para Venezuela.
Lo peor es que todos nos deprimimos cuando le ganó a Hillary, así como cuando gana la izquierda en algún lugar: "quieren patria", "es un populista" y "los gringos se equivocaron". Irónicamente, si echan memoria, muchos chavistas se alegraron de la elección de Donald. Viva la antipolítica, vencer a los partidos, que vengan todos los locos.
Ahora conocemos el "trumpismo criollo", que dentro de esa misma contradicción, no le importa coincidir con el madurismo, con Telesur, con Cuba y Rusia, así como al finado Chavéz, al decir: "sí, allí vienen los Marines, porque no podemos salir de esto solos, son narcoterrostias satánicos castrocomunistas". Y le seguimos dando la razón al Comandante Eterno, no queremos elecciones ni negociación como Diosdado, porque nos han inoculado el virus de la antipolítica. Entonces cuesta discernir las noticias y las opiniones, desechando -como cualquier humano lo haría- todo lo que no se arrime a nuestra realidad.
Después nos metemos con nuestros tíos chavistas porque "no entiendo cómo pueden pensar así".
Los sesgos son tan duros que ni el audio-chiste del general que decía "ustedes los venezolanos son cosa seria para descubrir nuestros planes" y de los niños que nunca fueron reclutados para ser usados como escudos humanos en cuarteles, se siguen difundiendo desinformación.
Sin contemplación: audios larguísimos del 2017 diciendo que solo los hombres deberían protestar, la señora sifrina diciendo que Requesens ya está en la calle, el pana entusiasmado que dice que están sacando a los presos políticos de El Helicoide, el señor que con precisión dice que militares los saludaron en Parque Cristal.
Sin filtros, sin dudas, ni temor a Dios, los siguen pasando a grupos de Whatsapp. Como advertencia, como la leche La Campiña -que realmente es un video de un decomiso hecho por la Policía de Colombia- o el video de la banda criminal de Los Meleán en Zulia mostrando cabezas como trofeos que se ha difundido como colectivos asesinando a opositores al estilo Estado Islámico. No ayuda que Sergio Novelli o Idania Chirinos publiquen videos de protestas del 2014, por ejemplo, pero también hay que tener un poco de duda razonable.
Sino, Tibisay ha entrado y salido de Turquía y Beirut, la han devuelto y otra no, llevó 9 maletas (y un violincello) hasta que la devolvieron o no porque una maleta estaba rara. Ni hablar de las "tres hijas" de Leopoldo que no no sabe usar tildes ni mayúsculas, en una transcripción de algo que nunca dijo cuando lo que sí dijo desde la embajada de España ya se olvidó. Al final supimos que está de misión electoral en Sudáfrica.
Parece simple creer que si algo grave, importante o urgente pasa, no se va a enterar -solamente o primero- por un Whatsapp sino saldrá en todos los medios, y que aún en medio de la censura y propaganda, sería inevitable enterarse. Y allí están los medios que informan con veracidad, noticias reales que explican el día a día, las profundidades de la crisis, la corrupción y las consecuencias, para leer y enterarse: EfectoCocuyo, El Pitazo, Prodavinci y El Estímulo.
El Gabo decía que la mejor noticia era la que no se decía primero sino la que se contaba mejor, y en tiempo de prosumidores, puede que también sea al revés. La mejor noticia no es la más compartida que cumple todos tus deseos, sino la que conmás pausa y profundida, lo cuenta en detalle, nos guste o no.
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