01 mayo 2019

Invítalo a comer: Niños que comen ensalada (con gusto) y estrenan zapatos usados

Tenemos puntería con las fechas, sin planificarlas. El 10 de abril volvimos a la escuela más bonita del mundo para esta vez complacer a las mamás procesadoras. Hicimos yuca con pollo esmechado en salsa de tomate y ensalada rallada a petición de ellas, quienes nos dijeron que los niños de la comunidad Juana La Avanzadora tienen mucho tiempo sin comer así en lugar de arroz solo.
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Los obstáculos también tienen buena puntería, lo que nos reta a cumplir con nuestros chamos de la UE Padre Juan José Zugarramurdi II en El Viñedo, en el barrio San Vicente de Maracay. Falta de gas doméstico, uso de leña para cocinar y retrasos propios de las vicisitudes diarias de las familias nos pusieron a correr para entregar la comida a tiempo.

Y los niños siempre nos sorprenden. Después de comer, tomar su jugo natural y hasta su galleta de postre (¡gracias, Karla Alzuro, mira todo lo que hemos hecho con tu envío!), me gusta esperarlos afuera para preguntarles qué les pareció la comida, como si la boca llena de jugo y la cara sonriente no bastara.
  • ¿Qué comiste?
  • Ensalada y yuca
  • ¿¡Y el pollo!?
  • Ah, también, estaba rico
Las mamás luego explicaron que los niños no reconocían el pollo porque pocas veces lo comen... por lo que algunos no conocen bien su sabor... Aunque los chamos adoraron comer zanahoria y repollo con mayonesa casera, era lo que más recordaban, es inevitable tener el corazón arrugado por la anecdóta maternal.
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Ese día llevamos a un reportero de El Periodiquito, que resultó ser mi exalumno Yirvis Vásquez, a quien le di clases de periodismo en la UBA. Conoció el candor y la alegría de los niños, sus frecuentes abrazos, sus zapatos heredados de primos, hermanas y madres, los cepillos dentales que por primera vez tenían, la alegría de vernos y su curiosidad gigantesca. Quiere volver, ahora con sus amigos animadores, para alegrar a los pequeños.

Ese día también donamos un fogón ecológico, antiquemaduras, gracias a una alianza con un empresario local, amigo de Diomar Castellanos, quien también tiene la idea de hacer baños secos de permacultura en el lugar.

La jornada fue familiar, porque nos acompañó mi cuñada Veruska, mi suegra Carmen Muñoz y Araibel Muñoz, tía de Aruska Hernández, jefa de logística de Invítalo a comer. De nuevo Luis Cataño fue el más querido por los niños, al encargarse de servir los jugos y Enrique Garcia animándolos, haciendo fotografía y acompañamiento. Un equipo engranado que hace posible esta labor desde septiembre de 2017.
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Nos quedamos hasta el turno de la tarde para que las donaciones de ropa y zapatos que nos consiguieron muchas personas, incluida Yumaira Muzaly llegaran por igual a los más necesitados. Lo que implica observar y elegir, medir zapatos y preguntar tallas, verlos ansiosos porque les sirvan, alegres cuando se los llevan puestos y corriendo para estrenarlos en el patio.

Ese día unos niños me pidieron además intervenir en una discusión. Habían hecho una obra de teatro en que una pareja de alumnos hizo de esposos, por lo que los fastidiaban con que eran novios. "¿Verdad que eso no tiene nada que ver?", me preguntó una niña. "Él me quiso robar un beso", inquirió otra en un tono que ya parecía preocupante. "Bueno, tú no eres un ocumo a pesar que representaste uno en el Día de la Alimentación", dije a uno. "Y tú no eres una oveja a pesar que te disfrazaste como una para el acto de Navidad", tercié con otro. Risas y se apaciguaron, momentáneamente, pero el tema de la sexualidad ya se asoma prematuramente entre los chamos de 5to grado.

Así que debemos prepararnos, porque no solo de pan vive el hombre, la mujer ni los niños.


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1 comentario:

Habla, sé serio y organízate.