La banda es un trío de Estocolmo, Suecia, conformado por los desconocidos Tishin y Modrius, junto Niantel (exGrá) en las guitarras. Y guardando similitudes, Grafvinir es diferente por ser una versión más cruda, directa y tradicional del black metal melódico. Este último adjetivo porque con un sonido de batería que recuerda al Nemesis Divina y guitarras a los primeros discos de Emperor, descansa su audibilidad en la calidad del sonido, siendo tan disonante, con escalas menores y épica como estos nombres magistrales.
Y fue lo que más me gustó de este disco, ese compendio de influencias, finamente entrelazadas sin recurrir a orquestaciones ni arreglos de piano. Un trío que logra ser melódico con los recursos clásicos del género, una omnipresente voz desgarradora y percusión que solo marca el ritmo salvo pocos interludios en que marca el golpeteo marcial de la batalla.
Esto no es raw black metal ni Bathory, es simplemente interpretación orgánica de lo hecho en los 90. Un sonido más moderno, con tambores de guerra y aguídisimos gritos sucios, pensando en inviernos polares y satanismo filosófico. Es tremendamente bueno porque auténtico. Con temas largos, de más de 5 minutos, un instrumental acústico a lo Ulver y un interludio de dos minutos de efectos, homónimo del disco.
Hay que sumar, por supuesto, un ingrediente de influencia polaca, con Vader, Behemoth y Mgla entre ellos, aunque el sonido del black metal noruego y nada del moderno sonido Gotheborg. Entre sus compatriotas, definitivamente Dissection y Naglfar .
Después del primer interludio, con el tema “Nocturnal Sun” se gana en riqueza y diversidad de riffs, más elaborados y dinámicos, aunque persisten las baterías épicas al fondo y la voz a los Satyr/Ihsahn.
Para escuchar esta joya https://grafvitnir.bandcamp.com/album/venenum-scorpionis
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