El
jueves 7 de marzo fuimos a "la escuela más bonita del mundo" a llevar
alimentos y alegría. Volvimos a recurrir a las madres colaboradoras para
hacer un inmenso almuerzo de pasta con salsa de carne molida ¡y ahora
sí las tajadas! que brindara porciones mucho más grandes a los niños.
Nadie sospechaba que desde esa misma tarde pasaríamos 60 horas sin luz y casi una semana sin agua en Maracay. En la UE Padre Juan José Zugarramurdi II de San Vicente, como en el resto del país, fue un día normal. Alegres por la jornada de alimentos, los niños de primer grado tenían una exposición sobre los animales en peligro de extinción, en la que me coleé emocionado para escucharlos habalr de tortugas, tigres y aves.
Gracias a la colaboración de muchísima gente dentro del país, ese día pudimos entregar personalmente franelas, pantalones, uniformes y zapatos para los niños más vulnerables. "Yo también necesito", nos dijeron unos pocos más osados. Y es cierto, por eso vamos entregando a quienes parecen más urgentes. Eso incluía a una niña de 2do grado, hija de una las señoras de limpieza, que ese día se había quedado fuera del salón por no tener zapatos.
Sueño con cumplir la frase de Sergio Fajardo: "lo más bello para los más pobres". Por ahora en sus ojos vemos la fascinación de obtener donaciones de segunda mano que los ayudan mucho. "Ya no voy a tener que traer esta franela que no me queda", dijo otro niño que ya no podía meterla por su pantalón.
Todos quieren, todos necesitan. Pero también hay cosas para todos: desde las nutritivas galletas que nos envió Karla Alzuro hasta el nuevo tablero y piezas de ajedrez que entusiasmaron a los alumnos del profesor Jesús, que retomarán su club. Y está lo inmenso, lo intangible: la sonrisa, la esperanza, el cariño.
Los abrazos son para todos, para Diomar Castellanos, Luis Cataño, Enrique Garcia y Aruska Hernández, quien manda en la cocina y pone orden con amor. "Casi todos repitieron", nos cuenta sobre los niños que pudieron comer hasta saciarse. También hubo besitos y cariño para Alejandro Ledezma y su esposa Reina.
Ahora que hemos incrementado la frecuencia de las visitas, en nuestra vía a
asistir semanalmente, también nos quedamos para el turno de la tarde. Son unos 75 niños, más vulnerables que los de la tarde. Para ellos también hay ropa, galletas, ganas de escucharlos decir qué quieren ser cuando sean grandes y chistes. "¿Qué se pone Superman antes de salir?", les pregunto. "Su-perfume" les arranca risotadas.
Todo está iluminado en esa escuela, la más bonita del mundo, en El Viñedo de San Vicente. Porque los sueños están intactos.
¿Quieres ayudarnos a seguir brindándoles almuerzos estos 300 niños del futuro?
Tenemos un crowdfunding aquí https://www.facebook.com/donate/376123683223900/378704802965788/, pero también https://paypal.me/invitaloacomer y cuenta Zelle(BofA).
Nadie sospechaba que desde esa misma tarde pasaríamos 60 horas sin luz y casi una semana sin agua en Maracay. En la UE Padre Juan José Zugarramurdi II de San Vicente, como en el resto del país, fue un día normal. Alegres por la jornada de alimentos, los niños de primer grado tenían una exposición sobre los animales en peligro de extinción, en la que me coleé emocionado para escucharlos habalr de tortugas, tigres y aves.
Gracias a la colaboración de muchísima gente dentro del país, ese día pudimos entregar personalmente franelas, pantalones, uniformes y zapatos para los niños más vulnerables. "Yo también necesito", nos dijeron unos pocos más osados. Y es cierto, por eso vamos entregando a quienes parecen más urgentes. Eso incluía a una niña de 2do grado, hija de una las señoras de limpieza, que ese día se había quedado fuera del salón por no tener zapatos.
Sueño con cumplir la frase de Sergio Fajardo: "lo más bello para los más pobres". Por ahora en sus ojos vemos la fascinación de obtener donaciones de segunda mano que los ayudan mucho. "Ya no voy a tener que traer esta franela que no me queda", dijo otro niño que ya no podía meterla por su pantalón.
Todos quieren, todos necesitan. Pero también hay cosas para todos: desde las nutritivas galletas que nos envió Karla Alzuro hasta el nuevo tablero y piezas de ajedrez que entusiasmaron a los alumnos del profesor Jesús, que retomarán su club. Y está lo inmenso, lo intangible: la sonrisa, la esperanza, el cariño.
Los abrazos son para todos, para Diomar Castellanos, Luis Cataño, Enrique Garcia y Aruska Hernández, quien manda en la cocina y pone orden con amor. "Casi todos repitieron", nos cuenta sobre los niños que pudieron comer hasta saciarse. También hubo besitos y cariño para Alejandro Ledezma y su esposa Reina.
Ahora que hemos incrementado la frecuencia de las visitas, en nuestra vía a
asistir semanalmente, también nos quedamos para el turno de la tarde. Son unos 75 niños, más vulnerables que los de la tarde. Para ellos también hay ropa, galletas, ganas de escucharlos decir qué quieren ser cuando sean grandes y chistes. "¿Qué se pone Superman antes de salir?", les pregunto. "Su-perfume" les arranca risotadas.
Todo está iluminado en esa escuela, la más bonita del mundo, en El Viñedo de San Vicente. Porque los sueños están intactos.
¿Quieres ayudarnos a seguir brindándoles almuerzos estos 300 niños del futuro?
Tenemos un crowdfunding aquí https://www.facebook.com/donate/376123683223900/378704802965788/, pero también https://paypal.me/invitaloacomer y cuenta Zelle(BofA).
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