05 abril 2025

Más estrenos (uno de los discos de Trhä, black atmosférico de México/EEUU), My Morning Jacket (indie rock/alt-country, RnR), mucho post-punk / indie / garage / rock gótico, melodeath / groove italiano, minimalismo francés, thrash/death progresivo australiano, death tejano y deathcore de Las Vegas y death/doom húngaro

0. No fui al kárate, porque no puedo pagar las mensualidades que debo y la inscripción antes del 26 de abril sin volvernos a meter en aprietos económicos, pero estoy feliz con la decisión.

1. Power Sucker (2025) de Young Windows: post-hardcore / post-punk / noise rock: el bajo suena entre sludge y garage, la voz es bastante ochentosa y hay algo de Bauhaus por allí colado. Según RYM hablamos de Post-Hardcore, Noise Rock y Punk Blues, además de ser parte de la escena Louisville Sound, que es aquella predominantemente punk e indie de Kentucky en las décadas de 1980 y 1990, muy influyente en el desarrollo del post-hardcore, el math rock y una forma claramente estadounidense de post-rock. Este es uno de esos casos, en que aunque le confiero y admito su calidad e interés, no me convenció, especialmente por tener demasiadas canciones, un caso similar a Wheatherday. 2,5 de 5.

2. um'ad∂ejja mºoravaj Lhum’addsejja mworavaj (2025) de Trhä - Creo que no había apreciado bien la extensísima obra del mexicano Damián Antón Ojeda, aka Thét Älëf, de Trhä y Sadness. 

Este disco, uno de los tres de 2025 de Trhä, que me hizo pensar de inmediato en Hoplites, con esa combinación de black atmosférico y melódico, culto, idiomático y misterioso, de un solo hombre, pero en este caso junto al blackgaze, hay una intencionalidad de sonar sucio y lo-fi aunque con calidad de producción, que realmente atrapa. Los sonidos agudos de los trémolos de guitarra, un poco a lo Botanist, en que no estás seguro si es una guitarra, la batería brutal que puede transformarse del blast beat furioso a unos repiques oscuros y ambientales, los shrieks vampíricos y las capas de guitarras, entre el post-black, el dream pop y el lo-fi, son geniales. 4,5 de 5. En el tema qosdëcet además hay acordes mayores y una estructura distinta, que toma del metal más tradicional, junto a raros sintetizadores, dentro de las formas salvajes del black atmosférico más intransigente.


2. For Melancholy Brunettes (& Sad Women) [2025] de Japanese Breakfast: banda de indie pop/rock de Filadelfia. Este disco de Indie Folk, Indie Rock, Chamber Pop, Alt-Country, Chamber Folk y Neo-Psychedelia. Bastante acústico. Bello pero no para mí. 2,5 de 5.

3. Lust for Life, Or: 'How to Thread the Needle and Come Out the Other Side to Tell the Story' (2025) de Courting. Que según RYM es Post-Punk Revival e Indie Rock, con más revival, de garage rock y dance-punk, aunque lo que yo escucho es una especie de electrónica noventera con post-punk, rock alternativo y hasta algo de britnot, que por momentos recuerda a La Vida Bóheme y Viagra Boys pero también a Pulp, Blur o The Prodigy. Es como electrónica atravesada con música rock. Está interesante, lo admito, 3,2 de 5. Me recordó a Franz Ferdinand. 

4. Night Life (2025) de The Horrors: rock gótico, darkwave, industrial. Bien producido y con buen sonido pero esas voces barítonas, góticas y ochentosas no son lo mío. 3 de 5.. 

5. Surgery and Pleasure (2025) de Vundabar: más post-punk revival, garage, indie, rock alternativo, pero predomina el sonido ochentero, y se parece muchísimo más a Franz Ferdinand. Suenan bien, aunque no es lo mío. 2,5 de 5. 

6. The Dormant Stranger (2025) de Disarmonia Mundi: por fin, melodeath / groove metal italiano, que combina voces limpias y growls de metalcore / power metal / death melódico más comercial, con un sonido sucio de guitarras y un sonido procesado en la batería, más una producción pulida que permitía escuchar claramente los buenos arreglos en los riffs con una atmósfera como industrial, lo mejor de todo lo que escucho. 

Sin embargo, lo sentí bastante parecido a Soilwork, con Bjorn Strid es un cantante invitado súper frecuente. Es un dúo conformado por Ettore Rigotti en voces, guitarras, bajo, teclado y batería, y Claudio Ravinale en las voces principales. Me gusta que tiene combinaciones con thrash, metal alternativo y hasta power, aunque su lado menos melódico y alternativo no me engancha. 3,2 de 5.

7. Opportunity: Soundtracks for a Lonely Rover (2025) de Atomiste. Tercera producción del compositor francés, después de This Is Beyond All of Us y Solar Tranmissions. En este caso, órganos de iglesia abren el album que según es de minimalismo y ambient espacial. Repetitivo como el disco anterior, con pocas variaciones y nada de jazz o música clásica. 3 de 5.

8. The Self Repair Manifesto (2025) de Nothing: desde Australia con terror, death/thrash progresivo con voz monstruosa, pero con una dualidad melódica y compleja, que lo hace sonar como un Meshuggah "embellecido" por otras influencias menos intrincadas pero ricas, que incluyen el black melódico o el thrash técnico, así como momentos ambientales y sinfónicos que incluyen percusión tribal, canto de gargante y didgeridoo.

Así, múltiples growls se combinan con capas de riffs, unos poderosos y duros, otros alternativos y semi-acústicos y otros más con distorsiones y formas alternativas, sobre arreglos percusivos en contratiempo, asincopados con las tantísimas guitarras, creando varias capas de progresividad e interacción, donde caben las armonías, las disonancias y hasta las texturas diversas. 4,7 de 5.

9. is (2025) de My Morning Jacket. Aunque al principio lo sentí demasiado country, luego le agarré el gustico por las referencias a los los primeros discos de rock and roll, que estaban tan cercanos a la música folk y el RnB. Según RYM es Indie Rock pero llenísimos de folk psicodélico, neo-psicodelia y americana, aunque para mí es totalmente vintage, con encanto originario. Banda de Louisville, Kentucky, EEUU. 

Un temazo Beginning From The Ending, con mezcla de folk psicodélico, guitarras afiladas de nosie rock y algo de slacker, más voces atmosféricas, de fondo. Me recordó a los temas más espaciales de King Gizzard. 

4,3 de 5. Creo que puede subir mucho en una segunda escuchada, aunque dan una ganas de escuchar The Beatles que da miedo.

10. Corpus Offal (2025) de Corpus Offal: debut de la extraña banda de death/doom/grind de Austin, Texas: enigmático, con canciones complicadas y extensas, en que guturales cavernosos y un sonido más bien clásico es estructurado en una rara forma polirrítmica, con temas que tienen mid-tempos y aceleraciones o que son furiosos pero más bien grindcore, con baterías de d-beat.

Entonces, hay una batería dinámica y cambiante, que puede ser veloz y furiosa, aunque las guitarras apuntan a riffs más pausados, que pueden cambiar entre trémolo pickings a fangosos momentos de death/doom y arreglos percusivos sencillos, casi primitivos, combinar con solos alargados de los 90 y de repente volver al death old-school acelerado, casi deathgrind. Sí, hay algo de Obituary, Grave y Deicide, aunque en retazos que crean una misteriosa combinación única.

Su cantante/guitarrista, Ian Schwab y su segundo guitarrista, Clyle Lindstrom, vienen de la separación de Cerebral Rot, mientras su baterista, Jesse Shreibman, es la mitad de los mucho más extensos, Bell´s Witch. 4,3 de 5.

11. Void (EP, 2025) de Molotov Solution: deathcore de Las Vegas, Nevada, poderoso y agresivo, que usa arreglos polifónicos con guitarras, voces witch y growls al unísono, para dar un sentido sinfónico/coral bizarro, entre cósmico y vanguardista. Un regreso tras 14 años sin publicar un disco. 4,1 de 5.

12. Töviskert... a kísértés örök érzete... lidércharang (2025) de Rothadás: lo dije antes y lo repito, el doom está en su mejor momento en años, y no sólo vertientes góticas o con sludge. Este disco de death/doom húngaro lo corrobora. Tenebroso, oscuro y malvado, directo y orgánico, es un monstruo zombi con un hacha en la mano. Lo mejor de estos nuevos exponentes es como combinan los tiempos de los dos géneros, ahora hibridados, así como esos arreglos de riffs solitarios y ambientes gélidos, bastante vieja escuela, con formas de producción actuales, que nos hacen pensar que sonar vintage implica que sea de producción de baja calidad.

Es un dúo, conformado por el baterista/cantante Lambert Lédeczy (invitado de Thy Catafalque y Sear Bliss como vocalista), que hace un trabajo fascinante en ambos departamentos. Rápida, cambiante y poderosa percusión, más unos misteriosos y cavernarios gritos. Las guitarras y bajo son de Disguster (Hanyi Tibor) con experimencia en bandas como Coffinborn. 4,5 de 5.

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