1. This Consequence (2025) de Killswitch Engage: nunca he sido demasiado fanático de esta banda de metalcore melódico, sobre todo porque tiene demasiadas voces limpias muy regulares, y por qué a veces me suena demasiado derivativa de Trivium con Testament, lo que debería ser bueno en teoría. Lo mejor está en los guturales y los temas más pesados. Muy regular, 3 de 5.
2. V (2025) de Naxatras: rock psicodélico desde Grecia, que me impactó hace años cuando los conocí. Ahora con muchos más sonidos alternos y ya no sólo psicodelia cósmica, podemos escuchar arreglos electrónicos y de cuerdas con tonalidades de Medio Oriente, sintetizadores y arreglos analógicos de rock progresivo setentoso y space rock, con flautas a lo Jethro Tull y Hammonds a lo Deep Purple, e incluso se puede escuchar algo de stoner/doom metal en guitarras, lo que los hace más rico, profundos y diversos, sinceramente mucho mejores. 4,7 de 5. En Spotify. El tema Sand Halo es una delicia.
3. Motorpsycho (2025) de Motorpsycho: en la misma nota psicodélica está este nuevo disco de los noruegos experimentales Bent Sæther y Hans Magnus Ryan, ahora completamente sumergidos en el rock psicodélico setentetoso, muy vintage y hippie en cada sonido e instrumento, aunque con aproximaciones variables, porque tienen canciones de menos de tres minutos y una epopeya musical de más de 21. De acuerdo a los usuarios de RYM, es rock progresivo y rock psicodélico, aunque los temas cortos son más rock indie y hard rock, además que hay infusiones de heavy psych y kautrock. Es una joya total, 4,8 de 5. En Spotify.
4. Tir na nÓg (2025) de Maruja: después de impactar al mundo con el jazz/punk de Knockarea y Connla´s Well, ahora llegan con otro EP de nombre misterioso (La tierra de los jóvenes en traducción literal al irlandés, aunque es realmente "El Otro Mundo" en la mitología celta), brillante con demencial, complejo y estimulante Post-Rock Jazz, con mucha diversidad de tonalidades y colores. Son cuatro piezas totalmente improvisadas, con los nombres del 1 al 4 en irlandés. Es muy impresionante que sea todo improvisado, siendo tan coherente e incluso estructurado, con atmósferas que van desde la calma casi meditativa a dementes formatos de John Zorn en anfetaminas. 4,5 de 5. En Spotify.
5. Viva lo vintage, porque los cuatro singles de The Darkness son deliciosamente bien hechos, divertidos y rockeros, a punta de hard rock, glam y power pop. Qué monstruosamente buena la versión de Invaders must die de The Prodigy por la banda ucraniana de black/death 1914 y el artista post-industrial Ship Her Son, formando una "agrupación" ahora llamada Barney Hines Band.
6. Fallen Angel's Dominion (2010) de Thulcandra: black metal melódico, claramente influenciado por los Dissection (versionan The Somberlain) y otros pioneros del melodeath sueco. Un poco primitivo a veces, con un shriek realmente malvado y profundo, tiene destacadísimas guitarras que tocan incluso momentos progresivos, disonantes y atmosféricos, cortesía de Steffen Kummerer (Obscura) más una batería que a veces me recuerda a Hypocrisy, porque suena procesada y puede pasar de básico acompañamiento a una máquina asesina de doble-bombo y blast beats. Creo que se queda en algo derivativo pero tocado de una forma magistral. 4,1 de 5.
El power trío oficial lo completan los gemelos Tobias y Sebastian Ludwig. La batería fue encargada a Matthias Landes (Noneuclid, ex-Dark Fortress y ex-ReVamp y que grabó el siguiente disco de Thulcandra como miembro de la banda). En Spotify.
7. Ain't It Tragic (2021) de Dead Sara, hard rock y pop rock indie alternativo, liderados por Emily Armstrong, ahora archiconocida por ser la nueva vocalista de Linkin Park. La banda es simpática, combinando ideas como de bumblegum pop con guitarras sucias, y acercamientos entre el grunge y el hard rock al pop, e indudablemente ella canta realmente bien, con una gran voz entre bluesera, muy rockera, juguetona infantil y una Gwen Stefany cuando era todo ska. 3,7 de 5. En Spotify. El power trío es completado por el baterista Sean Friday y la guitarrista Siouxsie Medley. Usan bajista de sesión. Son de Los Angeles, California.
8. Black Noise (2025) de Bong-Ra, distinto a sus discos anteriores, alejándose del jazz combinado con breakcore o el stoner/doom con post-metal, para acercarse al metal industrial con electrónica dura, un poco entre hardcore digital y lo que hace Author & Punisher, usando guitarras muy pesadas y disonantes, a veces afortunadas y la mayoría simplemente ruidosas. Mucho menos exitoso que sus anteriores experimentos. 2,5 de 5.
9. Todschick (2025) de Nachtblut: estos tipos me agradan demasiado, con su combinación de black metal sinfónico, metal industrial y Nueu Deutsche Harte, que suena a Rammstein con Cradle Of Filth, aunque según Metallum son gothic metal extremo. Este séptimo disco no decepciona en este sentido, no sólo por las voces que suenan a las narraciones góticas y arrastradas de Dani Filth, Till Lindemann y Marilyn Manson, sino además las alegres melodías de folk metal medieval y canciones de piratas, las divagaciones puramente electrónicas totalmente bailables y los momentos duros de black gótico, que finalizan con un increíble tema como de soundtrack apoteósico de cine western, que combinan de forma bizarra con shrieks y guitarras metaleras, pero que revelan las orquestaciones cuidadas e impresionantes que agregaron al disco. Genial, 4,5 de 5. En Spotify.
10. Gold (2025) de Scour: debut infernal de la banda liderada por Phil Anselmo después de los EPs Grey, Red y Black, que ahora sí la hizo poderosamente bien, con calidad y brutalidad, combinando sus guturales y shrieks intensísimos con música veloz, perversa y asesina, que además de estar llena de trémolos pickings, riffs de hardcore punk y death jujnto a una batería grindcore, con algo de dark ambient por si falta oscuridad, tiene esas explosiones de wall-of-sound que se combinan con momentos de melodías aserradas que simplemente anuncian que caerán decenas de otras bombas atómicas. Es una enciclopedia del metal extremo, con altísima calidad interpretativa, de sonido y de composición, al nivel que se esperaba del largo camino de Anselmo por el género. El tema final, Serve, es el más cercano al black melódico, lo cual es una grata sorpresa bestial.
La banda se completa con las guitarras de John Jarvis (Agoraphic Noisebleed y China Girl) y Derek Engemann (China Girl y ex-Cattle Decapitation), que explica el brutal death/grindcore, la batería de Adam Jarvis (Pig Destroyer, Misery Index y Lock Up) y el bajo de Mark Kloeppel (Misery Index), así que como Anselmo, son unos "outsiders" del black metal, lo que brinda frescura y bestialidad al mix. Además, está invitado Gary Holt (Slayer, Exodus), quien aporta un solo de guitarra en la pista "Coin". 4,7 de 5. Fácil. En Spotify.
11. No esperan por nadie (2025) de cóclea x canut de bon: disco conjunto de mathcore / noise rock / screamo / post-hardcore de dos bandas de Santiago de Chile.
Empieza con cuatro temas de Cóclea, con un sonido bastante crudo y en vivo, tienen canciones con estructuras y arreglos caóticamente elaborados, por lo que aún acercándose a algo como Minuteman o Dillinger Escape Plan, predomina la filosofía indie, underground y salvajemente lo-fi. De acuerdo a su Bandcamp, son metalcore, punk, post-hardcore y sasscore, lo que resume bastante bien la cara DIY y anti-sistema de la producción, mientras la música es punzante e incluso progresiva. Los temas son largos, entre 4 y 7:30. A ellos les doy un 4,3 de 5.
La segunda basta apuesta por la brevedad, siendo más ruidosos y disonantes, directos al emoviolence. Igualmente buenos instrumentalmente, un poco más angustiosos y desesperados, aunque no tan buenos. 3,8 de 5. En Spotify.
12. Pheromones (2005) de Animal Alpha: debut del quinteto noruego de metal alternativo liderados por la demencial y talentosísima Agnete Kjølsrud, a quien conocí por su increíble colaboración con Solefald primero y con Dimmu Borgir luego, más tarde enamorándome por completo de su propuesta en Djerv. Entre los músicos involucrados hay gente que ha trabajado con Leprous, Apoptygma Berzerk, Anathema, Pnatheon I y Motorpsycho, entre otros. Disco genial de verdad, de mis favoritos. 4,5 de 5. En Spotify.
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