17 febrero 2025

Post-punk/noise pop de Minnesota, metalcore salvaje de Florida, noise rock muy pobre,djent/progresivo berlinés, post-punk gótico preciosista, punk celta, synthpop neo-psicodélico, brutal deathcore técnico, doom progresivo hermosísimo (Avatarium), hip hop latino y nu jazz

0. Empecé la semana llegando un pelín tarde a clases. Mariví me pidió hacer una investigación de prueba, seguro para considerar pagarme de otra forma, tengo que lucirme.

1. The Heart Beating As None (2025) de SUPERCOLLIDER: (Niki Dewolf - mujer trans) viene de Grand Rapids, Minnesota. A diferencia del mixtape de Lua Trilogy!, el cual detesté y el confuso pero estimulante LUACOLLIDER, este disco es más claramente un producto de estudio pero dentro de los estándares, si es posible, del post-punk/noise pop con angustia emo y oscuridad vaporosa en las voces, producción cuidadosa aunque nebulosa, como en un viejo bar lleno de humo, y atmósferas llenas de guitarras ruidosas, un bajo "sucio", samples industriales y sintetizadores inmensos, hechos con una filosofía de lo-fi y post-hardcore.

De acuerdo a RYM es un disco de Noise Rock y Post-Punk, con influencias de Gothic Rock, Experimental Rock y Post-Hardcore. El título es una referencia al disco I Can Hear the Heart Beating as One de Yo La Tengo. En Spotify. Me gustó, 4,3 de 5. 


2. Philosophy of the Blade EP (2025) de Domain: metalcore sucio y salvaje, con guitarras realmente muy distorsionadas y sucias. Tiene tres temas, incluyendo una versión de Propaganda de Sepultura. 4,2 de 5. Son de Florida, EEUU. En Spotify

3. Singles de Amenra (Forlorn) que no me conquistó, sonando como demasiado black metal para lo que han hecho antes. Low before the breeze, un black/hardcore mucho más interesante y Gernotshagen con Mosaic, algo de black/folk quizás demasiado largo aunque con muy buen sonido, un poco más interesante.

4. Thirteen Sense (2025) de Klein: banda de noise rock, puro y duro, aunque audible. Según RYM podemos escuchar dron, ambiente, industrial, glitch y post-metal, aunque lo que reconozco son guitarras súper procesadas y ruidosas, algo de beats sencillos y poca estructura. No le entendí el gusto, a pesar de los samples de música clásica y la experimentación sónica. Lo veo pobre, con poco atractivo. 1,5 de 5.

5. Coralea EP (2025) de Across Oceans: un djent / metal progresivo y alternativo con growls de death metal y varias formas de voz limpia para hacer coros, desde el post-hardcore al goth metal, que por momentos me recordaron a Evergrey. Es una nueva banda, power trío berlinés, compuesta por Ben Ramjan en la guitarra, Neema Sahebi en el bajo y Joey Ryan en guitarra principal y voces. Interesante, empezaron publicando singles e EPs en octubre de 2023. 4,2 de 5. En Spotify

6. Glutton for Punishment (2025) de Heartworms: El post-punk gótico es quizás el género menos favorito pero el que he aprendido a tratar de entender, sobre todo porque me gustado mucho más ahora el post-punk. 

En este caso, un disco muy bien producido e interpretado, que según RYM, es darkwave, Windmill Scene, rock gótico y post-punk, que es también dance-punk, synthpop, coldwave y art pop, es decir, que es bailable y oscuro, detalladamente construido y accesible, con una muy buena voz femenina (Josephine Orme, encargada además de guitarras y teclados) y con unos sintetizadores impresionantes, además de una instrumentación analógica con una atmósfera elegante, sofisticada y casi demasiado perfeccionista, puesta de una forma tan precisa y puntillista que es realmente está inspirado en las bellas artes. 

Aunque sus canciones electrónicas me ahuyentan, las que están más cerca del rock/punk me parecen realmente fascinantes. Le daré un 4 de 5 pensando en volver a escucharlas. Son de Londres.Por cierto, esa Windmill Scene me ha ganado poco a poco, con discos como Ants From Up There de Black Country, New Road; Hellfire de black midi; The New Sound de Geordie Greep y The Vault de Maruja. En este caso, está más cerca de FACS y Ditz. En Spotify.

7. Dead Anthems (2025) de The Rumjacks, divertido celtic punk australiano, sin demasiadas pretensiones, guitarras bien ruidosas, coros alegres y canciones para la fiesta. 3,5 de 5. Por momentos es pop punk y otras bien punk, es divertido, lo pongo en mi lista para más tarde.

8. Imaginal Disk (2024) de Magdalena Bay: según la crítica y el público, quizás el mejor disco del año pasado. Recuerdo haberlo escuchado pero no lo retuve. En Sputnikmusic le dan el puesto 72. Según RYM es un disco básicamente sembrado entre la Neo-Psychedelia y el Synthpop, aunque hay también Chillwave, Dance-Pop, Progressive Pop, Alternative Dance, Indietronica y Pop Rock. 

El primer tema es realmente complejo, inmenso y "bjorkiano" desde el punto de vista de la producción, las pistas que componen el tema son complejas, con un sonido entre industrial y clásico, claramente entre lo progresivo y lo alternativo, incluso algo violento. El segundo es más psicodélica y calmada aunque con beats acelerados e intrincados para ser pop. 

Luego el disco lo siento que cultiva esos extremos, por un lado la percepción de expandir los límites del pop, aunque no sea pionera en esto, usar beats "potentes" con mucha ganancia, que incluso también suelen salirse de las referencias obvias, al usar guitarras eléctricas densas y expansivas, casi shoegaze y bastante ruidosas y muchas baterías potentes, como encontrar el punto entre Madonna y Nine Inch Nails. Sin embargo, a pesar de lo dulce del sonido, de la fiereza de la producción y de la revelación de algunas combinaciones, así como de una buena voz, encantadoras melodías y retadoras estructuras, disto de ponerlo como el mejor del año, e incluso entre los mejores. Le pongo un 3,8 de 5.

El 2024 tuvo además discos como The New Sound de Geordie Greep, Songs of a Lost World de The Cure y Lives Outgrown de Beth Gibbons, que considero mucho mejor. Aunque creo que Magdalena Bay (el dúo de Mica Tenenbaum en producción y vocales) y Matthew Lewin, producción, arreglos de cuerdas y vientos, vocales de apoyo) sí hizo un muy buen disco, increíble de verdad, probablemente lo mejor del pop progresivo, el synthpop y/o la neo-psicodelia. Lo pondría en los mejores 30 del año. Epa, este dúo de Miami antes estaba en una banda de rock progresivo, art pop  e indie rock llamado Tabula Rasa QUE DEBO ESCUCHAR.

9. Descent Into Madness EP (2025) de Enterprise Earth: deathcore, djent y death progresivo pesadísimo, intrincado y con guturales diversos, demoníacos y potentes, que son acompañados además con épicos coros de voces limpias, narraciones góticas y los más diversos shrieks, así como enrevesadísimas combinaciones de guitarras y percusiones como un deathcore progresivo. Me recuerdan al Endarkment de Anaal Nathrakh y un poco a Cattle Decapitation.

Es brutal death, también hay algo de hardcore punk, incluso groove y claro, death técnico, con solos increíbles, riffs que suenan como una lluvia de azufre y un huracán intranquilo. Aunque lo mejor está en la avezada producción vocal, entre muchas formas de gritos y coros de voces agudas y limpias, con un efecto polifónico infernal, junto a una variedad rítmica y melódica inusual para el género, que lo hace más disfrutable y rico. Es realmente quizás el mejor EP del año, sin duda. 4,8 de 5. En Spotify. 

La banda fue fundada en 2014 en Spokane, Washington y ha tenido media decena de músicos que han ido y venido a otras bandas de deathcore/death técnico. Comparten baterista con Whitechapel, por cierto.
10. Between You, God, the Devil and the Dead (2025) de Avatarium: maravilloso disco de doom progresivo y rock psicodélico de Suecia, con sonidos stoner y góticos, con una cantante encantadora. Suena a Ghost, Lucifer y Amorphis al mismo tiempo, aunque mucho más enfocado en lo vintage y setentoso, con un concepto mucho más teatral y atmosférico. Sin embargo, el sonido denso y casi lúgubre está dinamizado por una grandiosidad de metal sinfónico y power metal orquestal, de rock de estadio, en que parece que hay implosiones que dejan que de un núcleo de cortinas aterciopeladas vinotinto y velas negras emanen rayos de luz enceguedora. 

Las melodías son hermosas, con líneas vocales seductoras y épicas, tan litúrgicas como paganas, es una misa negra de una belleza instrumental increíble. Según Sputnikmusic es también blues, y claro que se escucha en las guitarras. 

La medusa vocal es Jennie-Ann Charlotte Smith, una consejera psicosocial en uno de los mayores hospitales de Estocolmo de 47 años y que ha sido invitado a varios discos de Candlemass. La acompaña el bajista Mats Rydström, el baterista y percusionista Andreas Johansson y el guitarrista Marcus Jidell. Está invitado su propio ex-tecladista, Rickard Nilsson. Es un 5 de 5, punto.

RYM lo coloca en el heavy psicodélico, un género derivado del blues rock y el rock psicodélico, además de doom tradicional, hard rock y heavy metal. Para mí, este es el mejor disco del 2025 hasta ahora.

11. Residente (2017) de Residente: el debut solista de René, en que además de hacer rap y hip hop, se suma una producción rica en sonidos, agregando art pop, plena puertorriqueña, música folclórica europea y africana -incluyendo música tuareg con canto de garganta- y pop progresivo. Un disco musicalmente muy logrado. 

Las canciones fueron grabadas en Armenia, Burkina Faso, China, Francia, Ghana, Níger y Rusia, con decenas de artistas desconocidos, desde cantantes de ópera a músicos tradicionales, incluyendo niños de Osetia del Sur, producto de visitas a varias partes recónditas del mundo, correspondiente a un detallado estudio genético que se hizo René. Hizo un documental y un libro de todo lo vivido y recorrido. Lin-Manual Miranda, su primo lejano, ILe, su media hermana que ha cantado en Calle 13 y Omar Rodríguez-López son algunos de los invitados más conocidos.

A mí me encanta, 4,8 de 5 (porque las letras no me parecen tan extraordinarias como la producción musical). En Spotify.

12. MYT (2025) de Moses Yoofee Trío: Segundo disco de este trío de nu-jazz / jazz fusión / jazz-funk berlinés, conformado por Moses Yoofee (piano, teclados, producción), Roman Klobe-Barangă (bajo) y Noah Fürbringer (batería) por lo que en lugar de ser principalmente electrónico como Flying Lotus, es primordialmente acústico y analógico con intervenciones digitales. Es muy lindo y estimulante, sexy y justamente entre el smooth jazz y el drum n bass, por momentos es como muy ligero, casi inocente, aunque los arreglos demuestran las altas habilidades técnicas, es también accesible y cadencioso, un poco latino.4,3 de 5. En Spotify.

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