2. Sól Tern Sortna (2025) de Istapp: black metal vikingo que alterna entre momentos de riffs disonantes y misteriosos con un shriek genial que suena entre industrial y monstruoso, fondos sinfónicos tenebrosos y detallados arreglos instrumentales, casi progresivos y un viking black con coros limpios, riffs de power metal y black melódico. Una ambivalencia que se combina a veces en los mismos temas. Entonces a veces suena a Vintersorg y Enslaved otras a Dark Funeral, Naglfar o Taake. Increíble, con toques paganos, ritualistas y muchísimas melodías a punta de violines y teclados ambientales/sinfónicos. Entre los varios invitados están los cantantes de Night Crowned y Nebelkrähe.
3. Celestial Decay (2009) de Atritas: black metal sinfónico y melódico pero furioso y oscuro, con un shriek hiper agudo, un sonido potente y atmosférico aunque transparente, más algunos riffs disonantes y algunas influencias del death melódico de los 90.
Un discazo quizás poco conocido pero definitivamente influyente en el death/black sinfónico contemporáneo, pues combina la herencia de la batería súper potente y presente del black noruego sinfónico de los 90 como Satyricon y Emperor con riffs melódicos en trémolo picking acompañados de amplios sintetizadores acompañantes como los comienzos de Dimmu Borgir, Anorexia Nervosa y Hecate Enthroned. Comparten baterista con Schammach. 4,5 de 5.
4. El Principito (2025) de Saurom: este disco de la banda de folk/heavy español me pareció demasiado aguado y comercial. Según RYM es porque al power sinfónico con toques de folk usual, ahora se le sumaron AOR y hard rock. Básicamente me perdieron. 3,3 de 5. A pesar de tener muchísimos invitados y músicos folk/sinfónicos, la mayoría de los temas rayan en la power ballad, incluso en versiones radiales demasiado inofensivas. Por suerte, al final está una gran excepción, El mordisco de la serpiene, con grandes coros épicos, riffs thrashosos y muchísima más potente metal sinfónico.
5. Zatrokev / Vancouver (2007, split): genios suizos del sludge se juntaron para presentar canciones furiosas, dementes y fangosas, uno más death/doom y otro con metalcore/screamo/post-hardcore. Buenísimo, 4,6 de 5.
6. Bank On (Ep, 2025) de Dirty Projectors: cinco canciones de chamber pop y neo-psicodelia, donde combinando sonidos de los 50, cellos y trumpetas, se hace algo que parece estar en la encrucijada entre el soundtrack, la música de cámara, el indie folk y el art pop alternativo. Es bello, confuso e intrigante, de forma muy elegante. Es adelanto del próximo disco, Song Of The Earth, del cuarto de Nueva York.
7. Abalone EP (2025) de Panthalassan: un power progresivo canadiense bastante gótico y oscuro, con solos shreds, una batería elaborada y súper veloz, y bastantes influencias del viking metal. La voz limpia solista es un poco floja, pero los coros bastante buenos. Igual los arreglos de sintetizadores y de arpegios con repiques a alta velocidad, con fondos orquestales de metales. Tienen potencial.
8. Singles increíblemente buenos de Caliban (con invitados de deathcore) y Sicksense (metalcore progresivo / trap metal / rock electrónico con voces femeninas limpias y growls muy buenos).
9. The World Was Never Enought (2025) de Days Of Jupiter, suena a una versión más hard rock y alternativa de Evergrey, especialmente por su cantante. Es realmente bueno este disco, con una base en el metal progresivo hay momentos de rock alternativo, de industrial, de djent, de metalcore, pero presentado de forma tan melódica, moderna y digerible que conquista y conquista con buenos sabores y capas de instrumentación cuidadosa, una producción realmente magistral y potentes sonidos de guitarras, que son realmente complejas y sorprendentes, así como groove y apetecibles.
10. Feelings of Nausea (2025) de Gore Temptations: metalcore melódico brasileño con un sonido duro, algunos momentos de melodeath e incluso de death técnico y thrash progresivo, que Metallum amable y algo exageradamente llama Progressive Death/Thrash/Groove Metal.
Con un sonido claramente influenciado por el Sepultura más groove, el metalcore de Lamb Of God y las disonancias más propias de Converge, están más cerca del thrash/groove con una batería totalmente hardcore y algo d-beat incluso, una voz con pitch alto y rasgada pero no extrema salvo algunos gritos específicos y aunque los guitarras tienen sublimes momentos de solos y arpegios, la mayoría de los arreglos rítmicos y riffs están en la estructura del metal moderno. Me gustó, aunque no me encantó, 3,8 de 5.
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