21 marzo 2025

Industrial/sludge electrónico, death progresivo melódico brillante, post-punk jazz avantgarde chileno, grindcore misterioso y muchos singles/EPs geniales como el de Calva Louise

1. Was I Good Enought? (2025) de Intensive Care & The Body: distintas formas de industrial / power electronics / metal extremo que además de usar la aguda voz witch y fantasmal tiene growls, lo que le da más peso. Creo que aunque este género se está agotando para mí, el uso de una mayor variedad vocal y que hay una instrumentación más cercana a una calma post-metal y sludge, y no sólo drone y noise, le da un matiz más interesante, aunque creo que es muy largo y repetitivo, claramente, no es aburrido pero tampoco excitante. 3,3 de 5. Por ahora, hay que repetir.

2. Keys to the Palace (2025) de Dessiderium: esto sí es una maravilla, melodeath progresivo gringo (según Metallum) que amalgama viking, epic doom, power, sinfónico, black y thrash pero también interludios con voces reverberas, casi pop, en canciones largas, épicas, hiper arpegiadas, que intercambia tiempos y ritmos de formas muy creativas y de precisión igualmente brutal y quirúrgica, con una extraordinaria producción vocal, que combina amplísimas líneas de voces épicas entre lo vikingo y lo espacial, con agrios shrieks de black metal.

Quinto disco de la obra del multi-instrumentista Alex Haddad (guitarrista de Arkaik y de la actual alineación de Atheist) con al asistencia del baterista Brody Smith (Exist, Satyr) y el pianista Thomas Leroy Meier. 

Es una impresionante serie de temas que combinan guitarras complicadas y melódicas, entre el shred y el progresivo, que son rematadas por impresionantes arreglos ritmicos impulsados por una batería altamente detallista y un bajo en espirales sucesivas que se combina con amplísimos arreglosd e sintetizadores, entre lo ambiental y lo sinfínico, mientras todo suena al tiempo en laberínticos riffs de death técnico y metal progresivo, pero también hay largos interludios de rock progresivo, que no es psicodélico sino orquestal, que le da un aire casi de AOR que es refrescante, porque además está atravesado a veces por guturales y guitarras potentes, otras por violines y sintetizadores, otras por voces limpias y calmados pianos, que ofrece un paisajismo amplísimo, refrescante y asombroso, como si uno juntara Genesis con Wilderun. 

Joya, un candidato serio a disco del año, 4,8 de 5. 

3. La Brea (2025) de Hesse Kassel: según Sputnikmusic es post-rock, post-punk y math rock, y según se parece a Black Midi, pero eso se queda muy corto. El primer tema, postparto inicia como poesía narrada en español chileno, entre el art rock y la música experimental, con letras sobre identidad sexual, el existencialismo chocando contra las complicaciones de la vida cotidiana actual y algo de rabiosa disertación, que se va transformando en ese mix de géneros citados antes para más tarde convertirse en algo entre el jazz-rock, el art punk y citando a RYM también noise rock, progresivo de vanguardia y rock experimental. 

La banda chilena está conformada por Renatto Olivares (guitarra, saxofón, vocales), Luca Cosignani (guitarra, vocales), Mauricio Rosas (guitarra), Matthew Hopper (bajo), Eduardo Padilla (batería), Joaquín González (teclados y coros).

Luca y Mauricio tocan también en Cóclea y Renatto y Mathew en Canut de Bon, bandas del split de noise/screamo/post-hardcore No esperan por nadie. Ahora entiendo porqué tantos discos argentinos, chilenos y uruguayos están tan bien punteados en RYM. Me parece súper interesante, mucho mejor producido que el split y composiciones avanzadísimas, pero el spoken word le quita muchísimo peso, le da un aire conceptual excesivo y más post-punk tradicional que lo que me gusta, y donde La Vida Boheme son sublimes. 

Así mismo, los temas y/o extensas partes instrumentales, especialmente las que combinan jazz-rock, post-hardcore y progresivo son realmente poderosas, interesantísimas y geniales. Difícil de puntuar porque es muy diferenciado entre temas, con una segunda mitad muy buena, y un tema final que además remató como si fuese un álbum de Full Of Hell, fascinante en ese sentido. Puedo irme con un 4,2 de 5. 

4. Final Salughter (2025) de Insect Warfare: después de unos singles y un EP regular, sale este nuevo álbum de la banda de grindcore / death de Texas. Súper primitivo, básico y salvaje. Un regreso misterioso después de casi 12 años desde un split con Napalm Death. Tiene un miembro y un exmiembro de Oceans Of Slumber. Le puse 3,5 al EP. Me quedo con una mirada similar, e incluso un poco menos porque sigue siendo consistentemente de mala calidad y repetitivo.

5. V 5en5e5 (Ep, 2025) de Sad Eyes: deathgrind español, con momentos progresivos y otros de brutal death, proyecto cuasi-solitario de Santi Gzlez.

6. El EP de Calva Louise es genial, no sólo por los arreglos progresivos de teclado y guitarra, sino por los grunts de Jess Allanic y el sonido industrial de las guitarras (y un cuatro, más expresiones venezolanas en las letras en inglés y español). Deerhoof, qué locura hacer indie rock y noise tan demencial y experimental. Los dos singles de Panzerballett, con jazz/metal, funk/ska y progresivo están alucinantes como el nombre de uno de los temas Alien Hip Hop. Dead Weight de Blindside me encantó, con esa mezcla de post-hardcore y nu-metal. Los dos singles nuevos de Cómo Asesinar a Felipes, con invitados para hacer rapmetal/jazz-rap llegan a niveles superiores. Mantra con su tercer single de 15 minutos, que me recordó a Wilderun. Liv Kristine y Novelists, con dos formas distintas del metal femenino, gótico y brutal, o moderno y cadencioso. Los de ...And Oceans están terroríficamente buenos, sorprendentes, industriales y casi post-black pero muy oscuros. 

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