01 febrero 2025

Lo nuevo de The Great Old Ones (post-black francés), metal progresivo genial de California, black melódico y atmosférico alemán, metal alternativo / emo-shoegaze, viking metal alemán, country industrial y progresivo/funk español

0. Montones de singles de todo tipo

1. Kadath (2025) de The Great Old Ones, un post-black metal sinfónico, atmosférico y progresivo francés, con un sonido engrasado de sludge y embellecimientos melódicos. Son de Burdeos, y según su Bandcamp, hay post-hardcore y shoegaze en su receta musical, llena de capas de sonidos, shrieks y muchos ritmos asincopados y polifónicos. Conceptualmente el disco se basa en La búsqueda en sueños de la desconocida Kadath, una novela corta del escritor estadounidense H. P. Lovecraft, la última de su ciclo onírico y publicada póstumamente, seis años después de su fallecimiento, y a quien cuya obra literala banda le ha dedicado sus cinco producciones.

Kadath es un disco que puede sonar al black atmosférico y opresivo de otros congéneres de estilo, con sus muchas capas de sonidos expansivos, que parecen agujas caóticas que se disparan a todos lados y son atraídas de nuevo a un núcleo duro riffs confusos y laberínticos, aunque el sonido oscuro está lleno de fango, hay muchísimo de progresivo en la composición y death técnico en el performance, conformando un combo de claroscuros estilísticos y sónicos. Se escucha lo que quieren hacer, aunque no de forma transparente y sin llegar a la obscura forma de Deathspell Omega. 

Es ciertamente como un sueño, están allí todos los objetos y cosas que podemos recordar pero se van cubriendo de una bruma con cada momento de la vigilia. La música es así, detallista y microtonal, con decenas de escenas y momentos que se van entrelazando, entre gritos y luminosas guitarras que se escapan de la vorágine del sludge, hacen arpegios y arrojan esa belleza caótica e irreverente del shoegaze, con un bajo magnífico acompañando los imposibles y estimulantes ritmos de tiempos infinitesimales. 4,7 de 5. En Spotify. Cuando escribí esto era el 8vo mejor disco del año según RYM.

2. Tempora Mutantur (2025) de Lunar: metal progresivo, brillantemente complejo, en la que el jazz-metal y el rock progresivo se adentra, en sonidos y formas, a una mezcla de Yin Yang: death progresivo, sinfónico y operístico, con diversos guturales avant-garde representa el negro, mientras el blanco se conforma por riffs de distorsión básica, notas pulsadas con precisión milimétrica y paciencia rítmica, con funk y rock and roll, para combinar espirales de osadía compositiva en la que el oyente podría olvidar por momentos que está escuchando música extrema para adentrarse simplemente a un laboratorio de variabilidad musical.

Eso incluye que la segunda parte después de un interludio, la banda se destaque por temas más cercanos al power progresivo, género del que provienen tres de los cinco músicos, especialmente Hellion Prime. Y eso no implica olvidarse de guturales cavernosos ni de espinosos arreglos de batería, ni de la osadía, porque siguen usando armónica, violines, y distintos elementos disuasivos: acá las etiquetas se quedan cortas. El disco cierra con un trío de canciones entrelazadas, que inician con power ballad metal, pasa a un melodeath con baterías ritualistas y termina con una rara canción de power metal con coros como de rock alternativo y pop barroco.

Puntuación: 5 de 5. Son de Sacramento, California. En Spotify.

3.Meadows of Nostalgia (2013) de Imperium Dekadenz: banda de black atmosférico y sinfónico, con un sonido crudo y bastante gélido, con ritmos lentos y sucios aunque melódicos, más góticos que doom. Las partes sinfónicas y sin metal, como en el disco Procella Vadens son fenomenales, aunque hay una mejora increíble con respecto a ese disco. Los riffs, los arreglos y los matices melódicos, que caben en formas poco usuales para el black metal, más cerca el epic doom metal más refinado, así como el sonido general son mucho más cautivantes y entendibles. Es realmente este un disco memorable. Es un dúo alemán. 4,3 de 5. En Spotify

4. Fading Out (2024) de Nomy: lo admito, me intriga aunque me molesta también. Patrick Berndt Boris Marquardt es un productor sueco, solitario y misterioso, que presuntamente ha logrado ventas increíbles de sus discos en Internet, una nominación al Grammy sueco e increíble cobertura mediática, aunque jamás había escuchado de él. Lo admito, sus temas son bastante buenos, aunque son simples en composición tiene una producción envidiable, tomando muchos elementos del rock alternativo y haciendo excelentes covers, basado en una voz privilegiada.

¿La molestia? Su enigmática e irregular presencia en línea y que parece que apenas existe para los medios especializados, lo que me hace verlo con muchísima sospecha, pero tiene decenas de producciones. Es que tampoco me cane bien los Youtubers/metaleros, aunque muchos de sus temas son realmente increíbles. Es raro que alguien pueda hacer tantísimos discos y con tantas canciones, aunque no sólo pasa con este estilo musical ni es per sé algo malo, aunque sí misterioso. 

Su versión de Can´t help falling in love de UB40 es increíblemente buena y la de The Kids Aren´t Alright de The Offspring es apenas menos buena. Le daré sólo 3 de 5 porque los temas no son demasiado originales, sino que apelan a todos los elementos que conocemos y que han funcionado, que él despedaza y reusa. Por eso este tipo de intérpretes hacen tan buenas versiones, como la de Africa de TOTO, tan manoseada, le encontró un filón. En Spotify para que juzgues tú mismo.

5. Touch Heaven (2025) de ASkySoBlack: nu-metal, metalcore y post-hardcore, según Sputnikmusic, como para que un metalero trve los odie, aunque a mí me gusta mucho su sonido industrialoso, noventero y grungero. Es el disco debut después de unos EPs de 2022 y 2023. Hay de todo para un enamorado de los 90: metal alternativo, emo y shoegaze, con voces melódicas y depresivas, arrastradas y lánguidas sobre guitarras gruesas, duras y densísimas, un bajo que sólo agrega municiones y muchas guitarras tocadas oscura y alegremente con acordes abiertos, dejando colar la melancolía y el ruido de la mente, la depresión y la rabia. 

Me recuerdan a Stabbing Westward y a Silverchair, aunque con una oscuridad más propia de Nine Inch Nails o Filter. Para mí es genial, aunque no rematadamente original, eso sí. 4,3 de 5. En Spotify. Son de Filadelfia, Pennsylvania. En Spotify.

6. Hroptatyr (2014) de Hroptatyr: black/death/folk metal melódico alemán, en un disco que va a mostrar lo mejor de sí lentamente. En los primeros temas hay muchas más influencias de los riffs de NWOBHM y el sonido del black melódico, sin rastros de herencias escandinavas, mientras que más tarde hay más cánticos vikingos corales, a lo Ulver, Borknagar y Helheim, aunque no tan gélidos ni tan black. El sonido en general es sucio y grueso, aunque se cuida de ser distinto y no derivativo, aunque a veces la voz suena como a los punk/black finlandeses, aunque lo digo como virtud.

Al final va mostrando sus colmillos, con melodías muy bien trabajadas, actitud guerrera y una escuela de thrash/black que corre por sus venas y piel de lobo, que logra crear atmósferas épicas con una batería casi virtuosa que se combina con muchas guitarras acústicas y distorsionadas, así como detalles pseudo-prog en el bajo: 4,2 de 5. En Spotify. No sacaron nada más después de este segundo disco.

7. Bikers Welcome Ladies Drink Free (2011) de Buck Satan and the 666 Shooters, es un proyecto de country alternativo y rock/metal industrial de Al Jourgensen de Ministry con invitados de lujo: Mike Scaccia (Rigor Mortis, ex-Ministry, QEPD) y Rick Nielsen (Cheap Trick) ne las guitarras y Tony Campos (Static-X y ex-Ministry) en el bajo. Además, Sammy D'Ambruoso en la batería programada. Es un disco técnicamente hábil, humorístico por momentos y bien producido, que tiene todo lo que debe tener un disco de este género: Dobros, mandolinas, guitarras de acero, violines, armónica y banjo, así como fiddle y cello. No es una sátira y lo hacen muy bien. 4,3 de 5. Incluyen versiones de Grateful Dead, The Byrds y Heartsfield. En Spotify.

8. UN MANUAL DE SIGNOS Y SÍNTOMAS (2024) de Vientos Moderados del Este: rock progresivo español, con baterías profundas, voces corales de los sesenta y un sonido general opaco. A veces parece que vuelan entre entre el space rock y el occult rock, en otros son mucho más psicodélicos y explosivos, a veces son puramente new age / rock de los sesenta, super hippie.

Las guitarras, con una distorsión más bien suave, parece pasearse por el funk, el acid jazz y el rock psicodélico, echando mano del flamenco y hasta del hard rock. La banda es un trío conformado por Pablo Mateos en las guitarras, Paco Esclapés en el bajo y César Espí en piano, batería y voces.

Este álbum es el tercero mejor del 2024 según TheProgArchives, que lo califica de progresivo crossover. Son de Alicante, Comunidad Valenciana, España. Sus temas me recuerdan al jazz alternativo de Bacalao Men e incluso por momentos a Los Amigos Invisibles, aunque desde una óptica de rock duro y progresivo de los setentas, incluso con influencias de los maestros argentinos, con sus sintetizadores y su energía alegre, casi satírica. Porque las líneas vocales son siempre divertidas, suenan a clásicos del rock iberoamericano, con influencias de los 80 y 90, aunque me suenan a veces hasta muy latinos, con inclinaciones a los 90/2000.

Pablo venía de tocar flamenco, noise o power-pop, César jazz, funk o pop, y Paco heavy metal y rock, han metido toda en una licuadora y han producido esto entre la comprensión y los portazos. En Discogs le suman la etiqueta de Art Rock y claro que sí. 5 de 5 para esta joya ibérica. En Spotify. Un debut majestuoso.